Lamentablemente el lobby pronuclear ha preparado una ofensiva en la que ha capturado a dirigentes socialistas, líderes sindicales de UGT, o a partidos como UPyD que se han apuntado a lo nuclear abiertamente, ante la necesidad técnica y legal de cierre de Garona, saltaron las alarmas de la hipocresía política energética. El PP ya estaba en el mismo buque, como CiU. Este lobby articula un proyecto energético antiprogresista y ultraliberal.
Las alcaldía de Yebra y Ascó (PP y CIU), han actuado coherentemente con las posiciones de sus partidos en asuntos nucleares. Pero las encuestas que las cúpulas de ambos partidos manejan dicen que la población castellano-manchega y catalana, como la de todos los territorios peninsulares, está mayoritariamente en contra de que le pongan los residuos de alta actividad en su puerta. Por eso Cospedal-PP y CiU, que se la juegan electoralmente, se comportan con hipocresía política, hace poco entendían que cerrar Garoña iba a producir un crack en nuestro sistema energético. ¿Y Rajoy qué?, pues que qué de qué, “no tengo una opinión fundada,” dice él, más risa no puede dar.
La evidencia de que estamos en un punto de no retorno en cuanto al descubrimiento de nuevas reservas de petróleo, se utiliza para reabrir el debate nuclear. Objetivo renuclearizar Europa de forma acelerada. Los defensores de un nuevo boon nuclear afirman que la construcción de nuevas centrales contribuirá a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el 40% de las emisiones de CO2 se deben al transporte, sector en el que no podría competir la energía nuclear. Garoña aporta un 1,4% de la producción eléctrica española, por lo que puede cerrarse ya sin problemas de demanda. Por hacer una comparación, 500 aerogeneradores la sustituirían sobradamente.
Lo que se esconde tras la energía nuclear no es más que un modelo energético especulativo que pretende, con dinero público, enriquecer indiscriminadamente a las empresas eléctricas y a la gran banca, propietaria de ellas y de las grandes constructoras, futuras adjudicatarias de las obras. Las centrales nucleares nacieron amortizadas, se construyeron con fondos públicos y con prestamos con interés subvencionado. El modelo de mercado eléctrico español permite a los propietarios precios muy por encima de sus costes, el pool eléctrico está diseñado para favorecer a las nucleares. La energía nuclear permite una alta centralización en la producción y distribución, por lo que es una herramienta antidemocrática de control político y económico. La sola iniciativa privada nunca hubiese construido una nuclear, necesita dinero de las arcas públicas, mucho dinero.
En términos económicos, la consideración de la energía nuclear de fisión como la energía más barata se ha construido sobre una falacia, sobre una operación de ingeniería económica y financiera. Sumando, al costo de construcción, operación, mantenimiento y desmantelamiento de una nuclear, la gestión medianamente segura de los residuos nucleares y la construcción de los almacenamientos geológicos en profundidad –AGP-, las cuentas no salen. Incluyamos lo que una aseguradora cobraría por garantizar la cobertura de los daños provocados por un accidente nuclear. El balance en contra resulta abrumador y definitivo.
Los problemas derivados de la industria nuclear son los mismos desde decenios. La eliminación de los residuos altamente radioactivos no está solucionada. La idea de que la energía contenida en los núcleos atómicos es prácticamente ilimitada se traduce en la impresión de que disponemos de recursos ilimitados. Pero esto no es cierto, el combustible nuclear también es agotable. El veto a Irán para que construya centrales nucleares pone e manifiesto la relación entre programas de desarrollo nuclear y armas nucleares. Por no hablar de la inseguridad añadida al ser las industrias nucleares potenciales objetivos bélicos o terroristas.
En España no podemos considerar que la energía nuclear contribuya al autoabastecimineto, pues no es generador de energía quién depende tecnológicamente del exterior para el mantenimiento de su producción, o para el enriquecimiento de uranio. La energía nuclear no produce riqueza colectiva, produce sólo beneficio empresarial. El territorio que la acoge es, simplemente, un contenedor de riesgos. El índice de leucemia en un radio de 30 km. alrededor de Garoña es contundente. Por el contrario, el viento y el sol son recursos distribuidos por todo el planeta, de los que se dice que no son constantes, pues están sometidos a los avatares climáticos y a los ciclos naturales. En este sentido, tampoco es constante la generación nuclear o térmica, pues las nucleares no pueden pararse a diario cuando su energía nos es requerida, están obligadas a mantener su producción 24 horas, todos los días, aunque nadie la compre. Y esto ocurre a diario.
Energías renovables, eficiencia energética y sostenibilidad son las recetas razonables y racionales que contribuyen al bien común, lo demás son mentiras. Zapatero debería haber cerrado Garoña ya. Necesitamos un Plan de cierre de todas las nucleares ya, ya, ya. Pero si el gobierno tuviera esto claro, ahora sería el momento de plantearlo abiertamente, ahora que el PP y otras derechas entran en contradicción flagrante.
En un futuro energético renovable Andalucía tendría mucho que decir. Garoña produce 466 MW eléctricos. Esta energía es la que producen 500 aerogeneradores de 1 MG cada uno, con tecnológia y fabricación íntegramente española o andaluza, que estarían distribuidos por el vasto territorio de la península.
Pero el mito nuclear no termina con la fisión. La promoción de la energía nuclear de fusión, proceso que reproduce una reacción similar a la que ocurre en el núcleo del sol, tiene, en términos económicos, un significado similar al expresado para la fisión: elimina el problema del riesgo de la radioactividad y de los residuos radioactivos, lo que no es poco, pero contabilizando los años y las inversiones necesarias para su, aún dudoso, desarrollo comercial, no salen los números. Y, lo que es peor, una vez conseguida, el control de la tecnología y la producción estaría concentrado en unos pocos grupos financieros que tendrían a los países, poblaciones y gobiernos atrapados con el chantaje de su dependencia. Además, si resultara tan barata y abundante como prometen, el riesgo de consumir tanta energía acumulada en los núcleos atómicos y liberarla en forma de calor, teniendo en cuenta la irreversibilidad de los procesos naturales –segundo principio de la termodinámica-, incrementaría los problemas del calentamiento terrestre provocado por los gases de efecto invernadero. Esto último es lo que algunos científicos han llamado la contaminación por energía, que no es más que el efecto calórico práctico del aumento de la entropía. El uso masivo de la energía nuclear de fusión provocaría la conversión del planeta en una sala de calderas.
Me parece fantástica tu postura, pero deberías advertir a tus lectores que haces uso de los principios marxistas; para mi, el fin rara vez justifica los medios, y tal y como expresas en el artículo, cualquier estudiante de 1º de Física, Química o similar, o simplemente una persona medianamente instruida, lo desmontaría. Empieza por transcribir correctamente los principios de la termodinámica y no uses datos sin contrastar, y por último, la información extraída de un premio Hugo, no suele ser científica (es más, en este caso hasta su autor reconoció que era una argumentación inventada, para poder justificar su novela).
De acuerdo Rafa, complemento perfecto: un programa de acción política.
Así es. El modelo nuclear es el modelo de la concentración del poder y constituye uno de los tres fundamentos del programa de los «soberanos invisibles», los poderes económicos que dominan la maquinaria automática del sistema (lo que han conseguido sustraer a la política), junto con la culpabilización del inmigrante y el despido libre. Los andalucistas somos antinucleares por lo tanto no sólo por razones prácticas (que como tu narras son evidentes) sino también porque es incompatible con nuestros fundamentos ontológicos: descentralización, autonomía (personal y colectiva) y «soberanía efectiva» de las personas y los Pueblos.
Deberíamos tomar la iniciativa (Arenas empieza a aparecer como un líder pronuclear)y declarar todos los municipios andaluces libres de energía nuclear, oponernos a la ampliación de El Cabril, proponer al Parlamento Europeo que acometa la desnuclearización del Estrecho (acuerdo con Marruecos, el Reino de España y Reino Unido, con la participación activa de los territorios implicados (Andalucía, Gibraltar, etc)y una aclaración de la situación nuclear de las bases militares en nuestro territorio (Gibraltar, Rota, Morón. En definitiva, creo que es necesario tomar la iniciativa para que Andalucía sea un territorio con futuro y por tanto libre del estigma nuclear.