Neus Caballer.El País. 21/02/2012.»Estamos aquí para proteger a los estudiantes, si hace falta”. Pau Martínez, un joven cineasta valenciano ha acudido a la masiva concentración que ha cerrado el centro de Valencia desde las tres la tarde hasta ahora, que la marcha discurre hacia Delegación de Gobierno. Miles de personas, catedráticos de universidad, músicos, pintores, de profesiones liberales y ciudadanos han acudido a “solidarizarse” con los estudiantes frente al instituto público Lluís Vives, convertido en icono de las protestas que comenzaron el miércoles con el habitual corte de tráfico de 10 minutos por el decreto de ajustes salariales en el sector público aplicado por la Generalitat y hasta hoy han dejado un saldo de 43 estudiantes detenidos, ocho de ellos menores y decenas de jóvenes lesionados.
“Me parece escandaloso lo que pasó ayer”, insiste Martínez, director del largometraje Bala perdida, que cuenta en su reparto con David Carradine, y guionista de las Las ocasiones perdidas, entre otras. A su lado, Rodolf, con un bebé de siete meses. “Estamos aquí mi hijo y yo contra la brutalidad policial con la que se está reprimiendo manifestaciones de estudiantes absolutamente pacíficas”.
Durante la concentración, una asamblea de profesores, padres y alumnos del IES Lluis Vives, han leído un comunicado en el que denuncian que se les ha tratado a todos por igual como “terroristas”. Los padres, alumnos y profesores ratifican que están “todos unidos contra los recortes”. E insisten, en que desde el miércoles la policía esposara y detuviera a un alumno menor del centro, “la violencia ha sido ilógica y desproporcionada”, tanto contra los adolescentes como contra los trabajadores y enseñantes del centro. Por eso piden la dimisión de la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León y del Jefe Superior de Policía de la Comunidad Valenciana, Antonio Moreno, responsables de “criminalizar” a los manifestantes por “defender sus derechos”.
Onaira Ruiz y Noemí, son dos universitarias de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. De 24 años que han acudido para mostrar sus verdaderas armas: “Estas son nuestras armas. Los apuntes de la asignatura de Educación Social”.
Jorge Alarte, secretario general de los socialista valencianos y Marga Sanz, coordinadora de Esquerra Unida, así como varios concejales del Ayuntamiento de Valencia han acudido a apoyar a los estudiantes y al líder de la federación valenciana Faavem, Albert Ordóñez, que desde el jueves al viernes pasó “30 horas en el calabozo”. Todos piden “depurar responsabilidades” y la dimisión de Sánchez de León. “Lo que el PP no puede hacer otra vez es meternos en el mapa mundial de esta forma: primero con la corrupción, y ahora con la represión”, remata la diputada Sanz.
Josevi Plaza, profesional del diseño, acompaña a su hijo Alex, de 12 años, y estudiante del IES Lluis Vives durante la lectura del manifiesto. Plaza, que ha vivido decenas de manifestaciones desde la Transición afirma que: “Nunca habían cargado con los niños. Alex, con 12 años ya sabe lo que la injusticia”.
Libros contra las armas
Desde el barrio de Russafa, músicos y compositores se han acercado con libros en la mano con títulos escogidos para la ocasión. Elisa Vidal, coctelera, Lucky Martínez, músico y Vicente Espí, compositor, también llevan sus propias armas. Caminante y su sombra de Nietzsche, El Lazarillo de Tormes, y Siddharta.
“Apoyamos a los alumnos y pedimos la dimisión de la delegada del Gobierno. Que se apalee a niños, no se puede aguantar”, remata Martínez.
Para el matrimonio formado por María del Prado y Carlos Saura, pianista de profesión, con un hijo estudiante en Londres, las escenas que se han vivido en Valencia en las últimas cuatro jornadas de protestas estudiantiles es “como una vuelta a 40 años atrás”, dice Saura. “No lo podemos entender. Están despertando a estudiantes que estaban traquilos en sus casas, estudiando», añade su esposa María.
“Fabra ha creado una crisis sin precedentes”
Aunque el dardo más duro de asumir para el presidente Alberto Fabra llegó de Pablo La Parra, un joven estudiante del instituto público María Enríquez de Gandia, que acababa de recibir de manos del presidente el “reconocimiento académico de la Generalitat Valenciana al mejor expediente”. Acompañado de sus padres, el catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, Santiago La Parra, y de su madre, Agustina Pérez, también catedrática de instituto, muestran su indignación con la actuación policial contra los jóvenes estudiantes.
“¿Cómo puede el presidente justificar que golpeen a estudiantes en una entrevista en la radio y después defender su política educativa en el acto de entrega de los reconocimientos?”. Parra considera que “Fabra ha instrumentalizado el acto para presumir de su política educativa, que ha creado una crisis sin precedentes en la Comunidad Valenciana”.
José Morea, un reconocido pintor valenciano de la época de la movida en los ochenta y que ha participado en decenas de manifestaciones de la democracia, insiste en que “la represión policial no tiene justificación alguna”. “La última manifestación en la que la policía nos acorraló en el mercado central fue en 1978 en la que llamaron la manifestación de la cebolla, porque la convocaron agricultores”.
Serena Venusto tiene 32 años y lleva dos semanas en Valencia. Es italiana pero se ha venido a estudiar aquí. Lleva desde el principio siguiendo las manifestaciones y se siente “muy animada” por ver cómo la gente ha reaccionado: “Está cabreada”, resume. Cree que España e Italia deben luchar juntos y “parar todo”: “No queda otra opción. Tenemos que cambiar el mundo”, concluye con una amplia sonrisa.
Amagoya Benlloch tiene 30 años y estudia psicología. Hoy viene con Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, “toda una declaración de intenciones y una llamada a la libertad total”. Considera que hay que establecer “estrategias de escucha” y exigir “que se condenen los hechos”. Está contenta por la reacción de la gente y asegura que, aunque a ella le queda poco por acabar los estudios, “esta lucha nos afecta a todos, porque es un ataque a la calidad de la educación”.
A Benlloch la acompaña Emiliano Bresson, un argentino de 37 años que dice que esto le recuerda mucho a su país “hace 10 o 15 años”. Ve nuestro país estará dentro de poco como Grecia, aunque indica que “acá se valoran más las manifestaciones pacíficas”, pero eso se perderá “cuando la gente pierda la paciencia”.
Al contrario que ciertos «rectores» de universidades andaluzas que permiten paso franco a las porras en el Campus y más parecen capos en un campo de concentración, vaya este sentido homenaje a una decana admirable de Valencia, la cual sí conoce la función de la Educación y la Cultura, hasta en una «democracia fallida» como la expañola:
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/8811-la-decana-que-frenó-a-las-porras.html