Contra corriente el andalucismo ha defendido sin desmayo la supresión de las provincias como entidad local, y de sus órganos de gobierno, las diputaciones, porque una idea básica del nacionalismo es que las relaciones entre territorio, sociedad y poder no pueden ser aleatorias sino que, como requisito de la democracia, deben responder a la realidad cultural que le imprime su identificación y al mismo tiempo su diferenciación con otros espacios sociales. La provincia, por el contrario, es una demarcación territorial producida desde el poder frente a la sociedad. Incluso la etimología de provincia recuerda su naturaleza. Los romanos, cuando se disponían a conquistar otras tierras, exclamaban: “Pro vincere” (para la victoria). La Provincia sigue siendo tierra conquista “desde fuera” porque rompe las conexiones endógenas entre sociedad y territorio y su consiguiente legitimación dell poder representativo.
Tal vez la mayor anomalía en el Estado autonómico haya sido precisamente la conservación de la planta provincial superpuesta a municipios, comarcas y comunidades autónomas. El Estado central, aprovechando la acusada resistencia de las organizaciones territoriales a desaparecer, las ha mantenido como una cuña frente a las Autonomías.
La arbitraria configuración del espacio provincial ha repercutido además en la falta de funcionalidad de las diputaciones para la prestación de servicios públicos ya que su ámbito físico respondía a la distribución de los servicios periféricos estatales que llevaban al territorio un poder externo. Esta falta de definición funcional se ha intentado justificar en torno a la prestación de servicios a los municipios, o a una parte de éstos, sin que tal asistencia esté justificada en términos de racionalidad administrativa.
Su inutilidad funcional ha derivado en caldo de cultivo para la corrupción política y el derroche. Las diputaciones cobijan a miles de liberados de los aparatos de los partidos hasta el punto de convertirse en un escándalo público. Los diputados y presidentes adornan la inutilidad de su función con el derroche de los caudales públicos en sueldos, coches oficiales de lujo, gastos de protocolo y una muchedumbre de asesores sin finalidad conocida ni ejercida. Basten algunos ejemplos: el presidente de la diputación de Barcelona cobra 151.000 € al año, el doble que el presiente del gobierno, y la mayoría de los presidentes cobran un sueldo por encima del los 100.000 € anuales. Es mas 5 de los 10 políticos mejor pagados de España son presidente de alguna diputación.
Estas administraciones, que tienen un presupuesto anual en torno a los 22.000 millones al año, gastan el 50% en personal y funcionamiento (capitulo 1 y 2), no recaudan impuestos (por lo que carecen de responsabilidad fiscal) y sus cargos políticos no son electivos, por lo que también carecen de responsabilidad política en el ejercicio de sus funciones.
Aunque en Andalucía los andalucistas hemos defendido con paciencia su supresión por motivos de coherencia ideológica, la crisis las ha puesta en el punto de mira de la opinión publica, no por sus causas sino por sus efectos. No se puede recortar la inversión, congelar las pensiones, bajar el sueldo de los funcionarios o dificultar los pagos a los dependientes y seguir con este espectáculo lamentable de gastos inútil e incluso contraproducente. Incluso hay voces entre dirigentes del PSOE y del PP que ya están reclamando su supresión.
Los andalucistas exigimos como primera medida (tanto de austeridad pública como de potenciación del Estado autonómico), para enfrentarnos de verdad a la crisis, la supresión inmediata de las Diputaciones mediante la aprobación de una ley orgánica que apodere a las Comunidades Autónomas para reformar su planta local, respetando, por supuesto, los derechos adquiridos de todos los empleados públicos.
(Obra de Oscar Cenzeno:
Estoy de acuerdo en apretarse el cinturon, en época de crisis y en no época de crisis, que desaparezcan las diputaciones, ¿solucionaria esta medida la crisis?, o se deberia mejorar la gestión, los ayuntamientos pequeños mejoran su gestión gracias a las Diputaciones, yo apuesto por una reforma y mejora de la gestión, que sus cargos sean electos y su gestión con más control, dotándo de protagonismo a las comarcas (mancomunidades), determinando las competencias de la junta, diputaciones, representadas por los municipios y comarcas. Que respondan a las necesidades de los ciudadanos y no a los intereses políticos. Donde todos los partidos políticos son responsables. ¿por que un partido de carácter andalucista no cala en la ciudadanía andaluza?. Habrá que hacer examen de conciencia, asumir errores y apostar por el futuro desde Andalucía y para Andalucía, sin venderse al ser partido bisagra, al partido mayoritario, a cualquier precio, solo por poder.
La provincia es enemiga de Andalucía, la comarca no. Urge su desaparición.
Estoy de acuerdo que quizas el origen de las provincias fue impuesto y no representativo de la realidad cultural pero hoy si es una realidad cultural y la gente se siente perteneciente a su municipio, su comarca, su provincia y su comunidad. Yo era de las que preconizaba que la gestión y el poder debe estar lo ma´s cerca posible de los ciudadanos, hoy no se cual debe ser la forma, pero no lo toengo tan claro; Tambien he visto con que estrechez de miras e insolidariada se pueden relacionar peublo vecinos, con que facilidad y falta de control y supervisión se maneja la hacienda pública para fines caciquiles dentro de nuestra democracia. Cómo conseguir ese equilibrio, entre cercania del poder y buen uso?
La propuesta sólo tiene sentido si se descentraliza Andalucía. Hay que repartir las consegerías y sus departamentos por todo el territorio andaluz.
Hay que crear zonas autonómicas con competencias dentro
de la propia autonomía.
Me parece una propuesta razonable, pero para llevarla a cabo habrá que concretar cómo gestionar los territorios evitando las rencillas locales, los sentimientos encontrados con la capitalidad de Sevilla. Debe explicitarse las medidas que facilitarán la distribución de riquezas (proyectos de infraestructuras, nuevas actividades que generen empleo, etc.,)entre los territorios de las actuales provincias. Habrá que explicitar cómo se llevará a cabo el proceso y cómo se garantizará el respeto por los sentimientos locales, no solo de las capitales y grandes ciudades, sino también de determinados territorios como el Campo de Gibraltar.
Ciertamente debemos considerar la propuesta como una más de las tan consabidas ideas que si, hace treinta años eran buenas, ahora sólo con la complementariedad adecuada hemos de resolver como una buena idea. El fin de las diputaciones es lícito pedirlo y aconsejable, igualmente la eliminación de la capitalidad andaluza, puesto que ni histórica ni sentimentalmente puede ser Sevilla capital de nuestra nación/región/comunidad autónoma. Comarcas todas, más las ciudades mayores de 100.000 habitantes en plano de igualdad y aún más, ciudades las de Sevilla y Málaga que necesitan para su gestión algo más que un Ayuntamiento y la eliminación de la duplicación y triplicación de administraciones que tanto daña a los ciudadanos y ciudadanas andaluces
Y mañana volverán a arreglar el Palacio de San Telmo.
Algunos catalanes, defendiendo las veguerias, han propuesto suprimir las diputaciones y el resto de los españolitos, sin pensarlo, nos hemos puesto a andar al paso que mandan.
Nos van a arreglar las carreteras comarcales aqui en Almeria, en Granada o en Jaén, ya lo estamos viendo.
Es un modo de manejar mas dinero en Sevilla.
Me parce una maravillosa idea. Con una capital nos basta. Eliminará gastos superfluos y suntuarios. Con razón el resto de partidos no quieren.
Seguid así, tendreis mi voto y el de miles de andaluces y andaluzas
Claro que sí! Así podremos fortalecer el centralismo sevillano. Como el modelo catalán! Mejor una gran capital y 50 ó 60 comarcas, que un equilibrio mayor entre provincias y grandes ciudades de Andalucía.
Por cierto, Antonio, lo del «resto de partidos de izquierdas, marginales» lo dices por los que sí tienen representación parlamentaria? ¿Es menos marginal quedarse fuera de Parlamento Andaluz y del Congreso, no?
Todo lo comentado es cierto y el PA es el único partido que viene promoviendo ESTA IDEA desde hace muchos años(no solo por la crisis)la desaparición de ese cementerio de ex-alcaldes y otros,¡PERO HAY QUE PREDICAR Y DAR EJEMPLO AUNQUE ESO SIGNIFIQUE PERDER DINERITO!, PARA DAR EJEMPLO HAY QUE RENUNCIAR A LAS ACTAS DE DIPUTADOS PROVINCIALES, ASESORES, ADMINISTRATIVOS ADJUNTOS Y COCHE OFICIAL. ¿QUIEN EMPIEZA?
Bien por el PA, es valiente en platear la apertura de ese debate. Bien Pilar gonzalez, bien por el PA. El resto de partidos de izquierdas, marginales, como siempre son unos cobardes.
Ese es el PA que yo voto.
Evidentemente es el momento de que esta propuesta ANDALUCISTA de TIEMPO, tome forma, se nos escucha poco , se nos ve menos , quizas el mensaje debe ser mas nitido ,no debe haber dudas ,quizas los pocos cargos electos andalucistas de las diputaciones actuales debieran manifestarse ,hacer algo sonado , encierro , concentracion , renuncia del sueldo y donación a ONG etc…algo que que los medios lo recojan ,que no tengan mas remedio que darlo .
En fin esta propuesta que por antigua no cala solo en la sociedad sino que debemos de extenderla con el trabajo .