62 años después de echar a andar lo que hoy conocemos como Unión Europea, la lucha de Europa contra Europa estimula el ascenso de los populismos de ultraderecha y nos recuerda que los europeos somos capaces de repetir nuestra más trágica historia. Ante esta UE, que está arruinando el sueño colectivo del proyecto europeísta, es la hora de Syriza y de la soberanía de los pueblos europeos. De la resistencia cívica y democrática para rebelarse a esta UE de capitales sin alma.
Syriza es la alternativa al pensamiento único que está haciendo de la austeridad un tratado de moralidad para castigar a los territorios del sur de Europa. Syriza es la oportunidad para cambiar el destino de esta UE que delega la política a tecnócratas incapaces de descodificar sus gélidos números en vidas.
Syriza es la conciencia del sur frente a esta UE que amenaza a los griegos para que voten lo que los poderes económicos quieren que se vote. La izquierda democrática, ni comunista, ni socialdemócrata y ecologista es el cambio posible y necesario que urge frente al chantaje del sistema económico que cotiza al alza cuando mayores son las desigualdades.
Syriza es el despertador que necesita esta UE en la que no caben los pobres. Ni la moral. Ni mucho menos la democracia. Syriza es la resistencia de los vivos a este malvado enjambre de poderes que usa el dinero de los pobres para rescatar bancos y secuestrar seres humanos.
Los poderes económicos llevan de campaña electoral varias semanas, amenazan a los griegos con un ‘corralito’ o con expulsar a Grecia del euro si votan a Syriza. Es un golpe de Estado del que nos convertimos en cómplices si guardamos silencio. Nos quieren gobernar a través del miedo, limitando las libertades y los derechos democráticos. Quieren construir una Unión Europea sin democracia condenando a los subsuelos de sus parqués bursátiles a los deficitarios del sur.
En Andalucía soñamos con los Estados Unidos de Europa. No estamos ni en contra del euro ni de la UE. Estamos en contra de este euro y de esta Unión Europea secuestrada por la derecha económica y con la aquiescencia de una socialdemocracia pusilánime que permite con su silencio que se destruyan los derechos sociales que hicieron de Europa el territorio más igualitario del mundo.
Ni Grecia ni Andalucía están en contra de la UE, estamos en contra de esta UE que permite que la especulación financiera tenga más poder que nuestro voto. Los poderes económicos enemigos de Europa no llorarán cuando muera la democracia europea. Como tampoco lloran los muertos que han sido enterrados por miserables planes de rescate. Una crisis financiada por los mismos que amenazan a los griegos con expropiarles su democracia.
La violencia del ultraliberalismo económico es directamente proporcional a su capacidad de manipulación. La indignación de los vivos es violencia para quienes esperan a cobrar lo suyo aunque arda Grecia y el mismo sueño europeísta que nació para unir ciudadanos en lugar de anexionar Estados.
Para la ideología que financió a Grecia, para que comprara armamento alemán y francés, la democracia entra en peligro cuando las ágoras llenas de pobres y los desheredados de su economía inhumana desafían sus previsiones.
Atenas parió el término “democracia” y allí quieren asestar un golpe mortal al único sistema capaz de defender a los débiles. Las presiones de la UE para que los griegos no voten a Syriza es la confirmación de lo poco que le importa la democracia a la ideología de la austeridad, que está convirtiendo en cenizas el edificio más hermoso que los europeos hemos sido capaces de levantar tras dos guerras mundiales.
Syriza es la resistencia del Mediterráneo contra esta maldad disfrazada en déficit y deuda pública, es la última oportunidad para edificar otro euro y otra UE. Andalucía y Grecia están al sur del sur. Andaluces y griegos somos los parados que contabiliza el norte, los desahuciados que expulsa el norte, los deficitarios que aparecemos en los balances contables del norte, los endeudados con el norte, invisibles desde el norte, castigados por el norte y la resistencia del sur.
Cuando la democracia y los sueños colectivos peligran, el pueblo tiene la obligación moral de resistir para arruinar los memorandos de esta UE que rescata bancos en lugar de personas y entra en crisis cuando se activa la conciencia de los vivos.
Existen también en el Mediterráneo otros mundos donde Grecia, aún ahora, les parece un sueño. Mundos tal vez solapados por visiones etnocéntricas de la vida, de la historia, pero sin los cuales no podemos entendernos a nosotros mismos. Por eso, el miserable nacionalcatolicismo cobarde y genocida, siempre nos ha querido ‘atlantistas’ y no del Mare Nostrum.
Uno de esos lugares es Túnez, donde casi un tercio de la población es de origen andalusí. Machacados entre encubiertas dictaduras militares y neofascismos integristillas, jaleados por la CIA y el Mossad para a río revuelto, ganancia de pescadores de recursos naturales o contratos armamentistas. Al igual que Argelia, donde no son infrecuentes como en su vecino Estado, apellidos de origen peninsular. O Marruecos, donde como todos sabemos, su primera capital Fez sería fundada por cordobeses y la segunda y actual (Salé-) Rabat por andalusíes de Hornachos, en Badajoz.
Otros lugares nos resultarán tal vez ignotos. Frente a Grecia, Egipto anhela zafarse de la barbarie castrense tiránica. Por su historia de explotación brutal, de miseria, no van a pasar a un sistema democrático de la noche a la mañana. Se reflejan en el modelo turco, el cual ya nos ha superado por ejemplo en una laicidad sin traumas, institucionalizada. El país del Nilo tiene también un reto. Mas envainar el obtuso poder del sable representa un colosal desafío, el cual sólo está en condiciones de abordar por suerte o desgracia, el ala moderada de los Hermanos Musulmanes, encabezada por Muhammed Mursi. El apellido quizá le suene a algunos. Significa MURCIANO. Al igual que la mayor mezquita de Alejandría: la Mezquita del Maestro Murciano (Masyid al-Sheijj al-Mursi), por el místico murciano universal discípulo de Ibn al-Arif de Almería, Abenarabí.
Mas si os parece poco simpática la posición que a nuestra sangre ha dado el devenir histórico, preparaos para la siguiente ‘joya’: Peres o Pérez, Simon, presidente de Israel, de origen sefardí. Muchos deportados judíos hubieron de partir hacia Salónica y otros lugares bajo la protección de la Sublime Puerta otomana. También los moriscos exiliados, llamados ‘granatini’ o del Reino de Granada. Palabras como ‘fiesta’, ‘varanda’ o ‘cortijo’, entre otras, enriquecerían la lengua turca. Como su excepcional impronta artística, presente en la gran Mezquita, por aquel tiempo administrada por los otomanos, de Medina o en Estambul, donde el tono bícromo de los arcos denota su inspiración en la gran Mezquita de Córdoba. Estambul, ciudad entre Europa y Asia, de posición económica estratégica (en lo económico forma parte de la UE) y cerca de veinte millones de habitantes. Aunque los que tengáis vocación comercial en Andalucía no debéis preocuparos: el clerical-borbonismo de mierda ya se ha encargado de hacer del Mediterráneo una muralla, del árabe -donde están escritas las más sabias obras de nuestra tierra- algo más extraño que el japonés y en el colmo de las luces, ya se encarga el embajador español en la ciudad del Bósforo, el catalán Joan Clos, de señalarnos de cual es el lugar para los artífices de los productos andaluces: cantar la canción «duerme, duerme, negrito», mientras intermediarios espabilados -gracias a la ignorancia general inducida por curas y sus sicarios-, se forran a nuestra costa.
Los griegos, tenaces comerciantes como los fenicios (hoy Líbano), intercambiaron sus mercancías con nuestros antepasados. El rey Argantonio de Tartessos, entre otros, permitirían sus bases comerciales. Sí, las orillas mediterráneas han mezclado los genes de todos, el comercio, la cultura, desde hace milenios,,, Excepto en nuestros días, donde catetos peperosociatas ‘devotos de Frascuelo y de María’ con sus monaguillos de Izqda (h)Undida nos tienen reservado un maravilloso y único porvenir: mano de obra barata, emigrantes y parados crónicos. Basta con ver los resultados de todos los índices socioeconómicos.
No es de extrañar por ello que nos hermanemos sin dificultad con Grecia. Nos reconocemos engrilletados compañeros de galeras, remando a golpe de látigo financiero y tambor mediático, al servicio de idénticos señoritos, con vocación de vampiro ‘nórdico’ de aclarados cabellos con reflejos dorados y color de piel del culo de una gallina, es decir la «raza pura» de los descerebrados neonazis griegos y sus tragasantos correligionarios fachosos «andaluces» castellanizados. Idénticos hasta el patético esperpento.
¡Grecia, amada hermana del alma, cuántos perros rabiosos nos acosan para rapiñar hasta la última de nuestras miserias! Mas un día, no muy lejano, rompiendo al fin las cadenas de la opresión clericalfascista, habrá de llegar para los Pueblos del Mediterráneo, al fin, EL ALBA…
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