17/06/2011.La democracia de la que gozamos es lo mínimo que se despacha en la botica política. Como muy bien han `puesto de manifiesto el movimiento del 15-M a esta democracia le falta muchos cosas y le sobran otras muchas. Necesitamos más, mucha más democracia. Pero también, y esto a veces se olvida necesitamos mejor democracia. La calidad democrática, que tiene que ver con el establecimiento de sistema de información, deliberación y decisión cualitativamente mejores, es tan importante como la extensión de la democracia. No solo nos hacen falta más decisiones participativas y directas sino también mejores formas de decidir.
Un aspecto fundamental en la mejora en la mejora de la calidad de las toma de decisiones democráticas es la construcción de un marco cognitivo e institucional abierto, participativo y asequible de deliberación colectiva. Sin deliberación racional y libre no hay decisión democrática `por mucho que aparentemente los actores de la decisión sean protagonista de la misma. Una ley que un parlamento aprobara sin deliberación sería inválida. Una sentencia que un juez dictara sin motivación sería inválida. Una resolución administrativa no motivada seria inválida. La fuente que legitima toda decisión democrática es la deliberación entre iguales. ¿Por qué? Porque la decisiones democráticas no emanan ni de Dios, ni del dictador, ni del caudillo ni de procedimientos automáticos no reflexivos (mercado) sino de la libre decisión intersubjetivamente construida entre ciudadanos y ciudadanas libres y mediante el debate racional.
Pues bien a los andaluces y andaluzas se nos llevan secuestrando el débete andaluz durante años al impedir que las elecciones autonómicas se celebren de forma separada de otros procesos electorales, en especial de las elecciones legislativas estatales. La confusión intencionada entre elecciones estales y autonómicas deteriora gravemente la posibilidad de una debate político andaluz. El resultado de este solapamiento entre procesos electorales es la invisibilización del espacio político andaluz.
No puede haber un debate electoral serio, sereno y riguroso si a la vez se someten a evaluación pública actuaciones y programas de niveles muy distintos de la administración y del gobierno; si se superponen espacios políticos distintos simultáneamente. Un aumento caótico de complejidad en la agenda deliberativa conduce a elecciones distorsionadas, fácilmente manipulables, donde se imponen las agendas públicas más poderosas, en este caso lo asuntos relativos al gobierno central.
Nuestra raquítica democracia necesita muchos cambios y ello iremos hablado en un futuro inmediato a luz de magnífico y precioso debate social abierto por el 15-M. Pero entre esos cambios cualitativos es imprescindible que cada proceso electoral tenga su espacio temporal propio de deliberación. Esto en Andalucía significa que las elecciones autonómicas deben por ley estar separadas y diferenciadas temporalmente t de cualquier otro proceso electoral.