Andalucía laboratorio de las multinacionales de la agricultura transgénica

 

06/05/2011.

Sabemos que en todo el Estado español se cultivan más de 68.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente    (transgénicos) pero no sabemos exactamente  donde están localizados pues el Ministerio de Agricultura, las comunidades autónomas y  las empresas ocultan esos datos. Sólo conocemos la localización de las solicitudes de plantaciones experimentales. Los últimos mapas  publicados por el gobierno central nos indican  que  Sevilla es la provincia  española con  más solicitudes de plantaciones experimentales de cultivos  transgénicos (en concreto el 18,56%). Andalucía acoge  mas  más del 22 % de estas solicitudes. Este dato debe encender las luces de alarma del riesgo que para el medio ambiente, la salud humana y la calidad del sector agroalimentario andaluz  implica.

Esta alarma está aún más justificada si tenemos en cuenta dos factores Uno el peso del sector  agroalimentario en nuestra economía (más del 20% del PIB andaluz) y la apuesta que miles de agricultores y consumidores están haciendo por la agricultura y ganadería ecológica en nuestra tierra. No olvidemos que Andalucía es la líder europea en producción ecológica. El uso de nuestro suelo para  la experimentación a cielo abierto de las multinacionales agroquímicas es una “puñalada trapera” a todo este esfuerzo por la calidad y la sostenibilidad del medio rural andaluz.

Pueblos como Alcalá del Rio, Marchena, Lebrija, Dos Hermanas, Guillena, Ecija, Utrera o El Cuervo pueden albergar (y algunos ya albergan) plantaciones experimentales de Maíz o algodón transgénicos. ¿Quiénes son los propietarios  de esta plantaciones experimentales?. Pues multinacionales que nada tienen que ver con la agricultura andaluza como la tenebrosa Monsanto, Pioneer o Bayer. Estas caparan más del 70% de las solicitudes. ¿Saben algo de esto los agricultores de esto lugares, los vecinos, los mimos ayuntamientos? Lo más probable es que no. Cualquiera de nosotros puede tener una parcela al lado de alguna de estas plantaciones y no tener ninguna información pública o privada sobre la misma. El silencio  y la complicidad de las autoridades agrícolas, sanitarias o ambientales, amén de la compra medios y de investigadores, forman una alianza oculta que está usando nuestra tierra y nuestra salud como “conejillo de indias”. 

La industria de los transgénicos es un ejemplo de cómo desde el desarrollo tecnológico se pueden dar auténticos “golpes de Estado de laboratorio”. La ingeniería genética puesta en manos de estos mercaderes sin escrúpulos  y sin apenas control legal, es una gravísima amenaza para el medio ambiente  y la salud humana. La información científica sobre estas tecnologías contiene tal grado de incertidumbre que es uno de los casos donde es más claro la aplicación y vigencia del principio de precaución. Baste decir, para aquellos que les atrae las historia de tecnoterror, que alguna de las solicitudes de plantaciones experimentales para le 2011, contienen cultivos modificados con genes de procedencia humana.

 No parece sensato de todas  formas que en un contexto de alta incertidumbre sobre los efectos  y los riesgos de la agricultura transgénicas regalen los suelos andaluces para que estas multinacionales, especializadas en  “cosas feas”, utilicen nuestra tierra y nuestra agricultura como laboratorio. La apuesta por la agricultura modificada genéticamente es contradictoria con la sensibilidad, la legislación y las demandas de los mercados naturales de la agricultura andaluza como es la Unión Europea. En la mayoría de los países de la UE que son demandantes de productos andaluces imperan moratorias en el consumo de transgénicos y un fortísimo movimiento de consumidores  vigila y controla  la comercialización de estos productos. L a asociación la mero nivel del marketing, de la agricultura andaluza con los transgénicos puede ser de un daño comercial incalculable. Por el contrario la Consejería de Agricultura  parece más interesada en defender los intereses de Monsanto, Pioneer o Bayer que el de los agricultores y consumidores andaluces.

La estrategia  de las multinacionales de los transgénicos es muy parecida  a la que lleva años desarrollando la industria nuclear. Silencio, amenazas, represión laboral, oscurantismo, compra de  voluntades son sus armas preferidas. Cuantos topos de la Monsanto, Pioneer o Bayer hay dentro de la  administración pública, los departamentos universitarios o de los comités de control y evaluación seria un buen tema para una inteligente  y apasionante, además de valiente, investigación policial. Ahora que vienen nuevos comicios municipales seria un gesto de  vigor y regeneración democrática que  los nuevos ayuntamientos  declararán los pueblos y ciudades  andaluzas como “territorio libre de transgénicos”.