La recuperación de representación política propia de Andalucía en las Cortes Generales en la próxima legislatura no es sólo una necesidad de sentido común para Andalucía sino que es una necesidad imprescindible para el propio equilibrio territorial del Estado español.
Va contra toda lógica que la comunidad mas grande de todo el estado y con una identidad más singular carezca de representación propia para defender nuestros intereses específicos y nuestra identidad cuando por el contrario otras comunidades tienen representación en el congreso y ejercen su poder político para defender sus intereses como territorio singular.
Andalucía cuando ejerció como sujeto político cambió radicalmente el proyecto de distribución territorial del poder en España impidiendo que se impusiese un sistema desigual: máxima autonomía para Cataluña, País Vasco y Galicia, que eran consideradas comunidades históricas por haber aprobado sus estatutos de autonomía en el II república, y centralismo para el resto. Con la eclosión del 28F Andalucía transformó esta dinámica en una dinámica federalizante en la que las singularidades eran compatibles con la igualdad.
La pérdida de fuerza política de Andalucía motivada porque sus élites apostaron por los partidos centralistas y el bipartidismo ante el espejismo desarrollista ha impedido que el modelo federal se consolidara y ahora una alianza implícita entre conservadores españolistas y catalanistas quiere volver al modelo de la desigualdad que el 28F impidió aprovechando los desajustes provocado por el modelo federal inacabado.
La próxima legislatura va a ser la legislatura de la escasez y del empobrecimiento de las clases medias y populares. La lucha por el reparto de los recursos será feroz. No podemos estar ausentes como fuerza propia. El escenario probable es un congreso de mayoría absoluta del PP con CIU y BILDU como poderosos grupos de presión.
CIU ya ha empezado a desarrollar su estrategia para conseguir una financiación privilegiada a costa de los territorios más pobres: recortes ostentosos en los sectores más sensibles (geriátricos, hospitales, etc.) que justificarán su radicalidad a la hora de exigir el concierto bajo la amenaza de romper la baraja; campaña de descrédito sobre la única que puede impedir su estrategia de insolidaridad, sobre la dormida Andalucía (así se explica las declaraciones de Mas sobre el habla andaluza. No es una idiotez, es parte de una estrategia calculada); presión de la patronal catalana directamente sobre Rajoy que ya ha ido a Cataluña a desdecirse de sus campañas anticatalanas y a mostrar su receptividad frente al concierto.
Andalucía tiene que enseñar los dientes, sacar fuerza de nuestra identidad y mostrar nuestro poderío cambiando representantes del PP y del PSOE por representantes andalucistas. Si sólo tiene capacidad de presión la burguesía catalana (CIU) ante un PP con mayoría absoluta, no van a tener problemas en entenderse para implantar la desigualdad social y territorial porque ambos hablan el mismo lenguaje, el de la desigualdad.
A nosotros no nos entienden porque hablamos justamente el lenguaje contrario: el de la igualdad y la solidaridad. Si en esta próxima legislatura Andalucía carece de poder de intimidación, lo vamos a pasar muy mal.
Un comentario
Pingback: Andalucía tiene que enseñar los dientes