La situación creada por la negativa del nuevo gobierno xenófobo de Italia a admitir el atraque del barco de la ONG “Médicos sin fronteras” con más de 600 personas, que necesitan refugio huyendo de la miseria y de la guerra, es sencillamente un crimen de lesa humanidad y una consecuencia de la política exterior de la Unión Europea.
Es una gota más en el vaso de las violaciones de los derechos de las personas, que está siendo la demostración palpable del fracaso de la Unión Europea como tierra de refugio. Italia en un salto impropio de un país que ya ha vivido en carne propia el horror del nazismo y la xenofobia, provoca una situación tan grave que sólo desde la acción decidida los gobiernos de la Unión será posible cambiar esta situación.
En ese sentido la decisión tomada ayer por el nuevo gobierno de España de permitir el desembarco del Aquarius en el puerto de Valencia abre una espita de respiro no solo a estas personas sino al conjunto de las naciones europeas.
El camino de la xenofobia, provocada en gran medida por las políticas neoliberales que durante años llevan practicando los países más poderosos; la austeridad, el dominio de los capitales financieros por las grandes corporaciones, la connivencia de los gobiernos alineados con esas prácticas que solo benefician a unos pocos, ya sean, del origen que sea, donde no se tiene en cuenta el color, la religión o la ideología más o menos dictatorial que profesen los dueños de los grandes capitales, frente a la demonización de las que huyen de sus tierras asoladas por las guerras y por la miseria y la desesperación, a los que se le mira hasta las suelas de sus zapatos y se les excluye por el mero hecho de ser pobres o estar en una situación desesperada, como es el caso de los millones de personas desplazadas de sus lugares de vida habitual que malviven en los campos de refugiados o que cruzan los mares en tan penosas condiciones como las vividas durante tanto tiempo. Estamos asistiendo a un genocidio de características similares a los de la última gran guerra, con procedimientos similares o no, pero con efectos devastadores.
Estamos todas concernidas por esta situación, la decisión del gobierno español, auspiciada en buena medida por la actitud valiente del gobierno del Botánic (acuerdo de gobierno entre el PSOE de Pais Valenciano, Compromis y Podemos) así como la posición firme del Alcalde de Valencia, Joan Ribó, ofertando la ciudad como lugar de refugio, es un cambio radical de la hasta ahora timorata actitud de un gobierno popular sumido en la corrupción y que ha defendido la austeridad y las políticas neoliberales como el alumno más adelantado de la clase.
Los gobiernos de Valencia, Navarra, Euskadi, Extremadura y Baleares se han mostrado de manera inmediata dispuestos a acoger a las personas refugiadas y han demostrado cual es el camino más natural y humano de ser solidarios. No hay solidaridad sino hay justicia.
El (des) gobierno andaluz debería actuar ya y ahora que sus colores son los del gobierno central no debe dudar ni un segundo en ofrecer a Andalucía como Tierra de Refugio. No debemos esperar menos que eso, la justicia lo reclama, los derechos de las personas nos obliga y nuestra misión como ciudadanas y ciudadanos es exigir a nuestro gobierno que se ofrezca a recibir a las personas que lo necesitan, lo contrario sería estar al lado de un gobierno xenófobo como el actual gobierno italiano.
José Antonio Jiménez Ramos
Publicado originariamente en SevillaDirecto el día 12 de junio de 2018