Pilar Praena
Rafa Rodríguez
Desde hace seis años, las políticas del PP y del PSOE han hecho que la crisis la paguen los más débiles, los más vulnerables: las clases trabajadoras, las mujeres, los jóvenes, los mayores y los territorios como Andalucía que aunque sea una tierra rica es un país empobrecido y explotado.
No han tenido no ya idea de la justicia sino ni siquiera compasión: sus políticas han provocado que uno de cada cuatro personas esté en paro y en Andalucía una de cada tres. La pobreza en Andalucía se ha convertido un fenómeno permanente. La desigualdad se ha hecho crónica. No han hecho nada para parar los desahucios, ni para asegurar al menos comida y techo a las personas incluido los niños o los parados de larga duración que han visto como se les acaba la prestación y nadie se acuerda de ellos. Mientras, los poderosos se han hecho más ricos, y muchos se han aprovechado de su poder para robarnos a todas y a todos mediante la corrupción y el fraude fiscal, llevándose el dinero a los paraísos fiscales como Panamá para ni siquiera pagar los pocos impuestos a los que están obligados.
Por eso nos hemos unido, respetando las diferencias, para ganarle al PP y al PSOE, para que los intereses de la gente estén por encima de los intereses de los que tienen poder. Han llegado tan lejos que nos han hecho inmunes a los discursos del miedo.
Que nadie nos engañe y diga que votar no sirve. El voto es nuestra herramienta para cambiar las cosas y es una herramienta tan potente que cuando nos juntamos todas y todos para votar por el cambio, son los poderosos, la derecha, los señoriítos antiguos y esos nuevos señoriítos que son las multinacionales y los grandes grupos financieros, son los que tienen ahora miedo, mientras que en el pueblo renace la esperanza.
Porque si hay una tierra que tiene motivos para desear el cambio más que nadie esa tierra se llama Andalucía. Somos un país rico con una cultura que es admirada en todo el mundo y sin embargo tenemos el mayor paro de Europa y los salarios más bajos de España.
Han provocado que haya una España a dos velocidades: el norte con tasas de paro menores y los territorios del sur, con niveles de paro y pobreza insoportables. Esta desigualdad territorial va asociada a que han construido un tipo de economía en donde las industrias, los centros financieros y los tecnológicos están en Madrid, Cataluña o País Vasco mientras que las actividades que provocan mayores daños ecológicos y sociales están en el sur, con los consiguientes efecto de fuga de los multiplicadores de empleo y renta hacia las áreas centrales.
Y ese dominio no se ejerce sólo desde lo material sino que es también un dominio ideológico que lleva a que se interprete nuestra propia situación de dominación desde esquemas e instrumentos que convienen a los intereses de los dominantes.
La desigualdad como principal problema social y territorial tiene que dejar de estar oculta y ser considerada como el eje de la campaña electoral, aunque los que han provocado esta situación de catástrofe social traten de distraer nuestra atención con mil argucias.
En los últimos seis años por culpa de las políticas de recortes y austeridad en Andalucía hemos pasado en el coeficiente sintético de Gini de desigualdad del puesto 14 al 17, al último lugar entre las CC.AA. Por eso hay que decirlo: la desigualdad territorial es una causa de desigualdad social determinante. Quien vive en Andalucía tiene un 60% más de posibilidades de estar en paro, ganar un 30% menos, ser un parado de muy larga duración y no cobrar prestación o no acceder a una oferta formativa profesional que nos permita reincorporarnos al sistema productivo.
Andalucía necesita un gobierno de izquierda en el Estado que promueva un gran pacto entre el Estado, las CC.AA, y las administraciones locales, un pacto federal, para:
- Asegurar un mínimo vital para cualquier persona por el hecho de ser una persona. A nadie le puede faltar techo, comida, electricidad, agua, asistencia sanitaria y acceso a la formación para poder encontrar un trabajo y que sean los poderes públicos quienes aseguren un empleo en última instancia.
- Subir el Salario Mínimo Interprofesional hasta el 60% de los salarios medios de forma progresiva (el horizonte son los 1.000€) para que no haya pobreza a pesar de que se esté trabajando y para que los territorios como Andalucía no tengan unos salarios inferiores a los del resto de España.
- Acabar con la corrupción, acometer una reforma fiscal en profundad y perseguir con toda dureza el fraude fiscal.
- Una nueva financiación autonómica que nos permita atender a las necesidades de todas y todos los andaluces y a hacer las inversiones que necesitamos para tener otro modelo productivo y que pueda haber trabajo digno.
Andalucía puede volver a liderar el cambio. Nos unimos un 28F y un 4 de diciembre y vencimos. Ahora es de nuevo el momento de ganar y de saber qué es lo que queremos cambiar y cómo. Necesitamos ganar en Andalucía para vencer al paro, a la pobreza y a la desigualdad y por nuestra propia dignidad.