Ante el congreso del PSOE: crisis global y crisis de la socialdemocracia (1)

Una de las consecuencias de la crisis está siendo el hundimiento electoral de los partidos socialdemócratas en Europa. En España la crisis del PSOE ha alcanzado proporciones históricas al obtener en las últimas elecciones sus peores resultados en la democracia (110 escaños). El desconcierto ha sido tal que incluso el presidente de gobierno optó por no liderar a su partido en la confrontación electoral después de haber estado gobernando dos legislaturas. El PSOE ha demostrado que carecía de un marco cognitivo adecuado para prever y entender la crisis y que por lo tanto que es un partido al que no se le pueda confiar la gestión del gobierno en unos momentos históricos como los que estamos viviendo.

Dijimos desde el comienzo de P36 que esta crisis era una crisis sistémica, ahora podemos afirmar que lejos de exagerar nos quedamos corto, es una crisis civilizatoria donde por vez primera en la historia de la humanidad la demanda social en su conjunto (biológica + cultural) supera la oferta de los servicios ambientales biofísicos y por lo tanto significa que hasta esta crisis el imaginario colectivo se construía sobre la idea del progreso y que a partir de esta crisis se está abriendo paso la idea de temor al futuro e incertidumbre del presente.

El PSOE negó la existencia de la crisis, luego práctico una mezcla de populismo y keynesianismo vulgar que produjo un déficit superior al 11% (casi un tercio del total de ingresos públicos) en sólo año (2009), poniendo al estado en manos de los tenedores de deuda pública (los mercados) y, a continuación, dio un viraje sin explicación alguna y abrazó la fe neoliberal más radical con un programa de reformas laborales y presupuestarias antisociales que culminaron con una reforma express de la constitución donde “se expulsaba a Keynes” y se escoraba toda la constitución económica hacia la doctrina liberalista, sin debate alguno. Como epitafio nos regalaba el escudo antimisiles en Andalucía (Rota), con las Cortes disueltas, cerrando el giro radical de su política en uno de los sectores que utilizó con un contenido más simbólico y axiológico: la política exterior y de seguridad, hasta el punto que José María Ridao tituló sus comentarios sobre este la actuación de Zapatero como “un socio lunático para Estados Unidos” (El País 09/10/11).

Ahora el PSOE celebra un congreso de urgencia para elegir su líder sin debate alguno sobre lo que está aconteciendo. Es más ambos candidatos se reclaman del legado de Zapatero sin darse cuenta de que la actuación del gobierno socialista ha provocado un daño tal vez irreparable en sus bases electorales a las que les ha hecho pagar un alto precio en forma de paro, empobrecimiento y frustración política al mismo tiempo que ha dejado maltrecho a los dos grandes pilares de la política socialdemócrata: el estado y los sindicatos.

Nos proponemos realizar por lo tanto unas reflexiones sobre la crisis del PSOE en el contexto de la crisis general de la socialdemocracia en Europa porque el fracaso electoral del PSOE tiene unas implicaciones que van mucho más allá de la crisis de un partido.

Por una parte, al ser la crisis del partido que recoge la mayoría de los votos del electorado que se identifica con la izquierda política, es la constatación del vacío político existente en la izquierda para dar una respuesta coherente y útil ante esta crisis global y sistémica

Por otra, al ser este partido uno de los dos que componen el sistema bipartidista sobre el que se ha construido el sistema político español desde la restauración de la democracia, implica también la crisis del sistema bipartidista y la necesaria recomposición del sistema de partidos en el estado.

Desde luego, ambos aspectos están fuertemente interrelacionados ya que la forma en la que se dote de contenido la alternativa de izquierda ante la crisis condicionará la forma en la que se recomponga el conjunto del sistema de partidos en el estado. Defendemos por tanto la hipótesis de que el hundimiento del PSOE puede abrir paso a una renovación de la izquierda para recuperar la iniciativa frente a la crisis y que la renovación de la izquierda puede también articular el sistema político en todo el estado de forma que impida que la transición que estamos viviendo la dirijan los que defienden una salida contra los intereses de la mayoría pero para ello hay que entender, entre otras cosas, tanto la crisis específica del socialismo español como la crisis general de la socialdemocracia como la pieza clave sobre la que se ha construido el sistema económico, social y político desde la II guerra mundial hasta la crisis de la globalización y que ha tenido a Europa como escenario central.