25/02/2011. Lo manifestación de alegría ante las noticias sobre el cambio de rumbo de la llamada “izquierda abertzale” y apenas si han aparecido. Un velo de cautela y de desconfianza impregna las noticias, las declaraciones y los análisis. Unos sentimientos que son lógicos, pero que no deberían privarnos de la alegría ni de la esperanza, cada vez más cierta, de que la bandera negra de la violencia desaparezca del escenario político en nuestro país, tras ondear durante décadas.
Sin embargo, por una norma no escrita, se soslaya cualquier manifestación de alegría, y sólo en voz baja, en conversaciones privadas, se puede transmitir la emoción que provoca el fin cercano del terrorismo.
El día en que ETA anunció el alto al fuego permanente, las valoraciones negativas ocuparon la mayor parte del espacio informativo, hasta el punto que si alguien aterrizara en el planeta España sin estar al tanto de los acontecimientos, podría pensar que este anuncio era una mala noticia sin paliativos. En el mismo sentido, el cambio de rumbo de la llamada izquierda abertzale, apenas ha sido saludada como un esperanzador hecho político. La mayor parte de las declaraciones han minimizado el avance que estos cambios suponen. El PP distribuyó un argumentario que bien podría titularse “abandonad toda esperanza” en el que especificaban que la nueva formación política Sortu no es más que la continuidad de ETA. Algunos dirigentes del PSOE criticaron en los primeros días estas apocalípticas declaraciones, pero la resolución final del ejecutivo camina en el mismo sentido.
Está claro que a todos nos gustaría un final hollywoodiense del terrorismo. Un día luminoso en que ETA entregara en público las armas y cada uno de sus sicarios pidiera perdón a las víctimas y se arrepintiera de sus crímenes, pero en ningún lugar de los que han padecido el fenómeno terrorista su final ha sido así de claro ni brillante. La paz se ha alcanzado por procesos complicados, incluso a veces con terroríficos retrocesos y contradicciones, mucho peores de los que se producen en nuestro país.
Aquí las cosas marchan lentamente, pero el camino es esperanzador. El año pasado más de cien presos de ETA se desvincularon de la banda y suscribieron el primer comunicado en el que reconocían la inutilidad de la violencia, el dolor producido y la inocencia de las víctimas. Hace varias semanas, la nueva formación política Sortu proclamaba su ruptura con el pasado y anunciaba literalmente que “desarrollará su actividad desde el rechazo de la violencia como instrumento de acción política o método para el logro de objetivos políticos, cualquiera que sea su origen y naturaleza; rechazo que, abiertamente y sin ambages, incluye a la organización ETA, en cuanto a sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales de las personas». Finalmente, la nueva formación se comprometía a rechazar “a quienes fomenten, amparen o legitimen los actos de terrorismo, oponiéndose, de manera clara y expresa, a cualquier justificación conceptual y cobertura ideológica de los mismos».
NO HAY DERECHO A QUE NOS HAGAN ESPERAR TANTO… ¿COMO VAMOS A RECONOCER A «ESPAÑA» SIN SUS CLASICOS MONTAJES SANGRIENTOS PARAFASCISTAS PARA DESACTIVAR CUALQUIER MOVIMIENTO LIBERTARIO?
RU-G.A.L.-CABA, POR FAVOR, HAZ ALGO, QUE NOS ESTAMOS QUEDANDO SIN UN ENEMIGO MINIMAMENTE INDECENTE AL CUAL BATIR EN TODOS LOS FRENTES JAJAJAJA!!!
http://identidadandaluza.wordpress.com/2011/02/26/caso-scala-un-ejemplo-mas-del-uso-del-terrorismo-para-encubrir-un-sistema-totalitario/
No, «Juan», no estoy de acuerdo, algunos cínicos fascistas no pueden cambiar nunca, aunque se camuflen con la telepropaganda, sobre todo cuando les dan patente de corso para la absoluta IMPUNIDAD:
http://www.youtube.com/watch?v=JMyUULZ-KfU
Sí puede apreciarse un cambio de actitud. Pero son muchas las veces que sólo ha sido fanfarria. ¿Es tan difícil decir que no se va a volver a matar jamás, que se entregan las armas o se destruyen? Mientras no se deje meridianamente clara esa intención y la de seguir por los cauces democráticos, serán… eso… ¡sólo fanfarrias!