Antonio Manuel| Cuando atisba cercana la muerte, Miguel Hernández realiza un balance poético de su vida que resuelve con un dilema desgarrador: volcán muerto o piedra viva. En el primer caso, se ve a sí mismo con los ojos en la nuca, caminando de espaldas hacia lo que fue porque ahora ya no es nada. Su presente es su pasado. En el segundo, acepta su cuerpo inerte pero habitado por un alma utópica que mira eternamente hacia delante. Su presente es su futuro. Miguel Hernández murió con los ojos abiertos. Como una piedra viva. Para no morir nunca.
Los ateneos no son volcanes muertos sino piedras vivas. No son lo que fueron sino lo que serán. Y prueba de ello es el reciente abrazo entre las dos únicas federaciones territoriales de ateneos que existen en el Estado español: la FederaciónAteneosde Andalucía y la Federaciód´Ateneus de Catalunya. La andaluza simbolizada por un libro pájaro que recuerda que la cultura siempre debe volar libre. Y la catalana, por una A con forma de casa sin puerta porque no la necesita: siempre la tiene abierta. Exactamente igual que la piedra de Joan Brossa: De un martillazo rompo una roca/ y de la grieta sale/ un vuelo de mariposas (D´un cop de martell parteixo una roca/ i de l´esquerda en surt/ un vol de papallones). El martillazo pacífico de la conciencia del que nacen las mariposas de la cultura y la libertad, alma y arma de los ateneos.
No hay nada más frágil que una mariposa en un incendio. Y las llamas de esta crisis están quemando demasiado aprisa sus alas hechas de cultura y libertad. Los ateneos nacieron hace casi dos siglos como una respuesta cívica a la ausencia de ambas. Inicialmente, tuvieron que ser burgueses ilustrados quienes tomaran la iniciativa de expandir la cultura para paliar el analfabetismo y la sumisión de las clases populares. Pero en los albores del siglo XX, muchos de estos ateneos fueron creados por el propio pueblo, consciente de la trascendencia libertaria de la cultura frente al caciquismo. Sirva como ejemplo este hermoso artículo de un Ateneo Popular todavía en activo, redactado por un jornalero en 1925 durante la dictadura de Primo de Rivera, vigente en los estatutos de los Ateneos de Andalucía: “Cuando en la vida colectiva se cometa una arbitrariedad por parte de los poderes públicos contra el inviolable derecho de gentes o contra la libre emisión del pensamiento, esta entidad deberá hacer pública su disconformidad como lo estime más oportuno, por cuanto el silencio ante el atropello cometido equivale a la tácita conformidad con el mismo”.
En esta norma se condensa el espíritu crítico y constructivo del hermanamiento entre las federaciones andaluza y catalana de Ateneos: “la necesidad de colaborar entre territorios para promover la cultura a través del modelo asociativo libre e independiente”. Hemos vivido una época en que las administraciones públicas han fagocitado o controlado las propuestas socioculturales que la ciudadanía llevaba tiempo desempeñando. En la mayoría de las ocasiones, de forma más rentable y con un infinito mejor conocimiento de la realidad. Ahora debe ser la ciudadanía quien de nuevo levante las banderas de la cultura y la libertad para desmontar este modelo político y económico que todo lo supedita a la competitividad y el utilitarismo.
Y nada mejor que escenificarlo con este encuentro cívico y simbólico entre Cataluña y Andalucía. Dos comunidades hermanas a las que algunos de sus hijos quieren enfrentar equivocadamente. Hace más de 30 años, ambos pueblos se dieron la mano para alcanzar el mismo rango de autogobierno. Hoy sus ateneos estrechan las suyas para ayudarse recíprocamente en el mantenimiento y difusión de las culturas catalana y andaluza, la tradicional y la contemporánea; la promoción de espacios para la convivencia y el respeto por la diversidad; el fomento del voluntariado sociocultural y el trabajo comunitario; el apoyo a las artes y sus artistas en todas las disciplinas… En definitiva, un movimiento ateneístico que se ofrece desinteresadamente a las comunidades que representa: Andalucía y Cataluña, humanistas y libres, mirando siempre hacia delante, como piedras vivas y abiertas.
Antonio Manuel es Secretario de la Federación Ateneos de Andalucía
En la fotografía, Luciano González (Presidente de la Federación Ateneos de Andalucía) y Salvador Casals (Presidente Federació Ateneus de Catalunya)
La verdad es que ese «hermanamiento» parece el de el gordo y el flaco en lo económico: Catalunya tiene un presupuesto de más de trescientosuno millones de euros en Cultura y Andalucía. bajo el epígrafe de Cultura Y DEPORTE (no hay que ser un lince para saber que este se lleva la parte del león)… de 219, 7 ¡con un millón de habitantes más y una población flotante de residentes, con segunda vivienda aquí, mucho mayor!
¡Ay, Jacob, no me llames hermano y quédate con tu humillante y discriminador plato de lentejas!
¡POR UNA CULTURA POPULAR REVOLUCIONARIA YA!
Observo, querido Antonio Manuel, que podría entenderse que postergas el papel de los ateneos oficiales, burgueses, con respecto a los ateneos populares. Estos últimos no han surgido «después» que los otros, han florecido espontáneamente en paralelo desde mediados del siglo XIX. Gracias a esos ateneos populares o libertarios las culturas no han languidecido fosilizadas, espoleando su conservadurismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ateneo_popular
Aunque no te equivoques, hermano, por sentidos abrazos que puedan darse algunos hijos de la burguesía aquí en los ateneos y brindis a los postres -consumiendo alimentos que ni siquiera muchos lo son de su tierra., hay un escollo insalvable bajo el que se abre una sima. Los del «sur» sólo tratan de hacer valer el habla impuesta del señorito castellano, despreciando acomplejados el ANDALÚ de sus madres o del pueblo. Y los académicos catalanes DEFIENDEN Y VALORAN SU PROPIA ‘LLENGUA’ Y SIENTEN MUCHO MAS AMOR PROPIO POR SU TIERRA…
http://www.youtube.com/watch?v=cEGm-a8LdeY
Por suerte nos salva sentando cátedra lingüística el genial Manu:
http://www.youtube.com/watch?v=S_s7rv33eAM&feature=relmfu