Paralelo 36 / Nuestra propuesta de un nuevo modelo productivo para Andalucía se estructura en torno a las siguientes prioridades:
La calidad de los recursos humanos constituye el elemento más importante para el cambio. Es necesario dotar al sistema educativo de los recursos necesarios e implicar a toda la comunidad educativa en una reforma radical de las enseñanzas para que se adapten a las demandas de nuestra época y proporcionen una formación adecuada a los jóvenes.
El sistema de financiación autonómico aprobado en el año 2009 es discriminatorio para Andalucía. Necesitamos una nueva financiación de naturaleza federal; un sistema fiscal propio que prime los recursos tributarios verdes; la flexibilización y el reparto de los objetivos de déficit en función de los diferenciales de paro, desigualdad, territorio y población, y la participación en las decisiones sobre las inversiones directas del Estado en Andalucía.
Andalucía carece actualmente de instrumentos financieros con los que poder inyectar liquidez a las pymes y a las familias. Necesitamos instrumentos propios de crédito para avanzar hacia un sistema financiero mixto público/privado en el que el poder público represente entre un 20% y un 25% del mercado bancario.
Debemos promover las actividades vinculadas al entorno, a través de la territorialización de la cadena productiva, junto a nuevas pautas de consumo basado en la eficiencia y no en el derroche, con criterios de proximidad, sostenibilidad y equidad.
La brecha tecnológica de Andalucía es un impedimento para el cambio. La acción pública y privada debe tender a la convergencia tecnológica y a la articulación de una red de centros científicos coordinados con las universidades y los espacios tecnológicos industriales, orientados a la investigación en sectores y actividades sostenibles.
El modelo energético de la economía andaluza continúa estrechamente ligado a los combustibles fósiles, principalmente al petróleo y sus derivados. Establecemos como prioridad lograr que las energías renovables superen el 50% del gasto energético.
El agua es un bien valioso y escaso: defender su carácter de servicio público, modernizar y actualizar el sistema de regadío, revisar los cánones de uso, preservar los cauces y almacenes naturales y racionalizar el consumo en las costas es urgente.
Andalucía necesita un modelo de comunicaciones que garantice la accesibilidad, reconstruya el territorio y los espacios urbanos, prime el transporte de cercanías, invierta la proporción del transporte de mercancías entre carretera y ferrocarril; limite el tráfico pesado en carretera y autopistas y promueva que los centros urbanos de todas las ciudades y pueblos estén libres para peatones, ciclistas y transporte público y restringidos para el coche.
Somos ya es referente europeo en agricultura y ganadería ecológica. Fortalezcamos la industria transformadora asociada aumentando exponencialmente su valor añadido, agrandemos los mercados cercanos, con criterios de proximidad y sostenibilidad, en el contexto de una modificación de las relaciones entre el campo y la ciudad.
Hace falta poner a la industria en el corazón de la política económica. Huyamos de la industria química y extractiva que expolia nuestra naturaleza e impulsemos una estructura industrial amplia y diversificada que logre alcanzar la media europea del PIB propuesta para 2020 (20%) y de respuesta prioritaria a la demanda interna andaluza.
El sector servicios aunque está muy desarrollado es dependiente de centros de decisión exteriores por lo que hay que vincularlo más a nuestra propia estructura empresarial e industrial para que la riqueza generada se reinvierta en mayor medida en nuestra tierra.
La cultura es uno de los sectores que mayor innovación y riqueza humana aportaría siempre y cuando se haga una apuesta desde las instituciones públicas pragmática y sensata que permita la redistribución de los recursos y potencie la economía social.
Un nuevo modelo productivo en definitiva requiere un profundo cambio político y social, también en el Estado y en la UE. Ni Andalucía puede vencer la crisis diferencial que se ha generado en los últimos años con el modelo desarrollista imperante ni es posible el cambio sin la suficiente autonomía política, social, económica y financiera. Un proceso que tiene como primera condición la participación del pueblo andaluz como un sujeto político decisivo.
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