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«Borges es el autor que más ha influido en las series de hoy»

Borges

Errata Naturae amplía su catálogo de culto con ‘Teleshakespeare’, un lúcido y oportuno ensayo de Jorge Carrión sobre las series de televisión norteamericanas

Manuel J. Lombardo.Diario de Sevilla 13.04.2011.

Novelista, ensayista, crítico cultural y profesor de Literatura Contemporánea y Escritura Creativa en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, Jorge Carrión (Tarragona, 1976) pone orden y concierto en uno de los últimos fenómenos de culto de nuestro tiempo, las series de televisión norteamericanas. Charlamos con él sobre Teleshakespeare, ensayo por el que desfilan telenovelas imprescindibles como Los Soprano, A dos metros bajo tierra, The Wire, Perdidos, Treme, Breaking Bad, Héroes, Rubicon o Mad Men.

-¿Cómo se resuelve la fórmula Televisión+Shakespeare?

-En el libro hablo de Shakespeare como sinónimo de la tradición literaria occidental. Se podría haber titulado Telehomero, Telecervantes o incluso Teleborges, porque del siglo XX posiblemente sea Borges el autor que más ha influido en las teleseries contemporáneas. No hay duda de que en el nacimiento del cine están la pintura y la literatura del siglo XIX, ni que en la formación del lenguaje televisivo ha tenido mucha influencia tanto el cine como la literatura.

-¿A qué factores atribuye la pasión que suscitan las nuevas series de televisión norteamericanas entre los espectadores y los investigadores?

-Yo creo que combinan dos niveles de lectura: el del puro entretenimiento, con traiciones, muertes, mezquindades, amores, etc., y el de la inteligencia, a menudo crítica, intertextual, que atrae al lector culto y al académico.

-Rodrigo Fresán habla de esa idea extendida que dice que la «gran novela norteamericana» se escribe hoy en la televisión. ¿Qué tiene de tópico?

-Me interesa el vínculo que la palabra «tópico» tiene con la idea del «espacio común»: las mejores teleseries trabajan en ese imaginario, en ese horizonte compartido, que tradicionalmente ha sido sobre todo literario.

-¿No cree que ya no hay vuelta atrás para el cine de ficción una vez que las teleseries han desarrollado tramas y personajes con una complejidad y profundización con las que éste ya no puede competir?

-Yo creo que las películas tienen que saber escoger muy bien los relatos que pueden contar. Cisne negro, El discurso del rey o La red social son efectivas porque esas historias no podrían nutrir, por sí solas, una serie. En cambio, Origen sería el germen de una gran teleserie de ciencia-ficción, por eso no me convence como filme.

-¿Se puede leer la historia crítica de una nación a través de sus series de televisión?

-Las series han adoptado parcialmente la función de los telediarios: analizar, críticamente, la historia contemporánea.

-Usted también sostiene que las ficciones televisivas pueden preparar al inconsciente colectivo para cambios sociales inminentes.

-De los medios de comunicación, en los últimos veinte o treinta años, sin duda la televisión ha sido el más influyente. En el libro hablo de la pedagogía que llevan a cabo las series: preparan a la población para que consideren como algo normal que una mujer (Señora Presidenta) o un afroamericano (24) sean presidentes de los EE.UU. En España ocurre igual, pero quizá sea más obvio: las series tratan de normalizar socialmente la adopción por parte de parejas homosexuales y otros temas candentes de actualidad o inminente futuro. En mi novela Los muertos hablo de una serie que supuestamente es capaz de sintonizar con las formas en que los humanos digieren el duelo por los seres de ficción, y modificarlas.

-¿Qué es exactamente la ficción cuántica?

-Durante los primeros años del siglo XXI, muchos artistas han asimilado los procedimientos de la narración transmedia, la han convertido en una estrategia artística, a menudo aunando ciencia, entretenimiento y arte. La ficción cuántica sería un nombre posible para esa tendencia de trabajo en una obra en universos narrativos simultáneos. Con precursores, antes de Internet, como Alan Moore o Borges.

-¿Qué opinión le merece la afirmación de David Simon «que se joda el espectador medio»?

-Muy respetable. Yo soy uno de los que se joden, como explico en el capítulo sobre Treme.

-¿Qué le falta a las series españolas para poder equipararse a las norteamericanas?

-Dinero. Un presupuesto elevado que permita construir escenarios, contratar a los mejores intérpretes y pagar lo que un buen guión merece.

-Hoy se escribe sobre la masculinidad en Los hombres de Paco o la feminidad en Aida. ¿Vamos por buen camino?

-Los estudios culturales están enfocando la televisión desde nuevas perspectivas, políticamente muy deseables. Es importante estudiar cómo somos representados para poder provocar cambios.

-¿En qué momento las series dejan de pertenecer a sus creadores para pertenecer a sus seguidores?

-En el mismo momento de su emisión. A partir de esto ya somos co-creadores. Juego de tronos, la nueva apuesta de HBO, ha empezado a hacer efecto desde la semana pasada, cuando se dieron a conocer sus primeros, y muy prometedores, cuatro minutos.

-Mójese, ¿cuál es su serie favorita y por qué?

The Wire. Porque es perfecta.

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