Francisco Garrido. Charlatanes peligrosos, hay un efecto perverso de «la filosofía de la sospecha», por otro lado tan fructífera, que consiste en esa creencia en todo lo que es tan poco evidente como satisfactorio. Toda esa perorata de la «sanación espiritual» los «mindfulness «, la «elevación de conciencia»; se ha colado como un cuchillo en la mantequilla en una supuesta «cultura alternativa», en realidad a lo único que es alternativo es la verdad, que en el momento en que la ciencia es más potente históricamente que nunca, se entregan a los brujos.
Ya saben es eso de pensar en positivo y se te curan la artrosis. De meditar varios minutos al día y la diabetes desaparece. “Las vacunas matan” cuando lo que mata es que no haya vacunas. “La gripa A fue un invento de las multinacionales para vender vacunas”, cuando lo cierto es que la gripa A, también llamada “gripe española”, mato a millones de personas en el siglo XX y el negocio de las vacunas no llega al 2% de la facturación total de las farmacéuticas. Tomar supuestos medicamentos que no tienen tasa alguna de sobredosis, , homeopatía, y que si se disuelve en un vaso de agua no hay análisis químico que sea capaz de distinguir el vaso con la disolución y cualquier otro vaso con agua. Y lo peor , las mil y una técnicas de curación del cáncer : desde el cúrcuma a la sanación espiritual o la iris terapia o las gemas magnéticas. Suelen utilizar una seudo terminología científica cruzada con referencia a las emociones (que siempre son lo más importante te según este discurso) y a una vaporosa dimensión profunda o espiritual del ser humano.
Cuando, por ejemplo, en este tipo de contextos escucho la palabra “energía” ya se que estoy ante un farsante, un imbécil o un desesperado. Alguien que es víctima o verdugo pero todo caso alguien que no es fiar. Por eso me llama la atención la acogida que la última moda, en realidad lo único nuevo es el nombre, que esta teniendo el mindfulness. Profesionales de la salud, como en el caso de la homeopatía, e incluso instituciones sanitarias prestigiosas, le dan pábulo a esta meditación curalotodo. Argumentan para ello un supuesto efecto positivo en el bienestar de los pacientes basado en correlaciones espurias que también podrían ser halladas en la práctica del rezo del rosario o en las peregrinaciones a Lourdes. Correlación no es causalidad habría que inscribir en la puertas de estos centros sanitarios. Bajo este paraguas se esconde una extraña combinación entre compisracoicos, (sospechan de todo lo que es creíble ) y desesperados crédulos (creen todo lo que es increíble) . Las «constelaciones familiares», o el mal llaamado gestalismo ( no confundir con la Gestald original) , son otro ese los nombres de esta tabla de salvación ante la los malestares del consumo.
El hecho indiscutible de que la ciencia sea usada por el capital, multinacionales farmacéuticas, no dice nada malo, si no todo lo contrario , de la ciencia sino del capital; y no nos debe llevar a desconfiar de esta sino de aquel. La cultura conspiranoica de las terapias alternativas y el “out left espiritual” nos conduce al lugar inverso: desconfiar de la ciencia y confiar en el capital. Jugada perfecta; ¡la banca gana ¡ como en la alienación religiosa. Dios, aparece a las vez como la fuente de la legitimación de la explotación y como la mitigación de los efectos de la misma.Ciertamente todo esto no es sino una forma posmoderna de religión low cost apta para la sociedad de consumo de masas y el hedonismo digital. Pero la historia no se repite y hay características que la diferencia de la religión tradicional en cuanto que esta nos entrena en la resignación, y la aquella, la new age, en la indignación. ¿La indignación? Si la indignación contra nosotros mismos y en la resignación ante el capital. Mientras, las “prácticas espirituales” nos convierten en consumidores de emociones desvinculadas de las condiciones materiales y espirituales que las hacen posible; y el discurso conspiranoico construye un cinturón sanitario entre el poder y las gentes , lo que más desea el capital ( ¡¡el puto amo¡¡).