Carta que Ángel B. Gómez Puerto dirige al Obispo de Córdoba.
Estimado Monseñor, hace unos días, junto a otras personas de Córdoba, he decidido apostatar. Le he remitido un escrito formal de petición de baja de los registros de la Santa Madre Iglesia. El plazo que nos hemos dado es de tres meses, pasado el cual escribiremos a la Conferencia Episcopal Española, y en última instancia, al Nuncio de Su Santidad El Papa en España, exigiendo esa misma petición de apostasía, basada en argumentos jurídicos de nuestro Código Civil y de nuestra actual Constitución de 1978, como podrá leer en el referido escrito registrado el pasado 11 de septiembre.
En definitiva, Sr. Obispo, el escrito que le he remitido recuerda que fui bautizado, como la generalidad de personas, sin la voluntad de decisión por mi parte, entendiendo que mi pertenencia a su institución religiosa es nula de pleno derecho, en la medida que no reúne los requisitos esenciales para la manifestación de la voluntad y expresión del consentimiento que exige el Código Civil vigente. También le expreso que es mi voluntad actual, en plena capacidad jurídica y de obrar, en ejercicio de la libertad de conciencia y pensamiento proclamados en la Constitución, la de dejar de pertenecer a la Iglesia Católica.
No es la primera vez que le escribo, Sr Obispo. Ya lo hice públicamente en octubre de 2010, unos meses después de que iniciara su andadura como prelado de Córdoba, en una tribuna que se publicó en los nueve periódicos del grupo Joly, a raíz de unas declaraciones suyas en las que proponía que la Mezquita de Córdoba dejara de llamarse Mezquita-Catedral para pasar a denominarse Catedral a secas. Y lo hice por invitación de este grupo editorial, que acepté encantado, pues me parecía muy grave lo que estaba proponiendo, un ataque frontal a la Mezquita como símbolo de Córdoba y al propio paradigma Córdoba y al espíritu de concordia que la historia de nuestra ciudad atesora desde la Baja Edad Media.
Estimado Obispo, y llevó a cabo ese objetivo, y le cambió el nombre a la Mezquita y le denominó en los divulgativos oficiales del monumento como Catedral, un auténtico atentado histórico y simbólico a nuestro monumento emblemático, que unos años antes, en 2006, había sido inmatriculado por la Diócesis de Córdoba, cuando era Obispo Monseñor Asenjo (actual Arzobispo de Sevilla), aprovechando la infame reforma de la normativa hipotecaria que se aprobó bajo el gobierno de Aznar, de muy dudosa constitucionalidad. Y que además están ustedes explotando económicamente de manera privada y exclusiva.
Pero siendo muy graves estos hechos que acabo de recordar, en el último año estamos conociendo, la ciudadanía de Córdoba, que también llevaron a cabo inmatriculaciones en más inmuebles y espacios del común en nuestra ciudad, en una especie de política inmobiliaria que están llevando a cabo desde la Diócesis que usted “preside” como Obispo. Inaceptable Monseñor Fernández, inaceptable e impropio desde los valores cristianos y cívicos.
Señor Obispo, en esta ciudad están sucediendo situaciones muy graves, hay miles de personas que no tienen trabajo, que apenas tienen para comer ni para pagar su vivienda, y en paralelo, la Santa Madre Iglesia parece que está en otras cosas, en acumular jurídicamente, vía inmatriculaciones registrales, en su activo patrimonial inmueble tras inmueble.
Realmente, como ciudadano no les puedo entender, mi perplejidad es absoluta ante sus actuaciones. Son estas razones suficientes para mi decisión de apostatar, con todo el respeto, pero con total claridad. Espero su respuesta. Así lo expresamos en el suplico del escrito, no entenderíamos una ausencia de resolución de su Diócesis a nuestro escrito. Y como he expuesto al inicio, si no expresa su decisión, instaríamos a sus superiores a la resolución de la mencionada petición de apostasía.