En medio de la peor crisis económica de España, hablar de fastos olímpicos lleva asociado, irremediablemente, la coletilla de las cifras que se van en este estipendio. La candidatura de «la austeridad» como promulgan desde el Ayuntamiento de Madrid, supone un desembolso en infraestructuras de casi 6.000 millones. Pero a esta brocha gorda de gastos acompañan otras partidas que, aunque menores, cuentan. Los costes de competir, tres veces, por el sueño olímpico se ha llevado al menos 100 millones de euros, aunque las cifras exactas son difíciles de dar por el continuo baile entre lo que se anunció, lo que apareció en los presupuestos y lo que finalmente se ejecutó. La mitad habría salido de las arcas municipales.
La mayoría de estos presupuestos se van en publicidad, hacer lobby, márketing, viajes de prensa o en apostar por otras competiciones deportivas que sirvan de tarjeta de presentación para la ciudad. Es decir, un gasto a fondo perdido. Aunque según el exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, este dinero no ha sido gasto, sino «inversión» en promocionar la ciudad por el mundo y en mejorar su imagen.
La candidatura de Madrid 2012 es la más opaca, también la más alejada en el tiempo, ya que su presupuesto se remonta al año 2003. Según publicaron los medios de la época, la fase I (ciudad solicitante) se presupuestó en 7,5 millones de dólares y la fase II (ciudad candidata), en algo más de 8,1 millones. Al cambio unos 11,8 millones de euros. Pero la cifra de gasto público realizado en el programa «Madrid 2012» ascendió a 25,6 millones de euros, según un informe resumen del director general de Deportes de Pablo Buján fechado en 2005 y que recorría «la gestión deportiva del Ayuntamiento de Madrid entre 1951 y 2005».
Según varias fuentes municipales, es casi imposible saber con certidumbre cuánto se gastó en aquella candidatura, ya que se dio «barra libre» a la organización de la primera carrera olímpica y la preparación se trufó de ingeniería financiera. Algunos medios elevaron el coste aspiracional de Madrid a hasta 60 millones de euros, aunque la diferencia la habría puesto la financiación privada.
La aportación privada es clave en las aspiraciones de la villa, que para Madrid 2016 se gastó 37,8 millones de euros en preparar una misión casi imposible. De aquella cifra, 16,8 millones de euros corrieron a cargo de las arcas públicas del Ayuntamiento de Madrid, diez millones enteros desembolsados en el primer año de crisis, 2008.
Madrid 2020 redujo drásticamente el apoyo a la campaña de las candidaturas. En los presupuestos municipales de 2012 se destinaron siete millones de euros públicos a dotar de recursos la Fundación que se encarga de gestionar la candidatura y en el año siguiente las arcas municipales desembolsarán otros 3,9 millones de euros. A esta aportación de 11 millones de euros pública hay que sumar la parte privada que no está claro a cuánto asciende finalmente ya que se abrió el plazo para acoger nuevos patrocinadores hasta el 1 de septiembre.
La suma está en línea con lo presupuestado al inicio de la candidatura, que elevaba el precio de participar en la competición a 38,6 millones de dólares (casi 30 millones de euros), y en la que se aseguraba que el 38% saldría de fuentes públicas, lo que supondría que las empresas deberían aportar alrededor de 18 millones de euros.
Beneficios fiscales para empresas y negocio
La aportación privada es indispensable en estos eventos que, por supuesto, tienen contraprestación para las empresas. Los que se consideren patrocinadores pueden desgravarse hasta un 15% de su inversión en publicidad si se adhieren a este evento que, al igual que otros muchos como el Xacobeo por ejemplo, son declarados de interés público.
Un reciente cambio de la ley pone tope a esta deducción fiscal, que no puede superar el 90% de lo aportado a patrocinar al evento. En este caso, la aportación máxima de empresas como la de Telefónica, cuyas facturas publicitarias son ingentes, es de 800.000 euros, por lo que se podrían desgravar en impuestos hasta 720.000 euros. Hay que tener en cuenta que estas empresas patrocinan muchos eventos a la vez, y estos cheques fiscales se van sumando.
En la estructura de la Fundación Madrid 2020 se puede ser patrocinador socio (800.000 euros), preferente (400.000 euros), oficiales (200.000 euros) colaboradores (50.000 euros) y amigos (10.0000 euros). También hay un listado de «donantes» que no tienen obligación de hacer publicidad del acto (y viceversa, ya que no aparecen en el listado de patrocinadortes oficiales). Son BBVA (800.000 euros), El Corte Inglés (400.000), Iberdrola (300.000) y Renault (200.000).
Se da el caso de que estos patrocinadores y/o donantes pueden además optar a hacer negocios con la Fundación Madrid 2020. Así, la última licitación pública fue la de los trajes que llevará el comité español el sábado en Buenos Aires y que se presupuestaron en casi 43.000 euros. La firma encargada de su provisión es El Corte Inglés. La consultora «Bovis», que es patrocinador oficial, se llevó también la realización del dosier de presentación de la candidatura, presupuestado en 720.000 euros (puso 200.000 en el patrocinio) y el despacho de abogados Garrigues se quedó con la representación jurídica por más de 300.000 euros pese a ser patrocinador socio. Con todo, la licitación más elevada de esta última candidatura ha sido la de la agencia de comunicación internacional que se adjudicó el servicio por 2,4 millones de euros.