¡Con dos cojones, Soto!

@VctorMMuoz | Reconócelo. Te has calentado, te has venido arriba y, como no faltan palmeros que te jaleen, estás intentando superarte cada día. Enhorabuena, vas por buen camino. Porque te han aplaudido los pastores de las eras, como a uno de los personajes de Galdós, y te has creído un Demóstenes (luego, si me da tiempo, te explico quién era Demóstenes; imagino que Galdós sí te sonará de algo).

Hay muchas formas de degradarse, José Manuel, pero ninguna tan dramática y tan rápida como hacerlo en Twitter, el último invento del diablo. A través de tus tuits has querido mostrarnos la ciudad que habita dentro de tu cabeza. Podíamos intuirlo, Soto, pero aun así ha sido desolador descubrir el chabolismo mental en que vives, esa extrema pobreza como de posguerra, esas Hurdes interiores que te pueblan. Has aprovechado el fuego de artillería abierto por los de siempre -Hermann Tertsch, Isabel San Sebastián, Alfonso Rojo- y te has dicho: y yo por qué no. Claro que sí. ¿Acaso tú eres menos español? ¿No están ahí, a la vista de todos, tus vivasalrey, tus loas a la guardia civil, tu pasión por los toros, tus salves rocieras y hasta tu simpatía por el exministro Corcuera? ¿No te da eso derecho a emitir tus regüeldos tuiterísticos mientras te rascas la huevera?

Qué manera de meterse en líos, Soto. Menos mal que en buena hora ceñiste espada para salvarnos. O sea que prefieres pelear. Junto a Paquirrín y Rosa Díez, estás dispuesto a defender a España del peligro musulmán (por cierto, que te imagino en casa puesto en pie, delante del televisor, la barbilla apuntando al techo, como Sergio Ramos, mientras suena el himno nacional en los partidos de la selección). ¡Qué dos huevos, Soto! Con lo bien que estás tú llenando estadios en Tomares o en Tarazona. Intuyo que eso es lo que tiene estar todo el día profiriendo vivas a España, a la Corona, a los tricornios y a los cojones de Manolete (utilizo mucho léxico testicular, Soto, porque sé que te gusta). A cuántos sacrificios os conduce el patriotismo. Y mientras tanto, los separatistas catalanes tocando las pelotas, los señoritos socialistas de la Junta subiendo el impuesto de sucesiones y los rojos comunistas como Garzón casándose por todo lo alto, chaqué y cubierto caro incluidos.

El caso, José Manuel, es que no te veo en Siria o por ahí, la verdad, con esa cara de romero y ese porte tuyo de anuncio de varón dandy, por más que te empeñes en ir aireando tu kukluxclanismo rojigualdo, tu bertinismo político y tu sonrojante islamofobia. Porque a ti te da igual que el salafismo yihadista represente una parte minúscula del mundo musulmán -y no digamos ya del árabe-, o que haya habido diversas manifestaciones de musulmanes condenando los atentados (incluyendo a las propias madres de los terroristas). A ti todo eso te da igual. Tú los metes a todos en la etiqueta “esa gente” y aquí paz y después gloria.

Verás cuando alguien te cuente que las cosas son un poco más complejas de como tú las ves, Charlton Heston de Triana. Figúrate que no solo pueden existir españoles musulmanes sino también árabes cristianos. No te digo más. ¿Que no lo entiendes? No te preocupes, Soto. A poco que consigas no someter el mundo al esquema que tu miopía mental lo reduce podrás entenderlo. El problema es que eso se cura leyendo. Puedes empezar, por ejemplo, por las entregas de la serie “El dinero del wahabismo de Arabia Saudí y Qatar en España”, de Antonio Maestre. Pero te aviso, Soto, lo mismo te llevas una sorpresa.

Por lo demás, me despido deseándote suerte en tu particular Cruzada. Seguro que “por ella son el amor y el odio, la paz y el tormento,/ por ella la ilusión y el gozo de vivir queriendo/ por ella sigue viva la estrella que guía mis pasos,/ por ella no me desmorono ante los fracasos”. Pues muy bien, pues adiós. (Te lo facilito en español, José Manuel, para que lo entiendas).

Víctor Muñoz es profesor de Lengua y Literatura