Rafa Rodríguez
Como mucha gente que está comprometida con el cambio y la democracia, asistimos desconcertados al espectáculo cainita en el proceso congresual de Podemos (Vistalegre 2). Si malo es la cantidad de gente valiosa que se está quedando en el camino lo peor es lo que puede suceder el día después. Parece probable que Pablo Iglesias obtenga un respaldo mayoritario, que Iñigo Errejón tenga unos apoyos muy importantes y que la corriente anticapitalista se convierta en una minoría con una gran capacidad de influencia. Si el ganador consigue encajar con responsabilidad y proporción el resultado de las preferencias de los electores de Podemos, este episodio se convertirá solo en un triste recuerdo pero en caso contrario se convertirá en una pesada losa que cegará muchas de las esperanzas necesarias para transformar nuestro entorno social.
En este contexto creo que es importante hacer frente a la campaña de estigmatización que se ha orquestado contra Iñigo Errejón para impedir no ya que se alce con el triunfo sino que su orientación sea relevante en la futura dirección de Podemos. El hecho de que los demás partidos ataquen preferentemente a Pablo Iglesias no se debe a que Errejón sea menos peligroso para ellos. Al contrario, Errejón es lo que más temen porque su propuesta es con mucha diferencia la más coherente para que la izquierda alternativa pueda gobernar en el Estado (la ciudadela fortificada de los poderes fácticos que ha monopolizado a través del sistema bipartidista) porque por vez primera ha conseguido transmitir un proyecto creíble en el que una mayoría puede confiar. La preferencia por focalizar los ataques a Iglesia se deben a que, por una parte, éste presenta con sus comportamientos un objetivo mucho más vulnerable y, por otra, porque los demás partidos saben (como sucede con frecuencia en política) que los ataques de los adversarios en vez de debilitar al atacado, lo fortalecen.
Errejón está demostrando una enorme lucidez y valentía (lo que no es fácil). Defiende lo que es necesario para ganar en un contexto cultural de parte de la izquierda muy contaminado por la falta de tradición democrática, el sectarismo y el mesianismo. Desde la izquierda alternativa (la que sabe que gobernar tiene que implicar intervenir en la distribución de los recursos y no solo de las rentas) necesitamos ganar la hegemonía (lo que él llama transversalidad) y eso, en el Estado español aquí y ahora, requiere una triple dimensión: a) un liderazgo republicano, inclusivo, racional y sensato; b) un consenso territorial alejado del centralismo que refuerce la idea de pacto (federal) entre territorios plurales y c) una política clara de alianzas.
Pablo Iglesias acaba de decir en una entrevista que «La única posibilidad para que nosotros gobernemos en España en las próximas elecciones es buscar un entendimiento con el PSOE». Pero para eso son necesarias dos cosas a) no darle munición al sector socialiberal del PSOE que quiere pactar con la derecha y no con Podemos b) incidir en el cambio del PSOE, en la derrota del sector socialiberal. Y esta orientación, entre otras, es lo que está defendiendo con más coherencia Errejón que Iglesias. La actual dirección del PSOE sabe que si Errejón sale reforzado de este Congreso tendrá un gran problema porque una parte importante de su electorado tiene simpatías por Errejón mientras que Iglesias tiene una mala valoración.
En estos momentos, después del impasse que ha supuesto la repetición de elecciones generales, se plantea un proceso decisivo en los dos principales partidos de la izquierda: Podemos y el PSOE. Como es lógico esos procesos tienen conexión: si el día después del Congreso de Vistalegre hay una alternativa integradora en Podemos y sale reforzado el mensaje de que gobierne la izquierda, con la complicidad de los sindicatos y los movimientos sociales, y de acabar con la era del PP será, a su vez, un refuerzo importante para los que defienden en el PSOE el entendimiento con Podemos y el rechazo a la colaboración con el PP. Sabemos que esa es la única vía para defender los intereses populares y también que los publicistas de la derecha tratan por todos los medios de difuminar en el imaginario de los votantes de izquierda el objetivo nítido de llegar al poder en el Estado.
Rafa, el argumento de que los demás partidos (y los medios, Rafa, los medios) atacan a Pablo Iglesias para no fotalecer a Errejón, que es su enemigo más peligroso…¿¿¿ no te parece un poco traído por los pelos?