Eso de convertir a las víctimas en héroes es muy americano pero es falso. Las víctimas no son héroes y no tienen por qué despertar admiración sino compasión. Las víctimas no nos enseñan nada, quien no es enseñan son los verdugos; nos enseñan lo que no debemos hacer y a quién debemos atacar. Paradójicamente la mejor forma de proteger a las víctimas no es ensalzándolas, sino aprendiendo lo que nos enseñan los verdugos. A las víctimas no les asiste ninguna razón salvo la razón del derecho sagrado que tienen a no ser víctimas. Por ello las víctimas pueden y deben exigir reparación pero no lección. Una justicia, o una política, guiada por la razón de las víctimas es el mejor de los casos pobre y en el peor vengativa.
Una vaporosa y nauseabunda cultura de las víctimas lo impregna todo. La izquierda contrapone a las víctimas del terrorismo de la derecha, las víctimas del franquismo y creo que se equivoca. La lógica del magisterio de las víctimas es radicalmente conservadora. Los luchadores y luchadoras asesinados o perseguidos por el franquismo no son víctimas son héroes y como tal se les debe honrar y reconocer, degradarlos a la condición de víctima es un ultraje a su memoria y una borrado de la memoria histórica. Igualmente ocurre con Las víctimas del terrorismo que cayeron en defensa de la legalidad democrática tampoco son víctimas, también son héroes, pero no lo son porque cayeron sino por que lucharon.
En todos lados los medios y las redes sociales conceden la voz a las víctimas en la misma proporción que ocultan y silencian a los héroes. Eso se llama publicidad gratuita para los verdugos. De esta manera mostramos una imagen del mundo mucho más cruel y negativa de lo que realmente es:. La ideología de la víctima es una ideología de verdugos, pues nos hace creer a todos la falsa verdad de estos: todos somos verdugos. Necesitamos contraponer a esta ideología de la víctimas, la ideología del héroe; alguien que no solo siente compasión sino que actúa y que actúa por que no solo tiene compasión sino también razón. Necesitamos admirar al algo o a alguien que merezca ser admirado y eso son los héroes. La admiración sin compasión es pavorosa pero la compasión sin admiración es inútil. Por el amor de las víctimas aprendamos de los verdugos y admiremos a los héroes.