Eva Marder.Helmut Ketenmann. and Sten Grillner.PNAS.N.14. Diciembre. 2010.
Mucho se ha escrito sobre los factores de impacto, cómo sistema de calculo y medición de la calidad de la producción científica. Brevemente, el Instituto de información científica (ISI) calcula el factor de impacto para cada publicación científica por medio del número de citas por artículo publicado en esa revista en los dos años anteriores. Cuando se diseñó el factor de impacto de 2 años, pretendía ser una ayuda para tomar decisiones sobre qué revistas a comprar para que poder robtener una información somera sobre la influencia de una revista en su campo para los bibliotecarios. En este contexto, el factor de impacto tiene sentido. No obstante, el uso del factor de impacto para juzgar las instituciones, los departamentos y los científicos individuales es un caso de estudio notable de la Ley de consecuencias no deseadas o perversas. Como tantas intervenciones bien intencionadas en la política social, ecológica o médica, el impacto factor como indicador para la evaluación de los candidatos y programas ha causado innumerables problemas, aunque tal vez resolviera algunos.
Hoy en día, el factor de impacto se utiliza a menudo como un referente para el prestigio de la revista. Este referente es conveniente para aquellos que deseen evaluar a jóvenes científicos en sus campos, porque no requiere conocimientos de la reputación de curriculum individuales o de experiencia específicas en todos los campos. En algunos países, se esperaba que el factor de impacto proporcionaría una medida más objetiva de la excelencia científica que depender de las genealogías científicas. Por esta razón, el factor de impacto se ha convertido en una parte formal del proceso de evaluación para la selección de candidatos a puestos trabajo en muchos países, con consecuencias saludables y perniciosas.
Hay muchas razones por las qué hacer depender del factor de impacto la evaluación de los científicos tiene poco sentido. El trabajo menos importante publicado en una revista comparte el factor de impacto con los trabajos más importantes en la misma revista, el número de citas de un artículo determinado a menudo no refleja el factor de impacto de la revista en la que se publicó. Sin embargo, nuestra principal preocupación es no si usar el factor de impacto para evaluar a individuos tiene sentido sino sus consecuencias negativas para nuestros jóvenes científicos cuando toman decisiones acerca de cómo hacer ciencia, publicar sus trabajos o solicitan plazas. Sostenemos el factor de impacto es una fuerza corruptora de nuestros jóvenes científicos (y también de los científicos mejorres), y que nos vendría muy bien desprenderse de su influencia
La empresa científica tiene como objetivo la creación y difusión de nuevos conocimientos. En la actualidad, es posible publicar los resultados en la web, en revistas científicas por la revisión por pares. En algunas revistas, la revisión por pares consiste principalmente en preguntarse si el trabajo fue hecho correctamente, si las estadísticas, datos y controles apropiados están presentes, si las figuras y el texto son claras, y si los argumentos tienen sentido lógico. En otras revistas, la revisión por pares hace hincapié en la importancia potencial y en la novedad de la obra.
No es de sorprender que las revistas con el mayor factor de impacto (dejando a un lado las revistas de revisión) son las que colocan la prima más alta sobre los trabajos que son percibidos como más novedosos. Esto puede distorsionar las decisiones sobre cómo llevar a cabo un proyecto científico. Muchos, si no la mayoría, de importantes descubrimientos científicos proceden de descubrimiento casuales. Los nuevos conocimientos son nuevos, precisamente porque no eran previsibles. En consecuencia, es difícil predecir qué proyectos van a generar datos útiles e informativos nuevos que se agreguen a nuestro cuerpo de conocimientos. Hoy, muchos de nuestros posdoctorandos creen que obtener un “papers” en una prestigiosa revista es más importante para su carrera que hacer propiamente ciencia.
Hemos visto posdoctorandos durnate años enviar artículos a una revista con factor de impacto alto y ser rechazada, y a continuación, tras haberse dedicado a revisarla la cadena de prestigio de las revistas , esto les ha costado meses y meses de tiempo que sería mejor que lo hubiesen invertido en hacer nueva ciencia. Lamentablemente, este proceso erosiona su sentido de éxito. En lugar de estar satisfecho por comentarios y críticas diciendo que el trabajo fue bien hecho y claramente presentado, están decepcionados por el bajo factor de impacto de la revistas en la que finalmente se publican sus trabajaos. Demasiados posdoctorados reconocen que sus revistas favoritas, donde encuentran los artículos que les gusta leer, es donde desearían publicar sino no tuvieran la presión del factor de impacto. Y si no lo hacen es porque serian mal evalaudo por sus instituciones patrocinadoras o gubernamentales. La hipocresía inherente en la elección de una revista debida a su factor de impacto, en lugar de potenciar la ciencia publica, socava los ideales por los que se debe hacer ciencia. Esto contribuye a la desilusión, causando el abandono de la investigación científica de algunos de nuestros jóvenes investigadores con más talento y creatividad.
Hay países que dan recompensas financieras y de otro tipo a jóvenes científicos por publicar en revistas de factor de impacto alto. Entendemos que con ello desean alentar a los jóvenes a que aspiren conseguir un reconocimiento internacional alto por su trabajo. Sin embargo, demasiado hincapié en la publicación en revistas de factor de impacto alto puede llegar a ser una estrategia desastrosa. Es estímulos llegan, en su versión más extrema, a favorecer la tentación de falsificar los datos. Incluso a los más escrupulosos, se les envía el mensaje de que la búsqueda honesta de la verdad en ciencia no es suficiente para el éxito.
¿Hay solución? Como mínimo, debemos renunciar a que los factores de impacto sean el referente para la excelencia y reemplazarlos por análisis en profundidad de la ciencia producida por candidatos a plazas y subvenciones. Esto requiere más tiempo y esfuerzo de los científicos de alto nivel y la cooperación de las comunidades internacional, porque no todos los países tienen la experiencia necesaria en todos los ámbitos de la ciencia. Ya es habitual, que un número importante de países de todo el mundo soliciten opiniones internacionales. Todos debemos estar dispuestos a participar en e internacionales, porque es la única manera que por la cual podemos liberar a nuestros jóvenes científicos de la tiranía del factor de impacto. Como comunidad científica, debemos estar atentos para garantizar con todas nuestras acciones que el objetivo de nuestro trabajo sea la búsqueda de nuevos conocimientos y su difusión, no la búsqueda de la gloria y la fama antes que de la verdad.
* Mardera, E, Kettenmann, H, & Grillnerc, S (2010). Impacting our young PNAS, 107 (50) : 10.1073/pnas.1016516107
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