Manuela Martínez | Andaba buscando información para el artículo de la semana y me topé con uno que escribí a principios de abril de 2011 para el periódico IDEAL de Granada. Se titulaba “Ganar el futuro llevando el timón” y después de leerlo comprobé, con tristeza, que bien podía datarlo hoy mismo. Nada ha cambiado. Más de dos años y medio perdidos. Dos años y medio en los que la crisis ha zarandeado con dureza a las personas. Dos años y medio en los que la pobreza se ha dejado notar en los barrios, en las calles, en las casas, en la cara de la gente… En los que el desempleo y la economía sumergida se han hecho fuertes y en los que la precariedad laboral ha tomado los centros de trabajo sin previo aviso… bueno, sin previo aviso no. De hecho, los sindicatos avisamos por activa y por pasiva de las nefastas consecuencias de la reforma laboral impuesta por el gobierno de Rajoy.
Imagino que en otros territorios pasará algo parecido. Por eso comparto aquí el artículo. Si al leerlo cambias Granada por cualquier otra provincia, seguro que, salvando pequeñas diferencias, te resulta familiar la realidad que describo. Mucho más familiar que la que dibuja la propaganda gubernamental con la que pretenden hacernos creer que las políticas de austeridad están dando su fruto… que se está viendo la luz al final del túnel y bla, bla, bla…
Y es que, no es un túnel lo que atravesamos, ¡nos han metido en un agujero negro!
Ahí va el artículo…
Ganar el futuro llevando el timón
La economía granadina se sitúa en uno de los escenarios más pesimistas dentro de un marco andaluz ampliamente negativo y en plena situación de crisis económica. Esta era una de las conclusiones del documento sindical “Análisis sociolaboral de la provincia de Granada 2010” que la UGT de Granada presentó recientemente.
Los porqués de esta difícil situación tienen su origen en los déficits estructurales de nuestro patrón de crecimiento y en la coyuntura de crisis económica mundial, pero ha sido la manera de afrontar la crisis desde lo local, en un contexto tremendamente hostil para los trabajadores y trabajadoras, la que está dificultando la salida de la crisis y provocando una de las mayores sangrías de empleo vividas hasta la fecha.
Ciertamente, la ausencia de una respuesta unitaria de la Unión Europea para frenar la voracidad de los mercados, y la sumisión de los Estados miembros y de las instituciones europeas a las recetas neoliberales para salir de la crisis, están ralentizando la recuperación económica y provocando más desempleo y un importante deterioro de nuestro modelo de bienestar en toda Europa.
Y Granada, al igual que Andalucía, comparte este mismo contexto con el resto de territorios de España y Europa, pero su situación de partida está haciendo que sufra las consecuencias de la crisis con mayor virulencia. De hecho, Andalucía desaprovechó la extensa etapa de crecimiento económico, propiciada por factores difícilmente repetibles –crecimiento, incorporación al euro, fondos de la UE, situación económica internacional positiva- para la creación de empleo de calidad y para el desarrollo de sectores estratégicos, innovadores y competitivos. Por el contrario, en esta etapa triunfó una política neoliberal que sólo facilitaba un desarrollo especulativo de la actividad económica, centrada en el ladrillo, y cuyas consecuencias hemos sufrido años después. De nada sirve recordar ahora las veces que la UGT había denunciado esta situación, salvo para constatar que teníamos razón, que estábamos creciendo sobre pies de barro y que era urgente acabar con la economía de casino y la avaricia desbordada.
Pues bien, Granada ha enfrentado los peores momentos de la crisis sin haber abordado la necesaria modernización de los distintos sectores productivos y con un sector industrial escaso y poco diversificado. De hecho, según las estimaciones realizadas por la UGT de Granada y según los datos oficiales publicados por distintos organismos, actualmente nos encontramos en el peor de los escenarios: una previsión de crecimiento interanual del PIB para 2011 por debajo de la del conjunto de Andalucía, un incremento del IPC en 2010 superior al registrado en Andalucía y España, una tasa de desempleo que supera el 30%, un mercado de trabajo que se sigue deteriorando, una economía sumergida que supone aproximadamente el 28% del PIB provincial, serias dificultades de acceso al crédito de pymes y autónomos, bloqueo sistemático de la negociación colectiva, pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores en activo, de los desempleados, de los pensionistas, etc., etc.
En definitiva, un cóctel peligroso que debería encender todas las alarmas de los actores implicados – políticos, financieros, económicos y sociales- propiciando el consenso necesario para revertir una situación que agrava la crisis de consumo interno que padecemos y que, en consecuencia, frena la recuperación económica y la creación de empleo.
Desde que se iniciara la crisis, la UGT ha venido apostando por una política económica al servicio de los ciudadanos que actúe sobre las causas estructurales que convirtieron a Granada en una de las provincias más vapuleadas por la crisis económica, en lugar de hacerlo sobre sus efectos, dejando que sean los mercados los que, ilegítimamente, marquen las reglas del juego y decidan cómo y de qué manera cambiarán las condiciones de vida de los ciudadanos.
Lamentablemente, a estas alturas, poco o nada se está haciendo, por ejemplo, para sanear nuestro sector inmobiliario; poco se está avanzando, exceptuando el pequeño rayo de luz del Parque Tecnológico de la Salud, para abordar el cambio hacia un nuevo modelo productivo que Granada necesita, con más industria, más innovación y más empresas que apuesten por la competitividad exterior, que inviertan en mejorar su equipamiento productivo, en eficiencia y sostenibilidad y en recursos humanos. Empresas que dejen atrás el modelo basado en los bajos costes laborales y en la ganancia rápida y sean conscientes de la necesidad de invertir en la capacitación permanente de sus trabajadores, en medidas de conciliación, en planes de igualdad y en prevención y salud laboral.
Se trata, en definitiva, de un cambio de cultura empresarial que reconozca que la mejor manera de general confianza, de favorecer el consumo interno, de reactivar la actividad económica y de normalizar las relaciones laborales es precisamente a través de la negociación colectiva. Porque sólo con trabajo digno y con empresarios comprometidos socialmente podremos poner las bases de ese nuevo modelo productivo que necesitamos cada día con más urgencia.
Tampoco los partidos políticos con responsabilidades de gobierno en los distintos ámbitos están priorizando la creación de empleo, ni hemos conseguido erradicar la crispación y el enfrentamiento partidista que perjudica el desarrollo de los grandes proyectos de infraestructuras en nuestra provincia y que frena las oportunidades de negocio de nuestros emprendedores y de empleo de los trabajadores y trabajadoras.
Granada necesita, hoy más que nunca, consenso político y empresas socialmente responsables para superar la difícil situación de nuestra economía. Es urgente que el crédito llegue a las familias, a las pymes y a los autónomos; es urgente eliminar la economía sumergida, que genera empleo precario y competencia desleal y supone una estafa para el Estado y la ciudadanía; es urgente acometer la modernización de nuestras empresas; es urgente formar a nuestros desempleados y a los trabajadores en activo para que tengan mayores y mejores oportunidades de desarrollo profesional y de acceso a un empleo digno; es urgente centrar los esfuerzos emprendedores en sectores emergentes, aquellos con un importante potencial de desarrollo y de creación de empleo en nuestra provincia, como el sector de las ciencias de la salud y de la vida, el de las energías renovables, el de medioambiente, el de las TIC o el sector de los servicios de atención a personas.
En definitiva, tenemos que actuar, no podemos dejar que la situación nos arrastre, debemos ser capaces de sumar voluntades y llevar el timón de nuestro presente porque de ello depende la prosperidad y los empleos futuros de los granadinos y granadinas.
Manuela Martínez – Secretaria General UGT Granada, @Manuela_MJ