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¿Desde cuándo el acoso mediático es libertad de expresión?

Manuela Martínez | Que conste que admito que se puede estar a favor o en contra de los escraches o de una manifestación de apoyo frente a un Juzgado. Pero es curioso que los medios que en su día se mostraron más beligerantes con los escraches que promovieron los activistas de la PAH o, más recientemente, con la manifestación de apoyo a los sindicalistas detenidos y puestos a disposición de la jueza Alaya, sean los mismos que acosan mediáticamente a sindicalistas difundiendo información manipulada para desprestigiarles a ellos y a sus organizaciones.

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Recordemos que para reforzar su idea de que la Plataforma era una organización violenta, apuntaban aquellos medios que el escrache, según la RAE, es una adaptación argentina que provine del verbo “escrachar” que  significa “romper, destruir, aplastar”.

Pero, ¿no es acaso romper, destruir y aplastar a los sindicatos de clase, y muy especialmente a la UGT, lo que pretenden los medios de la caverna? Obviamente sus periodistas o colaboradores a sueldo no se manifiestan frente a la casa de los sindicalistas, pero utilizan la pluma y la cámara, o documentos robados y fotos personales para “construir historias” que deterioren su imagen y pongan en entredicho su honorabilidad.  El acoso permanente a unos y a otros, generalizar la calumnia y la difamación para desprestigiar a toda una organización, es tarea fácil cuando se cuenta con medios en manos de grandes empresarios y grupos financieros.  Los sindicatos les estorban y vivirían mucho mejor sin ellos, así es que están encantados con el escrache mediático.  Cuanto antes los rompan, destruyan o aplasten, pensarán, mucho mejor para nuestros intereses.

Y es que, como me decía con tristeza un compañero, excelente sindicalista y mejor persona,  al que admiro profundamente y que ha sido tratado con verdadera saña y crueldad por “profesionales” que se consideran periodistas pero que no lo son en absoluto: “El derecho a la presunción de inocencia, a la preservación de la dignidad personal y familiar, a un juicio justo, sin interferencias de ningún tipo, sin juicios y condenas mediáticos paralelos, sin dar lugar, ni permitir, linchamientos públicos… y cuántos derechos más que no se me vienen a la cabeza están siendo violados en este proceso por quienes lo dirigen. Sometiendo a la gente al escarnio público… Y nadie reacciona.”

Con todos mi respetos, todo esto nada tiene que ver con la libertad de expresión.  La libertad de expresión es un derecho por el que también lucharon los sindicalistas de este país y no se parece en nada a la manipulación partidista e interesada que practican ciertos medios.

Resulta curioso también que sean los mismos medios que suelen hacerse eco de prejuicios y clichés sobre  Andalucía y los andaluces.  Lo contaba estupendamente el profesor Juan Torres en su artículo “Andalucía en el punto de mira”, publicado en El País: “… refleja la estrategia que se está imponiendo en toda Europa cuando los grandes poderes empresariales y financieros se empeñan en reducir o eliminar las políticas de igualdad y los derechos sociales: convencer a la gente  de que los fondos públicos redistributivos son innecesarios porque se dilapidan por quienes los reciben, malgastándolos o dándolos sólo a sus amigos, como se dice que pasa en Andalucía con todo el dinero europeo”… “El engaño es tan viejo como la humanidad… lo lamentable es que son medios de comunicación y algunos gobernantes quienes lo diseñan y difunden”.

Así las cosas, cómo no van a dar más notoriedad a los errores contables de un sindicato andaluz, de hecho, he perdido la cuenta de las primeras páginas que le han dedicado a la misma historia retocada para convertirla en novedad, que a tantos y tantos delitos contra la sociedad perpetrados por nuestros gobernantes a golpe de Real Decreto, por no hablar de las imputaciones por delitos económicos a políticos y banqueros o al hecho de que el partido que gobierna en nuestro país esté inmerso en una instrucción judicial por presunta financiación ilegal durante más de 20 años.

Tampoco parece ser noticiable para la caverna mediática, ni merece una primera página, que la política de austeridad sea un estrepitoso fracaso. No sólo porque no resuelva el principal problema de nuestro país, la falta de trabajo, sino porque está generando desigualdad, preocupantes bolsas de pobreza y exclusión social, desnutrición infantil y desprotección social.

Pero ya se sabe, el que paga manda… de manera que si hay que construir una noticia para tapar las vergüenzas del amigo de quien les paga o para vender las bondades de la ideología o el credo que profesan, pues se ponen a ello sin rechistar. Y algunos con verdadero regusto.

Sólo espero que algún día una de estas historias se les atragante de verdad y su veneno sea letal. Lo merecen por malas personas.

@Manuela_MJ

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