Por la Tierra, las personas y los pueblos del mundo
El 22 de abril recordamos, junto con el ecologismo mundial, los daños y riesgos que acechan a nuestra casa común, la Tierra. Los verdes del mundo ratificamos, en este día conmemorativo que se fundó en 1970, hace ya cuarenta y cuatro años, que las advertencias con soporte científico que la ecología política ha hecho suyas son ahora más evidentes que nunca. El último informe del IPCC, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en el que siguen trabajando miles de personas dedicadas a la ciencia, certifica los daños de difícil reversibilidad que el modelo productivo imperante ha causado ya sobre el medio ambiente. El medio ambiente, en una estrecha franja de condiciones físico-químicas, es la condición de posibilidad de la vida sobre la tierra, también de nuestra vida.
En el centro de las causas de la desigualdad, la destrucción ambiental y los deterioros y acoso a la democracia, se encuentra el modelo capitalista, el modelo del crecimiento, con su inseparable proceso de concentración y acumulación de riqueza material e inmaterial cada vez en menos manos. Un poder que se ha instituido como poder político antidemocrático.
Resulta imprescindible romper con la espiral de dominación global que el capital, en su escapada hacia la forma financiera, pretende consolidar. Para ello, el movimiento verde, no puede quedarse en el papel de subalterno de la izquierda transformadora. Cualquier espacio de poder político ocupado por la izquierda que actúe como freno de la destrucción de los derechos sociales y civiles, será muy útil, pero sólo estará actuando de forma paliativa, cronificando, en el mejor de los casos, la enfermedad de la desigualdad, sin afrontar las causas de fondo que provocan a un tiempo daños sociales, retrocesos democráticos y destrucción ambiental.
Sin afrontar cambios en el modelo de producción y consumo, industrial y agrario, comercial y de servicios, poniendo en el centro la cuestión energética, sólo estaremos a la espera de que la crisis se manifieste con mayor virulencia.
De manera paralela es imprescindible la consecución de una igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. La interiorización del feminismo y la ecología política en la izquierda son los vectores determinantes para la construcción de una nueva propuesta ideológica que luche por ganar la hegemonía social.
Sin apoyo social amplio a las causas ecologistas y feministas la Tierra no podrá curar sus heridas. Migraciones, sobrepoblación, disminución de la producción agraria, calentamiento global, pérdida de biodiversidad, reducción y contaminación de las aguas, exposición a sustancias tóxicas, hambrunas, desempleo masivo y totalitarismos, forman parte de una misma trama producida por intereses organizados ajenos al interés común de la humanidad.
Los cambios necesarios sólo pueden impulsarse si el poder político, el poder institucional, en el mundo, en la Unión Europea, en España y en Andalucía, desde donde hablamos, deja de ser dependiente del poder del capital, de la banca, los monopolios y los oligopolios y de las grandes corporaciones que controlan toda economía y se oponen, incluso de manera violenta, a cualquier atisbo de experiencia de ruptura democrática con la situación actual.
Para la izquierda la fiscalidad ya no puede entenderse sólo como una forma de redistribución de la riqueza, si no como una palanca de transformación del modelo productivo, del modelo energético.
Contra la austeridad que nos avoca a la pobreza y la pérdida de derechos sociales y democráticos, contra los grandes acuerdos comerciales de escala global y contra la destrucción de la capacidad de los estados, los pueblos y las naciones para decidir sobre su futuro, sobre el futuro de las personas y el medio en el que viven, el proyecto de la ecología política defiende el incremento de los espacios radicalmente democráticos, el principio de subsidiariedad en las decisiones políticas, el impulso de las relaciones económicas de proximidad, una economía en equilibrio dinámico que cierre los ciclos de la materia y la energía, unas sociedades conectadas al sol, un reparto del trabajo con la imprescindible reducción de la jornada laboral, una fiscalidad social y ecológica, el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y su derecho a una igualdad efectiva. La izquierda Verde Andaluza hace un llamamiento, con motivo del Día de la Tierra, a desprendernos colectivamente del poder de la Troika y los mercados financieros, un llamamiento a la participación política democrática para salvar nuestro planeta, por la Tierra, las personas y los pueblos.
Extraído de: http://izquierdaverdeandaluza.blogspot.com.es/2014/04/por-la-tierra-las-personas-y-los.html#more