Mario Ortega / Los planes de Gas Natural y su filial Petrolium Oil & Gas España, afectan al Parque Natural y Nacional de Doñana y su entorno, con prospecciones de gas fósil, estaciones de almacenamiento, gaseoductos y almacenamiento subterráneo en profundidad, son favorecidos por el gobierno central del Partido Popular que ha dado la calificación positiva a la declaración de impacto ambiental de tres proyectos que son uno.
El consumo de gas en España se ha reducido en un 16,8%, a una tasa mucho mayor que el descenso del consumo energético total (el 9,1% en el mismo periodo). No hay razón para insistir en el gas. Hay alternativas mejores para la política energética española que convertir Doñana en una gran estación gasista.
Este es un nuevo episodio expolio del patrimonio natural andaluz común. Un patrimonio que es uno de los de más relevancia ecosistémica de toda la Unión Europea, junto con Sierra Nevada, y uno de los de mayor relevancia universal. La intervención agresiva de la industria del gas dañará toda la vida natural de Doñana y todos los recursos naturales que sustenta, incluido el acuifero, extendiéndose el daño a otros espacios naturales y otros recursos externos, con los que está vinculado mediante delicadas relaciones ecológicas.
Pero es más, Doñana es uno de los elementos simbólicos identitarios más potentes de Andalucía, junto con el Gualdalquivir o nuestra huella patrimonial histórica. Doñana es Tartesos y el lugar de encuentro de culturas mediterráneas desde la más remota antigüedad. ¿Quieremos que este paraíso se convierta en un lugar lleno de tuberías, torretas y depósitos? ¿Queremos que este espacio protegido por ley, referente de modelo de conservación mundial, entre en riesgo de vertidos y sea fuente de emisiones contaminantes?
Andalucía debe avanzar hacia la soberanía energética, desconectándose progresivamente de los combustibles fósiles, luchando contra el cambio climático, y legislando para favorecer las energías renovables y la eficiencia energética, con los objetivos de proteger el territorio, el medio ambiente, generar empleo de manera intensiva, y potenciar la economía tecnológica y del conocimiento, con nuestras universidades públicas al frente.
El camino es el contrario a la desprotección y amenaza a Doñana, el camino es más Andalucía y no menos. El camino es luchar contra el cambio climático reduciendo la dependencia energética de los combustibles fósiles. El camino es asumir el control de nuestro modelo energético quitándoselo al poder financiero propietario de la industria energética.
Por eso tenemos que decir ¡basta ya de expolio!, el Parlamento Europeo, el Parlamento Andaluz y el Gobierno de Andalucía, deben blindar en aplicación de sus respectivas legislaciones el Parque Nacional y Natural de Doñana, uno de nuestros mayores legados a la humanidad y las generaciones futuras.
Hay que defender Doñana de la locura, Doñana no se toca.
@marioortega