Raúl Solís | La supuesta carta de la Comisión Europea, dirigida al Gobierno de España y en la que censura el decreto andaluz contra los desahucios, no existe, a pesar de que la Agencia Efe –la mayor agencia pública de noticias española- la haya difundido como si hubiera leído una misiva que nunca salió de ningún frío despacho del Ejecutivo comunitario. Entonces, ¿por qué los principales medios de comunicación españoles han afirmado que la CE ha llamado la atención a España por el decreto aprobado por el Gobierno rebelde de Andalucía?
¿Por qué la Agencia Efe –pública y controlada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy- ha difundido un teletipo de una carta inexistente? Más grave aún: ¿por qué la totalidad de las radios, televisiones y periódicos han difundido una noticia como veraz sin antes contrastar la existencia de una carta que nunca fue enviada desde Bruselas a Madrid?
Sin duda, la no carta enviada por la Comisión Europea es la aceptación de que las reglas periodísticas –conocer, contrastar y explicar- han fallado a favor de la propaganda interesada del gabinete de prensa de Moncloa. No es la primera vez que los medios de comunicación difunden noticias falseadas, salidas desde los gabinetes de prensa de partidos políticos, asociaciones o institutuciones públicas.
La falta de redactores, de periodistas especializados y el afán inmisericorde de rentabilidad económica ilimitada ha matado al Periodismo real, el que se cuestiona todo lo que llega a la redacción y no lo publica hasta que se ha asegurado, a través de tres fuentes diferenciadas, la existencia real de una comunicación interesada que aparece en la bandeja de entrada del correo electrónico de la redacción.
La crisis económica está suponiendo la decapitación de las redacciones periodísticas y, con ello, la muerte del Periodismo, el poder cuarto imprescindible para que cualquier sistema democrático sea digno de llamarse democracia. Los únicos beneficiarios de esta muerte silenciosa de los controles periodísticos son los poderes, los partidos políticos y los lobbys que redactan una nota de prensa que, tras enviarla a las principales agencias informativas, es “fusilada” –copiada y pegada- por todas las emisoras de radio y televisión y los periódicos españoles.
Les invito a mirar el portal Web de cualquier agencia informativa –Europa Press, por ejemplo, y a mirar más tarde los principales periódicos y escuchar y ver los noticiarios televisivos y radiofónicos. Se darán cuenta del gran parecido de todas las noticias, el unísono punto de vista de la información y cómo quien realmente realiza la noticia no son los periodistas, sino los gabinetes de comunicación del lobby o institución gubernamental interesada.
Lo más probable es que la Agencia Efe nunca recibiera ninguna comunicación de la Comisión Europea, sino que el Gobierno de España instara a su agencia informativa –es pública y está controlada por el PP- a difundir masivamente una noticia falsa para poner firme a los rebeldes del sur que, ¡qué cosas!, han decidido rescatar personas en lugar de salvar bancos con dinero público.
Si malo es usar una agencia informativa pública para difundir una carta que nunca existió, peor aún es dar por válida una nota de prensa, llegada a la bandeja de entrada del correo electrónico de la redacción, que habla de una carta que no se puede leer. En este caso concreto, no sólo es pecado la manipulación salida desde el gabinete de prensa de Moncloa, es mayor pecado aún que los medios de comunicación –y sus periodistas- hayan difundido una noticia que habla de una carta que no han leído. Los indignados gritan que “lo llaman periodismo y no lo es”, y no les falta razón.