Dentro de pocas horas me voy a la concentración que conmemora la manifestación que hubo en el 15M de Sevilla. Hay quien no le da importancia a la manisfestación del 15M en Sevilla. Hay quien le da importancia al 15M pero no a su floración en Sevilla, ¿Pa qué? Sevilla, la ciudad más vanidosa del mundo no tiene autoestima, no se conoce, no confía en ella. Pero es.
El 15M que yo conozco es el de Sevilla, por eso hablo su lengua, a veces inclusiva, otras veces incomprensible por innovadora, pero malsonante a veces,como Sevilla. En ese 15M inclusivo, imcomprensible y malsonante he querido ser y estar estos cinco años, porque sabía que era especial, porque vivo en la sorpresa de reconocer mi territorio, Sevilla, como esa mina de tesoros que te envicia en la búsqueda.
Podría defender el 15M de Sevilla con datos de su eficacia en brindar datos, recorrer los hitos por los que el 15M de Sevilla salía en el New York Times años después del 15M, por su Utopía,por ejemplo.. o quién sentaba banqueros en el banquillo (qué poético) o desde dónde se señalaba con el dedo índice los índices que no existían como el euribor. Y más cosas que debería reseñar. Y no es que nos tengamos que sentir el ombligo del mundo, lo que no nos debemos prestar es a ser el ombligo de nadie.
Es por esa cantidad de energía, inteligencia, audacia, alegría y creatividad del 15M de Sevilla que me quiero poner seria. Porque lo que veo es pulso y ese pulso me causa el mayor de los respetos. Las personas que he conocido en el 15M de Sevilla son incansables, y descansan en la alegría y se alimentan de la pasión. Son libres en sus aciertos y su errores, pero tienen claras intenciones, y se apegan a la tierra. al barrio, al pueblo. Por ese apego, hoy son presente y no dejarán de brillar por esa acción local que no reclama titulares pero que acaba provocándolos al final.
Los he visto trabajar y crear y jamás he aprendido más en una vida que ya empieza a ser larga. De toda sus enseñanzas me queda la persistencia, el que nos podamos reconocer porque nos hemos visto una vez y otra, y otra más, defendiendo causas, creado herramientas, sinergia, lo que fuera y además también, hablando de botellín a botellín, descubriendo lo común, lo inteligente, lo estratégico.
Termino aquí, me voy a donde tengo que estar mientra esté inquieta, en la calle, con mis maestros, alimentándome de pasión y descansando en la alegría, feliz de tener la plantas de los pies en mi territorio, ciudad prodigiosa y estridente que no se libra de su propia energía. Seguiremos.
Mercedes García
Después de leer detenidamente tu artículo no tengo por menos que felicitarte por tu objetividad y la forma de mostrarla. Aquellos que nos encontramos desplazados conocemos otras versiones del movimiento que, si bien tienen otras formas, coinciden en lo esencial. Me gusta que personas como tu sigan involucradas en sus creencias y nos tomen el relevo a los que dejamos de tener presencia por achacarse a nuestras opiniones la razón de la edad. Creo que llevan razón y las nuevas ideas, junto con su fuerza y empuje, son imprescindibles en esta sociedad que se nos ha ido de las manos.
Paco Barreiro