La visita del PaPa, supone un gasto en dinero público superior a los 50 millones de euros. La iglesia recaudará vendiendo en sus parroquias el pack de la visita.
Pongamos, podría ser porque ya lo hemos visto otras veces en la convocatoria de estos grandes rituales, un billete de autobús a Madrid, una bolsita con una gorra para el sol, un bocadillo de campaña para el camino y una fanta, a veces incluyen una sillita plegable y algún fetiche.*
¿Habéis visto la película la El baño del Papa? Optó al Óscar a la mejor película extranjera en 2008. Esta es la sinopsis: “El film narra la visita a Melo en 1988 del Papa Juan Pablo II, para las que se esperan unas 50.000 personas. Los habitantes más humildes creen que podrán ganar mucho dinero vendiéndole comida y bebida a esa multitud. Beto, un contrabandista en bicicleta, decide en cambio construir un excusado en el frente de su casa y alquilar el servicio, pero no lo tiene fácil para conseguirlo.”
Beto, que tiene una hija que quiere huir de la miseria yendo a estudiar a Montevideo, consigue construir el váter poniendo todos sus ahorros, esfuerzos y riesgos fronterizos en ello. Finalmente el negocio es ruinoso. El peregrinaje llega en autobuses. Una multitud, no tanta como la esperada, acude a la cita papal, y se van con viento fresco. La miseria en Melo vuelve a su rutina. Moraleja, triunfa la sensatez de la hija, de la miseria en la tierra se sale en la tierra, no con promesas celestiales.
Las autoridades afirman, para justificar los gastos que ocasiona el despliegue y las ayudas que conceden, directa o indirectamente, que la visita papal traerá enormes beneficios económicos a Madrid, les ceden los colegios públicos, los lugares (a cualquier organización le cuesta ya el dinero la cesión de los recintos públicos), les facilitan los dispositivos, movilizan a miles de agentes, les rebajan el coste del transporte público en un ochenta por ciento…
Entre tanto en Cataluña, por poner el primer ejemplo que se me ha cruzado hoy en una conversación sobre lo que se nos viene encima con el triunfo de la derecha española/catalana, los presupuestos dirigidos a las escuelas infantiles de 0 a 3 años, que no eran tan grandes, y que favorecen las políticas de igualdad, se han reducido en una cantidad que es casi la mitad del coste de la visita del PaPa, más de 20 millones de euros.