Antonio Aguilera Nieves | La dirección de la empresa ha tomado la decisión y ha puesto los mecanismos necesarios en marcha. El ERE está presentado y las fases de la desactivación de la planta industrial avanzando, debido, según la propia entidad, ante “la necesidad de garantizar la viabilidad de la empresa a nivel global, ante el insostenible aumento de los costes de fabricación y la pérdida de competitividad de la fábrica en un mercado mundial altamente competitivo con es el de la celulosa”.
A las espaldas más de 50 años de actividad, y dada su ubicación, y su llamativa y olorosa columna de humo, una de las industrias más conocidas de Huelva. Por delante, un plan de reconversión de parte de las instalaciones en una planta de producción de biomasa.
En su momento, la construcción de la planta de ENCE supuso una importante modificación del paisaje en el entorno onubense. La necesidad de materia prima (madera) hizo que se plantasen importantes extensiones de eucalipto, a costa de la vegetación autóctona y usos previos. El eucalipto ofrecía características idóneas en relación a adaptación al clima, suelo, costes de manejo y tiempo de crecimiento.
A la vez, el eucalipto exprime los recursos del suelo, la disponibilidad hídrica e impide que numerosas plantas y animales ocupen su espacio. De alguna manera, puede decirse que impone su ley, necesita todo lo disponible para si, para crecer rápido. La gente de campo, la buena gente de campo que convive con ellos afirma que el eucalipto es el cáncer del monte.
En el momento de máxima producción hubo plantadas más de 300.000 hectáreas de eucaliptal en la provincia de Huelva. En 1.989 el Plan Forestal Andaluz las cifró en 234.000 y en la actualidad existen unas 140.000 hectáreas de eucalipto plantados en Huelva con casi único destino la planta de ENCE. Algunas plantaciones onubenses han sido sustituidas, en la actualidad la empresa, para cubrir sus necesidades compra madera en otras regiones, fundamentalmente Galicia y Portugal.
La empresa, en el argumentario de cierre presentado ante la CNMV alegaba «ineficiencia de costes» y la «falta de madera local, paliada hasta el año pasado por las primas a la cogeneración que la reforma energética ha reducido de forma importante». En dicho documento la empresa habla del fin de ciclo de vida útil de la fábrica de celulosa e insiste en la idea de «la escasez estructural de madera de eucalipto en la zona de Huelva, que hace necesario traer la madera de la zona norte de España e importar de otros países, con altos sobrecostes».
Producir una tonelada de celulosa tiene un coste de producción en Huelva de 515 €. En Navia (Asturias) el coste de producción es de 357 € y en Pontevedra de 401 €.
Una cuestión clave en la conservación del patrimonio natural de la provincia de Huelva ha sido, y aún lo es, el cultivo de eucaliptos en espacios naturales protegidos como las áreas de Riotinto o Sierra Pelada. En un reportaje emitido en 2.011, en el Escarabajo Verde, altamente recomendable, titulado “El papel del eucalipto”, los responsables de medio ambiente de la Junta de Andalucía afirmaban que el fin del cultivo del eucalipto en espacios protegidos acabaría pronto. Ningún cambio se ha producido hasta ahora.
El cierre de ENCE abre una gran puerta, una enorme oportunidad, para que al fin esta idea sea cierta. Miles de hectáreas hoy de eucalipto podrían retornar a su estado natural, el cierre de la fábrica abre esa preciosa ventana de oportunidad. Las experiencias exitosas de conservación y manejo sostenible que se llevan a cabo en numerosas fincas de Andalucía están evidenciando que el futuro pasa por ahí, demostrando que el patrimonio natural es fuente de riqueza y empleo si se gestiona adecuadamente.
Sustituir el extensísimo eucaliptal por el original bosque de encinas y alcornoques, dehesa, matorral y monte bajo es el gran reto forestal, paisajístico y medioambiental de la provincia de Huelva para los próximos años. Es el momento de acabar así con un episodio que la historia identificará como uno de los grandes errores del siglo XX en esta parte del mundo.