El dictamen final de la comisión de investigación parlamentaria sobre los ERE ha resultado, como desgraciadamente era de esperar, un auténtico fraude político. La comisión de investigación ha resuelto el fraude económico de los ERE con un fraude parlamentario no menor. No hay responsabilidades políticas de ningún tipo, se condena las prácticas pero no a los practicantes. Guerrero y el chofer (los dos malos oficiales de esta película) montaron todo el tinglado; el gobierno, los consejeros, el PSOE pasaban por allí.
El papel de IU en esta comisión es muy lamentable. Las pocas esperanzas de que la comisión de investigación de verdad investigase estaban depositadas en IU. Pero IU no ha sabido, o no ha querido, jugar el papel de catalizador del cambio de la izquierda andaluza que sus votantes le habían otorgado y ha jugado en el mismo bando que los sospechosos.
Pero lo más lamentable del dictamen no es la absolución por omisión de las responsabilidades políticas reales, sino la ausencia de una reflexión crítica sobre las condiciones legales e institucionales que han permitido que él fraude de los ERE ocurriera. Los casos de corrupción de los ERE son el producto indirecto de la brutal externalización de servicios públicos y funciones administrativas de la Junta de Andalucía hacia empresas y entidades que se rigen por el derecho privado. Estas empresas públicas y privadas han gestionado de hecho gran parte del presupuesto de la Junta de Andalucía sin los controles legales que el derecho administrativo establece para la fiscalización del gasto público. En estas condiciones de ausencia de controles era cuestión de tiempo y de sinvergüezas que la corrupción surgiese.
El fraude parlamentario es también evidente. Después de ver el dictamen de esta, y de otras muchas comisiones de investigación, cualquier ciudadano se preguntará sobre la utilidad de este tipo de comisiones. La respuesta es rotunda, ninguna o algo peor que ninguna: refrendar siempre la versión de los investigados. Algo así como si los tribunales de justicia tuvieran la obligación de dar siempre la razón a los acusados. En las actuales comisiones de investigación parlamentarias no es que se respete el principio de presunción de inocencia es que está prohibido revocarlo.
Mientras que no se cambien los reglamentos de las cámaras legislativas esto es lo que podemos esperar. Si las comisiones de investigación se elijen representando a la mayoría parlamentaria que es la que sostiene al gobierno, que es, habitualmente, el investigado, las comisiones de investigación serán escasas o un mero paripé, como esta.
Hay que cambiar la forma de elección y la composición de las comisiones de investigación parlamentaria. El modelo mixto (político-juridico) norteamericano, y en general anglosajón, ha mostrado una mayor eficacia y confiablidad, que el modelo continental que se aplica en el Estado español. Puede ser un punto de referencia para el cambio. Si esto no se modifica más vale que nos ahorremos bochornosos espectáculos como el que ha dado esta comisión.
«No critiques a mi copla,
Y apréndela tú también,
Que corra de boca en boca,
Pá que el pueblo sepa bien,
Quién lo engaña y quién lo explota».
Fandango Republicano de El Cabrero
¡No queremos ya más «ayudas» españolas o europeas que van a los mismos jetas, a los mismo cínicos funcionarios coloniales de siempre, con traje azul o colorao! ¡No queremos «peces» de fuera, devolvednos nuestras cañas de pesca, ocupas españoles, que nosotros mismos nos enseñaremos a pescar y a vender lo que nosotros mismos producimos por esos mundos!
Otros países progresan en conciencia y dignidad, respetándose su derecho a decidir; por el contrario Andalucía pa’trás como el cangrejo. No es de extrañar, ante tamañas injusticias y desafueros. ante tantas tropelías y actitudes cobardes, que en otras naciones ya estén hartos…
http://www.youtube.com/watch?v=mEP-_pC4NCA