Marcel Coderch Collell.
La reactivación de la opción nuclear sólo tendría sentido y trascendencia si se hiciera globalmente y con una magnitud significativa. Ocurre, sin embargo, que un despliegue de centrales nucleares capaz de cubrir la demanda eléctrica mundial en las próximas décadas es inviable, por múltiples razones. Y un programa nuclear reducido a lo posible tendría poca incidencia sobre los precios del petróleo; no reduciría significativamente las emisiones de CO2; muy probablemente tuviera que hacer frente a una escasez de uranio fisible; monopolizaría las inversiones energéticas con un enorme riesgo financiero; generaría grandes cantidades de residuos de larga vida; empeoraría la seguridad, y aumentaría el riesgo de proliferación nuclear. En la primera parte de este análisis cuantificamos lo que supondría sustituir los combustibles fósiles por energía nuclear en la generación eléctrica para el horizonte 2030, demostrando que se trata de una opción a todas luces inviable. En la segunda parte analizamos otras propuestas menos ambiciosas –la del MIT y la de la World Nuclear Association–, valorando lo que supondrían en términos de reducción de emisiones y de ahorro de combustibles fósiles, así como sus aspectos económicos y de participación estatal, tratando en especial el caso español. Para leer el análisis pincjar aquí: 909_Coderch