Manuela Martínez | Curiosa forma de entender la democracia tiene el señor Rajoy y el Partido Popular. Gobierna para una minoría y pretende que la mayoría permanezca en silencio mientras su vida cambia a peor viernes tras viernes. No le gustan las movilizaciones y ha optado por reprimir y criminalizar las protestas en la calle, convirtiéndolas en un problema de orden público. Compra las alabanzas a su gestión, los silencios y/o los ataques furibundos a quienes se enfrentan a sus políticas y a su forma de gobernar, a golpe de publicidad institucional en ciertos medios de comunicación. Por no hablar de las injerencias en el poder judicial, presiones de la fiscalía a los jueces que pretenden actuar con independencia, arbitrariedad en la concesión de indultos,… etc.
Y su última hazaña ha sido la de mandar callar al líder de la oposición, y entiendo que a cualquiera que se permita cuestionar su política económica y sus reformas ideológicas, si no es para reconocer su “mérito”… y el de la gente: haber evitado la quiebra de España.
Rajoy exige que se le reconozca aquí el mérito que “todo el mundo” reconoce fuera. Eso es lo que ha dicho en su discurso de cierre de la Convención del PP. Se le olvida especificar, eso sí, quiénes son “todo el mundo” y qué intereses defienden. Los nuestros, los de la mayoría, es evidente que no, luego nosotros no estamos entre ese “todo el mundo”. Quienes aplauden fuera son los que defienden los intereses del capital y coincide que algunos de ellos son los mismos que han diseñado las políticas de austeridad que con tanto esmero ha aplicado el gobierno del Partido Popular que él preside.
Se cree Rajoy y su “todo el mundo” que nos vamos a tragar la bola del mérito. Ni el que reivindica para él y su gobierno, por los esfuerzos realizados para sortear la “herencia recibida”, ni el mérito de la gente, haber asumido con resignación que los sacrificios impuestos eran necesarios para salir de la crisis.
Si el señor Rajoy escuchara la calle sabría que los ciudadanos cada día somos más conscientes de que su crisis no es nuestra crisis y de que nos la han jugado. Sabe que cuando su “todo el mundo” no podía seguir ganando dinero en el casino de los mercados financieros, resolvieron transformar su crisis financiera en nuestra crisis de la economía real, rescatando bancos con el dinero de todos, subiendo impuestos indirectos y recortando derechos, salarios, pensiones y prestaciones sociales.
En definitiva, sabemos de buena tinta que nuestros sacrificios han servido para salvar a los tiburones de las finanzas y para estabilizar los mercados en los que ellos operan, pero no para hacer que la economía real funcione, se cree empleo de calidad, se garantice un funcionamiento adecuado de los servicios públicos esenciales y una protección social suficiente.
Por eso nosotros, los paganos de la austeridad, los afectados por los sacrificios acordados en los sucesivos consejos de ministros, no vemos ningún mérito en todo esto, sino un sacrificio estéril que nos obliga a rebelarnos y alzar la voz.
En unos días lo haremos contra la situación que se está dando en el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), con 180.000 expedientes sin resolver, que afectan a trabajadores que se encuentran en una situación insostenible y dramática ya que, en algunos casos, llevan esperando casi dos años para cobrar su prestación, cuando el plazo legal es de tres meses.
Y como esto no es ningún mérito sino una injusticia que se podría resolver si la ministra Báñez se dignara tomar en consideración el plan alternativo presentado por UGT y CCOO, hemos decidido iniciar un proceso de movilizaciones el próximo 13 de febrero para defender los derechos de estos trabajadores y trabajadoras.
¿Callarás o alzarás tu voz? Pues yo pienso gritar con todas mis fuerzas.
@Manuela_MJ