Rafa Rodríguez
Las condiciones materiales
La irresponsabilidad de los grandes partidos, que no han querido ponerse de acuerdo para cumplir con su obligación de formar gobierno, es aún más grave porque vivimos un contexto en el que se suman a los efectos de las consecuencias que aún perviven de la crisis del 2008 en forma de paro y precariedad, los graves problemas que tenemos como el cambio climático, el machismo, la crisis territorial, los neoautoritarismos o la desaceleración económica, así como amenazas tan inmediatas como el Brexit y las sentencias del procés o los ERES.
Desde 2016 llevamos cuatro años perdidos que hubieran sido clave para modernizar nuestro sistema económico, poniendo las bases de la transición ecológica, sobre todo de la descarbonización de los procesos económicos, y de las nuevas tecnologías, desde el 5G a la inteligencia artificial, avanzar hacia una estructura territorial federal y fortalecer el Estado del Bienestar, creando empleo digno y disminuyendo la pobreza y la desigualdad.
Sin embargo, afrontamos los próximos meses sin gobierno, con los presupuestos prorrogados del 2018, elaborados por el PP y aprobados como mal menor, sin reformas estructurales, pendientes de la sentencia del procés sin que se vislumbre ninguna salida política y con una financiación autonómica anticuada que se sustenta en esos presupuestos también prorrogados que obligan a los gobiernos locales y autonómicos a elaborar sus propios presupuestos desconociendo el marco presupuestario estatal. En definitiva, sin el impulso legislativo que se necesita para estar en disposición de garantizar la seguridad y el bienestar de la gente.
La ciudadanía se siente estafada
Por eso, es lógico que la ciudadanía en general, y el electorado progresista en especial. se sienta engañada, enfadada y desilusionada, estafada por los que tenían la responsabilidad de gestionar su voto para formar gobierno y asumir la tarea para la que habían sido elegido.
La encuesta de hoy (22 de septiembre) de 40DB muestra como el bloqueo político decepciona, enfada o preocupa a más del 90% de los votantes, sobre todo en la izquierda (79,1% de los votantes de Unidas Podemos y 74,5% del PSOE). Los encuestados responsabilizan del bloqueo más a la izquierda que a la derecha: el 75,9% culpa mucho o bastante al PSOE; 68,2% a Unidas Podemos, 57,8% a Ciudadanos y 51,9% al PP. El 54% cree que el funcionamiento de la democracia se ha deteriorado en estos meses y la mayoría ve mal o muy mal tener que acudir de nuevo a las urnas el 10 de noviembre, siendo este rechazo también superior en la izquierda.
Además, el panorama es desalentador porque, según las encuestas, las dificultades para formar gobierno serán aún más complicados con los resultados del 10 de noviembre que con los del 28 de abril, con una izquierda que ha roto los puentes, dilapidando todo el capital político que se conquistó con la moción de censura.
El fantasma de la abstención
En España los bloques ideológicos son muy estables, estando dividida prácticamente al 50%, por ello tiene una extraordinaria importancia cómo se comporta la abstención. Con un electorado de derechas movilizado que ve como un salto cualitativo con respecto a las últimas elecciones la concentración del voto en el PP, tras el desfondamiento de Ciudadanos y de Vox, y un electorado de izquierda muy enfadado tanto con Pedro Sánchez como con Pablo Iglesias, una parte significativa de sus votos puede ir a la abstención, por lo que el resultado puede ser malo para la izquierda, provocando más bloqueo institucional e incluso la crisis en ambos partidos.
Por eso, el adversario principal en estas elecciones es la abstención.
La falacia del voto útil
Ni Pedro Sánchez ni Iglesias son actores válidos para gestionar los resultados del próximo 10 de noviembre. Ambos tienen en común el hiperliderazgo, que se ha mostrado como una losa para que el sentido común aflore en la dirección del PSOE y de UP. Como ha dicho Mónica Oltra: «El voto útil es aquel que no te defrauda a los cuatro meses y pone en el centro a las personas y no los intereses de los partidos». Si algo tiene de positivo la experiencia que hemos vivido es que se ha experimentado en la izquierda la falacia del voto útil. Ni abstención no volver a votar a los que nos han defraudado, porque los partidos con hiperliderzgos no funcionan para el cambio.
Nuevas alternativas para cambiar la agenda, recomponer el bloque de izquierda y cambiar su liderazgo
Los sueños de regresar al bipartidismo han engendrado monstruos, porque el pluripartidismo ha venido para quedarse. Necesitamos otras alternativas que nos traigan una nueva esperanza ya que instalarnos en la decepción es rendirnos.
Los movimientos sociales contra el cambio climático, contra la violencia machista o a favor de pensiones dignas, están aportando la energía para poner bases civilizatorias nuevas ante un mundo vive un tiempo crítico. Están poniendo las bases en el largo plazo de los flujos culturales, pero también van a obligar a cambiar la agenda de la izquierda que necesita nuevos actores para ser alternativa frente a la abstención y pegamento para recomponer el bloque de izquierda. Necesitamos nuevos liderazgos colectivos que sean sensibles al cambio de agenda y a la necesidad de recomponer el bloque de izquierdas para dar respuesta a los grandes problemas y conseguir un nuevo reparto del poder a favor de las clases populares, con más democracia y menos oligarquía.
Más democracia significa en España federalismo, tanto frente al centralismo como frente al soberanismo. La conversión de Sánchez hacia el conservadurismo, amenazando con un nuevo 155, va a dar más combustible al soberanismo catalán que puede copiar el tipo de movilización de Hong Kong, a pesar del fracaso de la vía unilateral. Instalarnos de nuevo en el conflicto entre centralismo españolista y soberanismo catalán, tras la sentencia del proces en un contexto de enormes riesgos globales y europeos, acentuará aún más la crisis de representación.
Sin embardo, hay una progresiva federalizacion del Congreso de los Diputados como salida natural ante la ausencia de una estructura federal. Cataluña, País Vasco, Navarra, Valencia, Canarias, Cantabria o Galicia tienen representantes propios en el Congreso que aportan además la experiencia de pactos y gobiernos de coalición en sus respectivos territorios frente a la bunquerización del gobierno central que solo ha conocido gobiernos en solitario del PP o del PSOE (demás de la extinta UCD).
La presencia de representantes andaluces en el próximo Congreso de los Diputados la daría un impulso determinante a la pluralidad territorial frente tanto al centralismo como a la deriva soberanista. Tenemos la tasa de paro y de pobreza más alta de España. El INE acabar de publicar una estadística innovadora donde da datos sobre renta por ciudades incluso por barrios. De las diez capitales de provincia con menor renta seis son andaluzas. Necesitamos inversión pública y privada para cambiar el modelo económico y crear empleo al mismo tiempo que nos tenemos que transformar en una economía descarbolizada y esa fuerza de presión solo se consigue con presencia en el Congreso de los Diputados.
Democracia, federalismo, nueva agenda estructurada sobre la transición ecológica, más igualdad, acabar con la violencia machista, asegurar el Estado del Bienestar y diálogo en el bloque de izquierdas frente a los enfrentamientos y descalificaciones, significa, en definitiva, poder real para que las clases populares puedan defender sus intereses frente a la oligarquía económica.
(*) Imagen de una obra de Norman Daly (Tobias y el angel)