«Formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta 1936, se significó como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz y (…) falleció el 10 de agosto de 1936 a consecuencia de la aplicación del Bando de Guerra». Es la sentencia que justifica el fusilamiento de Blas Infante, ideólogo del andalucismo, a manos de los falangistas hace 73 años. Ayer, su nieto Estanislao Naranjo Infante destruyó una copia del documento que cabe en un folio junto a la cárcel que improvisaron los golpistas en Sevilla [entonces un cine, hoy un supermercado], donde su abuelo vivió sus últimos ocho días.
El papel quedó reducido a trocitos, pero la sentencia continúa vigente: «Debemos condenar y condenamos a don Blas Infante Pérez, como incurso en un caso de responsabilidad política de carácter grave a la sanción de pago de la cantidad de dos mil pesetas», concluye el fallo, dictado el 4 de mayo de 1940 por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas en Sevilla, cuatro años después de su asesinato en el kilómetro 4 de la Carretera de Carmona.
«Hay que acabar con esta infamia jurídica, una sentencia dictada en aplicación de una ley franquista [de 9 de febrero de 1939] por unos actos anteriores a su promulgación», gritó su nieto en un acto convocado por grupos nacionalistas bajo un sol de justicia. «Lo poco justo que queda en Andalucía», añadió con sorna la secretaria general del PA, Pilar González.
Fue el primero del rosario de homenajes por separado que, fruto de las peleas partidistas por adueñarse de su figura, se le rinde cada año al padre de la patria andaluza. Hoy, PSOE, PP e IU celebrarán el suyo, igual de merecido y justo, pero resguardados por la paredes y el aire acondicionado del Parlamento.
Hace dos años, esa misma Cámara aprobó por unanimidad una resolución en la que se instaba al Gobierno andaluz a elevar un recurso al Supremo para la anulación de la sentencia condenatoria de Blas Infante. «¿Y qué se ha hecho para reparar esta barbaridad jurídica?», se preguntaba ayer su nieto mientras ofrecía a los asistentes una lección magistral de derecho. «Absolutamente nada», se autorrespondía. Tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, en 2007, la sentencia fue declarada ilegítima, pero no nula.
Reclamaciones políticas
A las reclamaciones jurídicas, se unieron las políticas. «A Infante lo asesinaron la burguesía terrateniente y los banqueros, que no querían oír la palabra soberanía; pero lo sigue matando un régimen que lleva 30 años en Andalucía, el PSOE, que no reconoce el derecho de autodeterminación», espetó el parlamentario andaluz y líder del CUT-BAI, Juan Manuel Sánchez Gordillo, el único de los que destruyeron copias de la sentencia junto al nieto de Infante que mantuvo los pedacitos en su puño. El resto los tiró al aire.
Los dirigentes acusaron a la Junta de presumir de «segunda modernización» cuando siguen marchándose los jornaleros a la vendimia francesa. «Infante seguirá vivo si luchamos contra esta injusticia», dijeron. Una placa en la fachada de la vieja cárcel recuerda desde ayer la que se cometió con Infante.
Información de Olivia Carballar para Público (10/08/09)
He estado esta tarde noche en la carretera de Carmona junto aun puñado de personas para recordar a Blas Infante, que pena de tantas ausencias que no puedo justificar.
Me he traido la satisfacción de haber oido el magnifico discurso de Pimentel y haber visto de nuevo la mirada clara y dulce de Maria Angeles Infante.