El SÍ de las palomas del Zaidín

En el barrio granadino del Zaidín las palomas están en vela desde hace  más de tres meses. No duermen y aguardan en la plaza que lleva su nombre, donde vigilan sigilosas la biblioteca. Ser paloma en Granada, y contar con una plaza en la que además existe una biblioteca pública, debiera ser un privilegio si no fuera porque el desvergonzado gobierno municipal  de la ciudad decidió dar un portazo el pasado mes de agosto. Sí, uno de esos asaltos a la puerta y a las ventanas que acaban con los hilos de luz y que dejan en la oscuridad las estanterías, pero que jamás pueden vencer la esperanza.

Cerraron la puerta y las palomas alzaron el vuelo para ir más lejos, piaron más fuerte para ser más escuchadas. Estaban convencidas; nadie podría silenciarlas. A su vuelo se engancharon con fuerza niños, ancianos, jóvenes y adultos en un verano de calor, donde se fue mezclando el espíritu universal de la rebeldía con la tristeza de los libros enclaustrados bajo la llave de una biblioteca condenada al destierro y a la desaparición.

Lecturas populares en la puerta de la biblioteca, concentraciones de vecinos, asambleas, risas, lágrimas y mucho tesón marcaron el día a día del barrio. No les faltó aliento a las palomas. Y mucho menos a los vecinos, que vieron crecer su fuerza al tiempo que iba consolidándose la unión invencible de quienes luchan contra una injusticia, con la conciencia tranquila y la dignidad por bandera, sin más armas que la voz, la palabra y la resistencia.

Pero el cinismo del gobierno municipal fue más allá, extendiendo sugenocidio cultural hasta rozar y traspasar la línea de lo políticamente correcto. Sin escrúpulos y con alevosía, el pasado jueves la policía -esos agentes de azul dirigidos por el Sr. Alcalde de ese partido azul-  propició el desalojo a la fuerza de los vecinos que hacían resistencia a la extracción de los libros de la biblioteca. La fuerza ejercida con abuso de superioridad contra la ciudadanía, especialmente cuando se trata de personas mayores, es un episodio que se graba en la retina para siempre. Por ello ese día lloraron profundamente las palomas.

Una semana después, es decir, hoy, las palomas vuelven a sonreír. Las he visto preparase durante todos estos días, no para una fiesta, sino para una nueva batalla pacífica; una concentración en la Plaza del Carmen de Granada, donde se ubica el Consistorio. Acompañadas y respaldadas por el gran batallón de vecinos del Zaidín y un montón de gente de otros barrios y lugares, echarán de nuevo a volar y reclamarán su biblioteca. A lo lejos los libros les harán señas y también sonreirán. La complicidad será irrevocable.

Hoy con más fuerza que nunca las palomas vuelven a decir Sí a la biblioteca del Zaidín.  Sin duda, esta tarde todos seremos palomas y aletearemos en la Plaza del Carmen. Nadie podrá detener nuestro vuelo.

Ana Silva