Si cruza delante de un espejo, tenga cuidado, puede que vea en el cristal reflejado el rostro de su asesino. O al menos tiene un 50% de posibilidades de que el rostro familiar que aparece en el espejo sea quien le de muerte. Eso es lo que se deduce de los datos de un reciente informe de la OMS sobre las causas de muertes violentas en el mundo (http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/overview.pdf),. Según el organismo internacional, más del cincuenta por ciento de las muertes violentas ( 1,6 millones al año) son suicidios , un 35 % agresiones y solo un 11% son debido a las guerras. Nos matamos mucho más que nos matan. Cada uno de nosotros es mucho más peligroso para sí mismo que el Pentágono, los fundamentalistas, el cartel de Medellín o los asesinos en serie. Con estos datos en la mano deberíamos revisar seriamente todo nuestro sistema de seguridad. Menudo problema: ¡protegernos de nosotros mismos¡.
Olvídense pues de tener miedo a los callejones oscuros, a los campos de batalla, a los barrios sin ley, a los cementerios; miedo, lo que se dice miedo, ante los espejos, en la soledad de la habitación solos… En fin, miedo, ante la presencia inquietante de de nuestro yo solitario. Por eso, feliz y bienaventurados aquellos que no se encuentran nunca. Aviso: por favor, aquellos otros que todavía se están buscando que cesen el dispositivo, mejor así, no sea que se encuentren con el 52 % suicida.
La ironía no debe hacernos olvidar la gravedad que transmiten estos datos. En una sociedad del aislamiento, de la privatización , donde no hay otra cosa que “yo” y el “yo” también es una cosa: ¿A quién se puede asesinar sino a la única cosa que hay y que no es otro que la cosa misma que soy “yo”?. Hay un capitalismo cognitivo que comenzó con el interiorismo subjetivista de San Ignacio, mucho más importante en el nacimiento de la no-ética capitalista que el escriturismo de Lutero, y que ha devenido en este individuo consumidor de mercancías cuya mercancía fundamental es la subjetividad del individuo mismo.
El nihilismo de los suicidas opera como una trágica metáfora del suicidio colectivo que nos anuncia la crisis ecológica. Y al igual que la advertencia suicida, debemos reconocer que en la devastación ambiental , somos nosotros y nuestra forma de vida nuestra principal amenaza La ruptura con el capitalismo (consumismo) cognitivo implica una estrategia de nueva alianza con la realidad. La apertura hacia los otros (lo social) y hacia lo otro (la animalidad y la naturaleza), hacia el devenir (los que fue y los que será) hacia los próximos y hacia los lejanos, hacia la tierra entendida esta como el planeta y como el suelo que pisamos.
“Nadie sabe lo que puede un cuerpo” decía Spoza. Volver al cuerpo, a las cosas, a los otros, al nosotros, a la diferencia y al reconocimiento. Olvidar la imagen, la copia, el espíritu y tantos otros fantasmas del dinero y la mercancia. Esto implica retomar la lógica del límite pues no hay nada material que no tenga límites. El delirio del crecimiento infinito, de la demanda agregada insaciable, del alma inmortal o del Dios omnipotente , no tiene límites. Pero el cuerpo, la sociedad, la vida, la realidad. si.
Freud usó el termino alemán “unheimlich” para designar lo siniestro. Este término es el antónimo de “heimlich”. Aquello es al mismo tiempo familiar, íntimo, amable; pero también lo secreto, lo oculto, lo impenetrable. El nihilismo del yo” individualista y atomizado es la viva imagen de lo siniestro de la cultura capitalista del consumo. El nihilismo suicida es el acto de manifestación de lo siniestro del sujeto consumista y solipsista. Detrás de las luces neón de la publicidad, del brillo de la imagen, del sexo congelado en la pantalla líquida aparece lo siniestro: el “yo” aislado y autodestructivo.
La tensión esencial entre principio del placer y principio de realidad, que nuestra especie ha anudado, por medio de un complejo equilibrio cultural, ha sido rota por el capitalismo cognitivo; solo queda el principio del placer. Para la subjetividad consumista no hay principio de realidad. Cuando Neil Postman escribió aquello de “divertirse hasta morir”, en su libro sobre la televisión y el «show business», describió la hoja de ruta que cumple miméticamente el suicida
El capitalismo cognitivo nos ha enseñado sólo a vernos y a sentirnos al proyectarnos sobre las cosas manufacturadas como mercancías. El hastío y el absurdo amenazan esta forma compulsiva de antropofagia reflexiva. El yo amputado de la animalidad y de la sociabilidad queda a merced de la compulsión, de la pasividad o de la violencia . El hastío de una vida fuera de la vida (naturaleza) y el absurdo de un forma de ser (aislado) fuera de nuestra forma de ser (social) marcan el protocolo cognitivo que conduce a que ese rostro familiar ( siniestro) que nos mira desde el espejo , nos asesine.
Ania, las cosas de los nombres no debe hacernos perder el nombre de las cosas. Yo como ecologista niego el dualismo entre materia y espíritu y pensó que todo lo que hay es materia y energía en diversas formas y grados, pero materia. Lo que tu llamas espíritu no creo que sea sino formas complejas y sofisticadas de sensibilidad del cuerpo humano socializado. Esta sensibilidad hacia ondas acústicas (llámese o no música) es común con múltiples animales, incluso sabemos ahora que las plantas tienen sensibilidad a ciertos ultrasonidos. La división entre espíritu y materia ha conducido a la ignorancia de los límites naturales y hacia la crisis ecológica. ¿Por qué no entender que todas esas sensaciones maravillosas que el arte nos produce son efectos emergentes del cuerpo humano socializado e interacción con el ambiente? Tenemos muchas más evidencias que apoyan una interpretación materialista o naturalistas que de la existencia de “almas”, “espíritus” u otros entes fantasmagóricos. Claro que todo no puede ser reducido a una descripción burda o grosera de las sensaciones o a una suma de hormonas; eso es típico de un mecanicismo ya felizmente superado. No somos ángeles (espíritu) ni somos máquinas: somos seres vivos, somos cuerpos. Recuerda lo que decía Spinoza: “nadie sabe lo que puede un cuerpo”. Gracias por tus comentarios
me parece realmente interesante la respuesta, sin embaro me gustaria exponer un punto de vista.
Te cito:
«¿Pero por qué llamar a eso espiritualidad si es tan material? Cuando disfrutamos leyendo a Luis Cernuda o escuchando cantar a Antonio Mairena estamos realizando actividades tan materiales, o más incluso por qué estimulamos funciones más compleja de nuestro cerebro, que cuando nos comemos una ensalada o una buen tableta de chocolate. ¿Verdad que tu nos has visto nunca a un espíritu comer chocolate o cantar por solea?. No esas cosas las hacemos los limitados y finitos seres materiales.»
Yo estoy de acuerdo en parte, aun asi pienso que cuando escuchas musica, observas una pintura hermosa, o incluso lees un poema que ni siquiera entiendes pero que te agrada como suena (o si eres lo suficientemente sensible como para parar y fijarte en pequeños detalles de la vida cotidiana)… esas «cosas» materiales pueden llegar a traspasar lo puramente carnal y conmover el «alma» o lo que sea que tengamos, no hablo de la actividad cerebral, ni de hormonas, nada de eso. Yo hablo de que aunque puede empezar de forma material, es possible que llegue a «elevar el espiritu» y por eso creo que el dinero no es algo espiritual, sino de una obsesion más bien maligna algo que te hace sentir bien, pero que no creo que te llene espiritualmente.
me ecanta haber leído lo que has escrito, si no fuera por ti, yo probablemeente no hubiese reflexionado sobre nada de esto. Gracias espero tu opinión
Valle puedo decirte como en la frase tópica aquello de “me alegra mucho que me haga esa pregunta”, y de hecho me alegra, como ya te dije, por qué me permite explicar algo que a menudo es fuente de confusión. Valle, ¿tú conoces algo más espiritual que el dinero? Tú o yo no somos espirituales, comemos (algunos como yo demasiado) , respiramos, tenemos extensión y volumen ( en esto también yo tengo , también demasiado). Tu y yo ( y todos y todas ) tenemos sentimientos ( es decir emociones con base neuroquímica) ideas ( o sea estados de nuestro cerebro). Tenemos sangre, huesos, vísceras, nervios como también lo tienen los perros, los toros y los pájaros…Pero el dinero no siente, ni come, ni respira, ni tienen apetitos, ni sangre, ni huesos, ni células. El dinero es un espíritu puro según la definición que venimos portando desde Platón a los dualistas contemporáneos como aquellos que dicen que existe el alma o que la mente es una entidad distinta del cerebro.
Tú conoces a alguien que tenga sentimientos sin tener sistema nervioso central o ideas sin tener cerebro o moral sin tener neuronas. Hay alguien que le guste la música sin tener oído o algún tipo de sensores a las vibraciones ondulares. En nuestra tradición oral, literaria y religiosa existen un tipo de seres capaz de tener todas esas cosas sin tener extensión ni volumen: los espíritus o fantasmas. ¿Pero los fantasmas no existen verdad? O al menos no tenemos muchas pruebas empíricas y replicables públicamente de su existencia. Las pocas veces que dicen que se manifiestan tienen la fea costumbre de hablar con una ronquera insoportable (sicofonías) o en lugares oscuros a horas taciturnas y a muy poca gente. Los espíritus son ilusiones de los cerebros humanos y de su interacción (sociedad y cultura). Pues esto es el dinero y el capital un fantasma sobre el que proyectamos miedos, ilusiones, engaños, poder): una relación social objetiva es decir un fetiche simbólico. Por cierto te recomiendo lo que escribió Derrida sobre los fantasmas, Hamlet, Marx y el capital
No vivimos en una sociedad materialista. ¡Ojala¡ , una sociedad material , que no tuviera la ilusión de que existe dos mundos: uno el material (finito) y otro inmaterial o espiritual (infinito) no podría haber engendrado la pesadilla del crecimiento y el consumo ilimitado, o la idea de la separación radical de la naturaleza ( por que la naturaleza es sólo material) o la superioridad absoluta del ser humano sobre los animales ( por que tiene espíritu inmortal). La sociedad de la depredación ambiental y del consumo es la heredara directa del fantasmas del espiritualismo dualista.
Quizás tú entiendas por espiritual la dimensión altruista, de sentimientos bondadosos e ideas complejas del ser humano. Tal vez le llames espiritual a aquello que nos hace feliz sin hacer daño a nadie. O aquel placer que va más allá de la hamburguesa y el coche. ¿Pero por qué llamar a eso espiritualidad si es tan material? Cuando disfrutamos leyendo a Luis Cernuda o escuchando cantar a Antonio Mairena estamos realizando actividades tan materiales, o más incluso por qué estimulamos funciones más compleja de nuestro cerebro, que cuando nos comemos una ensalada o una buen tableta de chocolate. ¿Verdad que tu nos has visto nunca a un espíritu comer chocolate o cantar por solea?. No esas cosas las hacemos los limitados y finitos seres materiales.
Pero aquel que sólo busca el dinero por el dinero, aquel que busca acumular muchos mas millones de los que se puede comer o gozar en cien vidas que viviera , ese sí que es espiritual (no se trata de que se un fantasma aunque mucho de ellos un poco fantasmas si que son). No disfruta de la vida sino de la ilusión delirante que de la negación de la vida se ha construido par evitar reconocer la finitud y la muerte. Esta economía que ahora hace aguas por todos lados, cuando escribo esto el dólar esta una pendiente de caída, ¿sino una economía espiritual donde las magnitudes físicas están sustituidas por magnitudes simbólicas infinitas (los números naturales) y por mercancía fetichista o espirituales , que para este caso es lo mismo?. En nuestra economía no hay agua, ni flores, ni árboles, ni electrones, ni caballos, ni ruiseñores, ni bacterias hay dinero. Y no es la historia del dinero sino la de su progresiva separación con respecto a la materia (frutos, animales, piedras, metales, papel…).No vivimos en una cultura materialista sino en la cultura más espiritualista que ha conocido la humanidad. Como ecologistas somos materialistas complejos y creemos que no ayuda al cambio de paradigma tan necesario seguir usando conceptos tan tenebrosos como el de espíritu. De todas maneras muchas gracias por tu generosa lectura y un beso muy material para ti, amiga.
“Volver al cuerpo, a las cosas, a los otros, al nosotros, a la diferencia y al reconocimiento. Olvidar la imagen, la copia, el espíritu y tantos otros fantasmas del dinero y la mercancia».
Este es tu párrafo pero no entiendo porque asocias el espíritu a los fantasmas del dinero y la mercancía.
Un artículo fantástico.Pleno de lucidez.
Un abrazo
Es completamente genial. ¡Qué lujo!
¡Impresionante¡ Tal vez lo más cerca de la raíz, de una de las raíces, que hayamos sido capaces de escarbar. Enhorabuena Paco.
Estoy absolutamente de acuerdo.El que está a salvo de sí mismo, está a salvo de la humanidad.