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El teatro de Ana Oramas, la diputada estrella de ‘Corrupción Canaria’

@RaulSolisEU | Antes que nada, tengo que confesar que Ana Oramas me cae bien, tremendamente bien; es decir, me encantaría tomarme un café con ella y dialogar, incluso de asuntos en los que no estemos de acuerdo. Los personajes como Ana Oramas son un regalo para los periodistas, dan titulares y además crean relatos humanos de enorme potencia. Escucharla es placentero y ahí está su mejor herramienta. Es capaz de defender un mundo injusto con un acento precioso y una cadencia lírica. Tiene todos los ingredientes para vender humo y hacernos creer que está vendiendo leña: habla sin alzar la voz, sonríe, es telegénica, pronuncia con la dulzura que caracteriza a los canarios y con una controlada pasión que denota convicciones profundas en las pocas ideas con arraigo que defiende.

Si bien es cierto que en la península la diputada canaria ha saltado al estrellato por su enconado discurso contra Pablo Iglesias durante la moción de censura, la diputada tinerfeña es una vieja conocida con algún caso antiético a sus espaldas, como el enchufismo de su marido en la empresa de viviendas sociales de Canarias y la denuncia de éste cuando fue despedido para cobrar el dinero atrasado que no cobró de todos los canarios. Amor a Canarias, mucho; amor por el dinero de los canarios, más todavía.

Ana Oramas forma parte de esa escuela de políticos que celebró su entrada a la vida adulta con sueldo de cargo público y que se ha tirado toda su vida, menos un periodo de menos de una década, saltando de escaño en escaño: concejala del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en los primeros años democráticos con la UCD, parlamentaria canaria en 1991, alcaldesa de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna en 1999 y diputada nacional en el Congreso desde el año 2007. Entre medias, cargos intermedios del Gobierno de Canarias. Casualmente, sus años de UCD no aparecen en su biografía oficial de Wikipedia.

Economista de formación, Ana Oramas, a sus 57 años, tiene poca vida laboral que mostrar más allá de sus numerosos trienios como liberada de un partido, Coalición Canaria, nacido para darle aglutinante a una moción de censura multipartidista entre diversos partidos nacionalistas canarios que derribó en 1987 al socialista Jerónimo Saavedra de la Presidencia del Gobierno de Canarias. Una amalgama desde comunistas canarios hasta el centroderecha centralista que se quedó huérfano tras la explosión de la UCD, ahora reconvertido en nacionalista. Así nació la Coalición Canaria que rige los destinos del archipiélago canario desde hace 30 años y a la que popularmente se le conoce en las islas por ‘Corrupción Canaria’, debido a sus sonados casos de pelotazos urbanísticos y por ser el partido de las élites isleñas. Para que se hagan una idea del nivel de podredumbre de este partido, en 2011 en una encuesta del CIS, siendo 0 poco corrupto y 10 muy corrupto, los canarios decían que el partido de Ana Oramas es un 6,72 de corrupto; sólo adelantado por el PP.

«Mi ideología es mi tierra canaria»

En los mítines y en las entrevistas en las que participa, a Ana Oramas no se le escucha hablar de economía, de sanidad, de educación o de servicios sociales, más allá de lugares comunes como “quiero los mejores servicios sociales para nuestra tierra canaria” o cuando es capaz, sin dejar de sonreír ni dejar de parecer amable, de decir que su partido puede pactar tanto con el PP como con el PSOE, eso sí, siempre con Canarias como excusa: “Mi ideología es mi tierra canaria”, repite en muchas ocasiones pensando que el populismo es cosa de otros y que ella hace Física Cuántica.

La diputada que azotó a Pablo Iglesias con especial garbo, y que se ha convertido en viral en todo el país, se define como nacionalista canaria pero habla del referéndum catalán como “un desafío que se nos presenta en octubre”, tal como ha afirmado hoy en Espejo Público; se dice progresista pero forma parte de un partido político que hace políticas de recorte en servicios sociales, sanidad y educación y que no tienen nada que envidiar a las políticas del PP; se dice nacionalista canaria pero votó un sistema de financiación autonómica que ha convertido a Canarias en la región peor financiada de España; se dice demócrata y, por tanto, enemiga de Podemos porque, según la diputada, “quiere traer a España lo que está ocurriendo en Venezuela” –sin que se le caiga la cara de vergüenza-, pero es la líder de un partido, Coalición Canaria, que es la primera fuerza política canaria en número de escaños a pesar de que es la tercera en número de votos. Ana Oramas es la nacionalista canaria que le gusta a ABC. “Pobrecitos nosotros”, deberán pensar los canarios de sí mismos al ver quiénes son los aduladores de Ana Oramas.

Coalición Canaria, el partido de la muy demócrata Ana Oramas, se aprovecha de una ley electoral con una legitimidad propia de países que celebran elecciones en presencia de observadores de la ONU. El 20% de la población canaria, los habitantes de las islas menos pobladas, con menos diversificación productiva y más facilidad para que el voto se convierta en cautivo como ocurre en las sociedades caciquiles de bajo desarrollo económico, elige al 50% de los diputados del Parlamento de Canarias. Es decir, los votos de las islas donde más votos recibe Coalición Canaria valen el doble que los sufragios de quienes viven en Gran Canaria o en Tenerife, donde vive la gran parte de la población y donde la formación pseudonacionalista cosecha peores resultados.

La guerra de Coalición Canaria contra Podemos

El odio de Ana Oramas hacia Podemos es entendible. En las últimas elecciones generales, la tinerfeña estuvo a pocos votos de no salir elegida diputada y la formación morada quiere abrir una comisión parlamentaria en el Parlamento de Canarias para investigar todos los casos de corrupción vinculados a Coalición Canaria. Si el ciclo del voto a Coalición Canaria se mantiene, en los próximos comicios al Congreso de los Diputados esta formación, nacida en gran parte de la descomposición de la UCD en Canarias –donde empezó a militar la misma Ana Oramas- perderá su representación en Madrid, después de los años gloriosos donde llegaron a tener grupo parlamentario en la Carrera de San Jerónimo y siete senadores en la Cámara Alta.

En el odio de Ana Oramas hacia Podemos, a pesar de su dulce acento canario y apariencia de niña bien, está la ira contra una formación que ha señalado la corrupción galopante, el abuso de poder, el caciquismo, las cifras de pobreza y desigualdad más altas de España junto con Andalucía y a un nacionalismo canario surrealista que es capaz de liderar una manifestación en Las Palmas contra las prospecciones de Repsol “en las playas de mi tierra canaria” y tres días seguidos pactar en el Congreso de los Diputados unos presupuestos contrarios a “mi tierra canaria” y que refuerzan el profundo dolor social que se vive en una de las tierras más castigadas por la crisis económica.

En destruir a Podemos, que fue segunda fuerza en las últimas elecciones generales enviando a Coalición Canarias casi al borde de ser extraparlamentario, está la única salvación de Ana Oramas y de su formación política, su empresa. Oramas es amable, sí, pero su amabilidad esconde un modelo de sociedad clasista, injusto, cercano a las élites que han empobrecido a un tercio de la sociedad española, que ha permitido que los grandes touroperadores sean los dueños del turismo canario que supone el 32% del PIB de las islas y que se sostiene sobre camareras de piso que cobran 2 euros por limpiar una habitación de hotel.

A pesar de su precioso acento y ademanes amables, detrás de Ana Oramas se esconde una concepción de la política tan democrática como la ley electoral canaria que permite que la tercera fuerza política en votos ostente el poder omnipotente “en mi tierra canaria”, que diría la diputada estrella de Coalición Canaria que estos días ha sido subida a los altares tras frenar con un “pues no” la moción de censura de Unidos Podemos contra la corrupción del Partido Popular, sin acento canario pero tan amante de privatizar lo público, del pelotazo urbanístico y empobrecer a la gente sencilla como ‘Corrupción Canaria’.

Facebook: Raúl Solís 

 

Un comentario

  1. Ana Oramas no representa a los canarios en absoluto solo a unas elites y a un partido corrupto hasta la medula que es corrupcion canaria, pactarian hasta con el diablo si eso les asegurase seguir en la poltrona otro ciclo de gobierno, les cueste lo que les cueste a los canarios, no pueden perder el mando pues se empezaria a levantar las alfombras y comenzaria a salir toda la podredumbre de sus 30 años de gobierno, mas ahun de lonque ya se conoce que no es poco, y realmente parece nada al escuchar de boca de amigos y conocidos como realizan sus desmanes, aunque no sean cosas que se estan investigando, pues aqui esta untado hasta el apuntador, y hay demasiados estomagos agradecidos, pero que es conocido por muchos, esta gente solo mira por lo suyo, pues solo hay que ver que las estadidticas en canarias, solo reflejan que por desgracia mi tierra solo despunta en las peores estadisticas, año tras año, decada tras decada, y le importa un carajo, al comprar Canarias con otras comunidades autonomas de españa solo destacamos por lo malo, en cualquier cosa que tenga que ver con decisiones políticas, eso es un hecho irrefutable, y solo siguen saliendo electos porque han diseñado una pantomima de ley electoral canaria mafiosa que protege exclusivamente los intereses de este partido de caciques corruptos.

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