Pilar González. El mundo se funda sobre la épica. Todos los mundos. Si en el principio era el Verbo, el Verbo era la épica. Desde su significado etimológico: palabra, historia, poema, hasta el presente más inmediato que incluye imágenes y música. Desde el norte más cercano a la estrella polar hasta la tierra de fuego bajo la cruz del sur, las mujeres y los hombres de todos los tiempos y de todas las geografías se han cantado y contado historias a sí mismos y a su descendencia. Historias para explicar el mundo (ciencia) y la vida y la muerte (religión). Historias en cuyo centro hay siempre un ser humano, que a lo que venga lo desafía. La figura del héroe, el arquetipo de Jung, expresa la primacía relacional de la vida humana.
Y es que, en contra de lo que pudiera parecer a simple vista, la épica es política: es colectiva, el o la héroe sólo tiene significado en relación con la comunidad por la que es capaz de sacrificarse. Es pública porque recoge y formula el proyecto común. Es interclasista porque permite el ascenso y reconocimiento social sea cual sea el origen de las y los héroes. Incluye dentro de sí todos los géneros: la lírica, el drama, la pedagogía…, todas las literaturas están dentro de la épica. Mezcla la realidad y la fantasía. Se refiere siempre al pasado y sirve de remedio a la melancolía del presente sin horizonte.
¿Qué tienen en común el toisón de oro, los argonautas y la comparsa El perro andalú, que estos días vemos sobre las tablas del teatro Falla en Cádiz?
La respuesta es la épica. Son tres episodios épicos. Y son políticos por su vinculación directa con la koiné, con la comunidad, con la ciudadanía… Y con el calendario ya que este año es, como mínimo, preelectoral.
1.- El toisón de oro
Es el cuero de un carnero, cuya lana era de oro, que fueron a buscar Jasón y los Argonautas a la Cólquide (Georgia en la actualidad) en las orillas del Mar Negro. La propia búsqueda era una prueba, un rito de iniciación plagado de dificultades y con un resultado a priori imposible. Al conseguirlo, Jasón mostraba su legitimidad como heredero del trono de Yolco (Tesalia, Grecia) frente al usurpador que lo ocupaba. Desde entonces, el vellón de oro es símbolo de legitimidad y de realeza.
Toison es la palabra vellón escrita en francés. Fue un duque borgoñón, de nombre Felipe, el que fundó, a principios del siglo XV, una orden de caballería cuyos miembros llevaban como distintivo un collar del que colgaba un vellón de oro. Los preceptos que toda orden de caballería exige de sus miembros son valor, lealtad, generosidad, cortesía y franqueza. Que sea épica no quiere decir que sea verdad.
Hace pocos días que el rey de España ha impuesto a su hija, en versión lacito, ese mismo collar de origen borgoñón que han llevado todos reyes, reinas y jefes de la casa de Habsburgo, todos imperiales, de tierra adentro, de origen sacro y germánico.
(Qué poco se les pegó a los Habsburgo, durante los tres siglos que reinaron, el aire moreno y saludable de los mares y la sangre mestiza de esta Iberia, que se hizo imperio en América. Tal vez de ahí venga su final sin descendencia. Por eso llegaron los Borbones que, por derecho de guerra ganada, se quedaron con el trono, con los restos del imperio y con el toisón).
El gesto del rey significa que su hija es heredera del trono de España y caballero del toisón. En su discurso el monarca le pedía que se guiara por la Constitución, la misma constitución que la hubiera apartado de la historia de haber tenido un hermano varón. Esa Constitución que, igual que cien años atrás, en 1978 escrituró el trono a nombre de la casa de Borbón. Fue una ceremonia de tierra adentro, fría, institucional y muy antigua. No sé si la princesa tendrá un trono cuando sea mayor. Lo que sí sé es que si quiere tener un reino se lo tendrá que ganar, como Jasón. El toisón no es un regalo ni se lleva en el ADN. Es el reconocimiento al valor, la lealtad y la inteligencia. Y eso no es genética. Es democracia. En el siglo XXI la legitimidad reside en la democracia.
2.- Los argonautas
La épica es siempre un viaje. En el espacio o en el tiempo, hacia dentro o hacia afuera del protagonista. Un viaje plagado de peligros, trampas y umbrales que atravesar. Un viaje en el que habrá que enfrentar enemigos y en el que aparecerán aliados.
Los argonautas son la tripulación, el equipo, las personas imprescindibles para realizar con éxito cualquier travesía. Si bien ella (Atalanta, la única mujer) y ellos individualmente tienen características muy similares a las del protagonista, juntos, en comunidad, son invencibles. Ahí reside su importancia, en la comunidad. La generosidad y la franqueza son sus grandes méritos. Y la lealtad imprescindible siempre.
En política todas las prácticas son posibles. Equipos brillantes, equipos mediocres, equipos cohesionados únicamente por el adversario al que se enfrentan, equipos de aluvión con difíciles encajes, sumas de restas de otros equipos, intereses individuales legítimos pero inútiles para la comunidad ….
La complejidad reside en el momento que vivimos: la crisis social no se resuelve, se transforma en precariedad, pobreza y disimulo. La crisis política es esta legislatura estancada, con el gobierno más corrupto y menos votado de los últimos tiempos, sin presupuesto, sin financiación para las Comunidades autónomas que administran la política social. Y con Cataluña siempre en el capítulo de asuntos pendientes. La economía genera beneficios para una minoría exigua a costa del sufrimiento de la mayoría. Convivimos con una generación brillante y sin horizonte. La violencia machista que no cesa….
Por eso, más que nunca, hacen falta argonautas para que la travesía no acabe en el naufragio de la desigualdad ni en los cantos de sirenas naranjas que estrellen esta sociedad contra las rocas.
3.- El perro andalú
Si la libertad estuviera en peligro, las barricadas estarían en Cádiz, dejó dicho Carlos Cano. Y es una verdad de oráculo. La ciudad fundada por Herakles el argonauta es la patria de la libertad. Y cada Febrero, por Carnaval, se lo recuerda al mundo en forma de coplas. Esa expresión de cultura mayúscula y popular nos depara un variadísimo repertorio épico.
Y es que en Cádiz para muchas personas, la vida cotidiana es más difícil que cualquier epopeya.
Soy seguidora reciente del Carnaval y heterodoxa por naturaleza, me gustan muchas cosas muy diferentes entre sí y por muchas razones. Perdonen mi atrevimiento. Pero es que entre las agrupaciones de este año, hay una que me deja sin aliento: es la comparsa El perro andalú de Martínez Ares.
Sobre la escena, que es un espacio mágico, se mezclan la vanguardia, el barroco y la conciencia. Un fondillo de ocho casetillas de feria, una por cada territorio de Andalucía, da cobijo a un grupo de bufones que representan el papel al que están condenados: hacer reír, cantar, bailar, beber, poner sol y sonrisas para cuando el amo quiera venir. Esos bufones son la metáfora del pueblo andaluz (memoria infantiana). Cuando la luz despunta, en las letras resuenan evocaciones de Buñuel, Cervantes, Dalí, Lorca, Hernández … todos ellos mesías, poetas…. Las voces parecen corifeos en una tragedia clásica. Diría que Verdi escribió el Va pensiero para un coro de esclavos similar…
… Pero es la rabia. La épica está en la rabia. La rabia de aquel Espartaco que fue esclavo. La rabia definitiva. La rabia como memoria y como porvenir. Esa rabia que les hace reconocerse fundadores de occidente pese a ser esclavos, moritos, judíos y gitanos. Pese a estar cubiertos de escamas, hechos de cobre, ungidos de aceite y tierra, biznietos de sabios, terraos por el sol, dioses, con alma….. y con un reino de mil años, por si fuera poco.
Esa rabia que les lleva a desprenderse de todas las imposturas que les atrapan: la corona, el collar de perro, la rosa, la careta y el manto.
El aullido de rabia desemboca en jauría, en hermandad. Es la única esperanza para remover obstáculos.
…. Argonautas.
P.D. Si yo tuviera alguna responsabilidad en materia educativa, pondría esta comparsa en todos los IES de Andalucía. No por nada, sino para explicar qué es la épica…
…Y para entender Andalucía.