El “velo de la ignorancia” es una expresión utilizada por la filosofía anglosajona de la justicia para definir una de las condiciones que ha de reunir cualquier relación social que pretenda ser igualitaria: la imparcialidad. Pues bien esa condición es la que se ve violada en el tratamiento que están teniendo algunas jóvenes musulmanas en centros públicos de enseñanza por llevar la cabeza cubierta con un velo.
Todo individuo, si es joven también, tiene derecho a construir su propia imagen en virtud de sus gustos o creencias. A ninguna persona se le puede prohibir expresar, por medio de su atuendo, identificaciones ideológicas, religiosas o culturales que no sean abiertamente ilegales. Se alega, para justificar la prohibición, una normativa interna del centro de prohibición de llevar cubierta la cabeza; como si un simple reglamento escolar pudiera suprimir la libertad de desarrollo de la propia personalidad. ¿Por qué no se prohíbe también que se lleve al cubierto los codos o los tobillos?
Alegan otros causas laicistas (fuera símbolos religiosos de la escuela pública) o feministas (el velo es un signo de sometimiento de la mujer). Ciertamente el velo es un signo religioso y un signo de discriminación cultural y social de las mujeres (también lo es en el catolicismo, por ejemplo en las monjas). Pero mucho de los que se manifiestan en este sentido sólo son laicista y feministas frente al islam, como si estos asuntos no fueran con el catolicismo y su santa madre iglesia. Una mujer que va con la cabeza cubierta con el velo musulmán es una mujer sometida y fanática. Una mujer que cubre por completo su cuerpo con pesados trajes medievales que solo permiten, y a duras penas, contemplar su rostro y que se interna de por vida en un recinto cerrado (monjas católicas de clausura) son, por el contrario, un ejemplo moral de santidad. Este es el doble rasero que se aplica al velo, y a las mujerers, según sean de una confesión u otra.
¿Por qué no se prohíbe también las cruces y medallas religiosas en el cuello de los escolares?¿O cuál es el motivo de que se permita que muchos alumnos y alumnas lleven en sus carpetas fotografía de imágenes religiosas de su devoción? ¿ Se deberá prohibir también las camisetas serigrafíadas con el rostro del Cristo hippy? El laicismo obliga a que no haya símbolos religiosos en los espacios públicos no a que los ciudadanos que están, transitan trabajan o estudian en esos centros tengan que ocultar sus creencias o vestir de una manera determinada. El laicismo no es una asunto individual ni de conciencia sino colectivo y público. Si se prohíben los símbolos religiosos en centros públicos es para impedir que se impongan creencias a los individuos, o lo que es igua,l para proteger y garantizar su libertad individual ¿Cómo vamos en el nombre del laicismo a imponer a los individuos que no tengan creencias, o que no las puedan expresar en su forma de vestir?. ¿Deberemos entonces también prohibir vestidos excesivamente recatados que llevara una joven puritana cristiana? ¿ Setnedra que imponer un largo máximo de falda o de pantalón?.
La fuerza del laicismo y del feminismo es la de la libertad no al del totalitarismo que cual “poder pastoral “(pero sin pastor) impone códigos de vestidos, partes del cuerpo que deben estar cubiertas o no, o que signos religiosos o ideológicos puede c ad cual expresar por medio de su cuerpo o su imagen. La imagen del individuo es propiedad del individuo y nadie, incluido el Estado, debe intervenir en este asunto.
¿Son realmente libres estas jóvenes musulmanas cuando deciden llevar el velo?. Tan libres como las jóvenes que deciden ingresar en una orden religiosa, ir a las concentraciones de la secta católica de los neocatecumenales, asistir a las catequesis donde los jóvenes aprende una peculiar educación sexual (en ocasiones con ejercicios prácticos incluidos) que está más cerca de Sade quede Cristo, o ingresar en un colegio del siniestro Opus Dei. Si todos eso está permitido, no puede entenderse la prohibición del velo musulmán sino como lo que realmente es: un gesto de xenofobia y discriminación que busca azuzar el fuego del ”choque de civilizaciones”; un paso más de esa forma de racismo contemporáneo que es la islamofóbia. Nada que tenga que ver con el el laicismo y la libertad.
Ojo con pasar a llevar la libertad de expresión. El balance pareces decir es básico. ¿No tiene derecho cada uno a mostrar o decir que fe practica, porque al de otra fe le molesta? Pues no debería si el tiene el derecho a mostrar la suya o que no tiene ninguna. ¿Nos aterra la sociedad multicultural, pluri creyente y no creyente? Pues quizás como Voltaire deberíamos lo laicistas no creyentes a saludar retirando el sombrero respetuosamente pra señalar no son creyentes, pero si praticantes de la tolerancia. No creo que exista algo más tétrico o insulso que una sociedad uniforme y homogénea formada solo de seres grises y anónimos.
Estimados Cybernautas …
Hoy me levanté pensando que uno de los mayores problemas de Identidad Religiosa se presentaron en la Iglesia Catolica el dia en que Abolieron el uso de las Sotanas, convirtiendo intrisecamente a los Sacerdotes en simples hombres del mundo en su modo de vestir imitando inevitablemente a los millares de ciudadanos masculinos que andan por el Planeta Tierra.
Evidentemente, cuando un Hombre elige o es Elegido por Dios para cumplir una Mision Santa, tiene que diferenciarse interior y exteriormente con el resto de sus congeneres y una de las formas es su Formacion y Atuendo.
Desde tiempos inmemoriales tanto los Colegios Privados, Fuerzas de Seguridad, Cocineros y Trabajadores Municipales o Medicos, utilizan Uniformes y si asi no lo hicieran pasarian desapercibidos ante el resto de la ciudadania.
Es ridiculo entonces presuponer que todos somos iguales, pues cada individuo es Unico ante los ojos de Dios y por ende … Los Sacerdotes lo son, asi que ponganse la Sotana asi podemos identificarlos ante la multitud callejera. POR FAVOR!!!
Que Dios los bendiga.
No me considero laicista discrinador: para mí todo signo religioso externo me es igualmente inquietante.
No me gusta ver monjas cubiertas hasta los pies, pero no desde hece unos dias, si no de nunca. No me gustan los curas con sotanas:agradeci que el Concilio Vaticano II permitiera que fueran vestidos de «paisano» -hace años de esto- y por tanto me rechinan los curas del OPUS haciendo alarde de su fe. Me resulta exagerado el predominio de la cultura de origen religioso que ocupa las calles y el campo -procesiones y romerias-. Hace veintinco años -más o menos- exigi que mis hijas no dieran religión ni rezasen al comienzo de las clases, y siempre defendi con ahinco la Escuela Pública frente a la privada y concertada, y la desaparición de ellos de cualquier simbolo religioso. Hoy, por desgracia todavía con el pretexto de que son tradiciones culturales y no solo religiosas, las escuelas públicas, al menos en Sevilla, por ejemplo celebran pequeñas semanas santas con los niños, en ocasiones hasta con disfraces de costaleros, cofrades, etc. y no me parece nada bien. Seguimos luchando por una sociedad laica en los espacios públicos y que la religión solo sea algo privado y, aunque parezca una contradicción, acepto si son respetuosas las manifestaciones religiosas que en en el año se celebran en nuestro pais: navidad, semana santa, etc. -incluso participo de alguna manera de su espiritu, al menos del festivo- pero denuncio la ocupación masiva de las calles y la invasión de zonas de elevada protección ambiental (caso de Doñana con la romería del Rocío)pero que no me quieran convencer de que el hecho religioso ha de ser impuesto permanentemente en el espacio público.
Por tanto desde mi posición ¿que creo que se ha de hacer con las mujeres musulmanas que llevan pañuelo u otros atuendos que significan sumisión? y ¿que hacer con los musulmanes, que tambien los hay, que visten de determinada forma para significar su condición de creyentes?.
Pues tolerancia pero solo eso: tolerancia comprensiva y deseo de que acepten que están en un país que quiere ser laico y que en él muchos no comprendemos como la religión, sea de un signo u otro, pueda ser objeto de cotidiana manifestación pública y menos si es discriminatoria frente a sus propios correligionarios. El genero de la persona no puede ser argumento de discriminación añadida en su atuendo por ser creyente.
Mientras tanto respaldar sobre todo sus derechos civiles a los que son creyentes: derecho a la educación y al trabajo aunque lleven un signo identificador de su fe a la vista.
A medio plazo, obtener de la sociedad española la aceptación natural de que lo religioso es un hecho de fé y por tanto personal e intransferible que solo lo poseé a titulo individual y que los demas, los que no somos creyentes no llevamos ningún atuendo que nos lo haga reconocible ante lo demas nuestra particular elección de no creer en Dios.
Luego estan los disfraces que todos llevamos de una forma u otra diariamente, la inmensa mayoría con discreción y que solo en momentos muy señalados por razones festivas, trasgresoras o folcloricas nos ponemos o se ponen, un disfraz para celebrar la ocasión.
Por último, la libertad de ir cada cual como quiera. Pues eso, termina donde empieza la de los demas, de no resultar incomodos con el vestir o desvestir de cada cual y del contexto en que se producen los hechos vestimentales.