Esto lo aprendí en Brasil pero lo mame en Andalucía. Brasil me hizo consciente de algo que ya era sin saberlo: mestizo. La identidad mestiza no consiste solo en ser mestizo sino en reconocerse orgullosamente como tal y convertir este mestizaje en la condición identitaria de la universalidad y de la igualdad. En el imaginario brasileño el mestizaje es tan poderoso que incluso los que no son mestizos presumen, o se inventan, mestizajes fantásticos. Es lo contrario que ocurre en el las identidades cerradas, donde hay que ocultar la diversidad y fingir una “pureza de sangre” que no es tal. Si bueno es el mestizaje, el hecho de la diversidad y la mezcla biológica y cultural mejor es aun la identidad mestiza.
En Andalucía dos identidades se superponen y chocan en virtud del asunto de la pureza. Mientras que la identidad andaluza es mestiza, la identidad española idolatra la pureza. Ser español es no ser ni moro ni judío, ni gitano, ni negro, ni homosexual. Ser andaluz es ser todo eso y además incluso ser español. Por eso no es irracional que aquello que los andaluces y las andaluzas entienden por ser español no sea contradictorio con ser andaluz pero lo que el nacionalismo español entiende por ser español si es contradictorio con ser andaluz. Creo que se lo leí a José Luis Serrano: “Andalucía es España pero España no es Andalucía” La visión inclusiva de la identidad es tan dinámica y vigorosa que incluye hasta las visiones excluyente de la misma. Por el contrario, como decía un magnífico artículo de Raúl Solis, la visión españolista ( “Españoles de raza”) de España excluye incluso, y en primer lugar, a los mismos españoles.
La pugna historiográfica por la reivindicación de Al Ándalus, lo ha dicho muy bien el Alcantud en un reciente libro, esconde el conflicto entre mestizaje (pluralismo, diversidad) y pureza (uniformidad, limpieza de sangre) en la construcción de la identidad española. Lo cierto, desgraciadamente, es que en lo que a España se refiere los puros van ganando por goleada a los mestizos. Es por esta razón compresible la virulencia y actualidad que alcanza los debates sobre un hecho historio que hace centenares de años que aconteció. La imposibilidad de la iglesia o de la derecha de pensar, por ejemplo, el espacio histórico de la mezquita de Córdoba como un lugar público y plural, es un síntoma de esa guerra entre el mestizaje y la pureza.
El filósofo J.Rawsl construyó en el siglo XX una teoría de la justicia que ha sido y es uno de los marcos conceptuales más potentes de la filosofía política y moral contemporánea. Pues bien en esa teoría de la justicia Rawsl establece una condición original que han de cumplir los individuos que participen en el diseño de las reglas de un sociedad que pretenda ser justa (igualitaria). Esa condición es el denominando “velo de la ignorancia”; no deben saber qué posición les tocara jugar en la sociedad que está diseñado. La mejor forma que estos individuos tienen de optimizar sus opciones es no diseñar una sociedad muy desigual porque les puede tocar formar parte del fragmento de población más desigual.
Si miran bien verán que la identidad mestiza opera como una especie de “velo de la ignorancia” invertido. Puesto que no sabemos si somos mestizos o no, presuponemos que todos los somos y hacemos del mestizaje, nuestra identidad. De esta manera excluimos los riesgos de formar parte de grupos excluidos por una identidad basada en la limpieza de sangre. La identidad mestiza es la identidad que más y mejor se congratula con la democracia, la justicia o el Estado de derecho. Si no sabemos que será de nosotros y nostras en el futuro erigiremos reglas sociales justas si no sabemos quien son nuestros ancestros erigiremos identidades mestizas y sociedades inclusivas. Creo que este es el sentido en el que decía Concha Caballero, en su columna en El País Ocho apellidos andaluces, cuando sugería que a España le iría mejor siendo como Andalucía que a Andalucía siendo como España. Los “españoles de raza” no lo entendieron y se sintieron agredidos, los puros que tienen la piel muy fina , no como los mestizos que somos más resitentes.Tenemso mas opciones. Yo sin ir más lejos, que soy mestizo; soy andaluz, brasileño, sevillano, europeo, incluso español sin no se ofeden los «españoles de raza» claro.