EFE. 30 Agosto 2009.
Respirar a diario en una ciudad ahumada por los tubos de escape de los coches no sólo afecta a los pulmones sino que puede tener efectos devastadores en la salud cardiovascular. Según un estudio realizado en cinco ciudades europeas, entre ellas Barcelona, un total de 16.000 muertes anuales podrían evitarse si se redujera la contaminación atmosférica a los niveles que recomiendan las autoridades internacionales. El informe, presentado ayer en el marco del Congreso Europeo de Cardiología, que se celebra estos días en la capital catalana, demuestra que las partículas ultrafinas de polución -que proceden de los vehículos de motor- pueden pasar directamente de los pulmones al torrente circulatorio y causar daños severos en la pared de las arterias. El profesor Roberto Elosua, coordinador del grupo de investigación de epidemiología y genética cardiovascular del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona, indicó ayer que «en las ciudades con un alto índice de contaminación hay más ingresos por infarto agudo de miocardio y otras patologías». «Todos sabemos que vivir cerca de una autopista aumenta el riesgo de infarto», añadió Elosua.
Según el estudio, si Barcelona o Madrid mantuvieran el nivel de contaminación recomendado se reducirían en 1.800 los ingresos hospitalarios anuales por enfermedad cardiovascular y respiratoria y en 3.500 las muertes