Experto en comunicación y consultor político, publica ’32 Tendencias de cambio 2010-2020′ junto al biólogo y especialista en economía digital Juan Freire
Antonio Fraguas -El País. Madrid – 08/09/2010
Respuesta: Por tres razones. La primera, por la extraordinaria potencia, brutal aceleración y reducción del tiempo de penetración de las nuevas tecnologías. En los próximos 18 meses se duplicará toda la información accesible en Internet, algo inimaginable en términos históricos, anteriormente. La segunda por la radical transformación de nuestras maneras de comunicarnos, organizarnos y crear valor. Son cambios estratégicos que reconfiguran nuestra sociedad. Y la tercera, por la globalidad de los mismos. África, por ejemplo, puede conquistar el futuro del siglo XXI sin pasar por la industrialización. En África, el primer banco es una compañía de teléfonos móviles y uno de cada tres africanos ya tiene móvil. Olvídense de los postes y los cables y piensen más en redes y satélites.
P: Las transformaciones que ustedes apuntan ya están sucediendo aunque mucha gente aún no las percibe…
R: Ciertamente, no las perciben, por eso es tan importante estudiar y analizar las tendencias. A veces, sólo vemos la punta del iceberg (que muestra en la superficie sólo el 10% de su masa helada). Otras intuimos la realidad a través de fragmentos, de trozos, de pistas, de rastros que nos ofrecen información intuitiva sin una visión de conjunto. Y, en la mayoría de los casos, son transformaciones en estado germinal que florecerán con toda su potencia. Sean partes, fragmentos o semillas, si analizamos bien las tendencias podremos comprender la globalidad y la potencia transformadora de los cambios.
Anticiparse y detectar los movimientos de fondo que se producen en nuestra sociedad es clave para la dirección estratégica. No se trata de adivinar el futuro, ni de «bolas de cristal» como dice Francis Pisani en el prólogo del libro. Se trata de interpretar las tendencias que ya podemos ver en el presente para diseñar itinerarios que nos permitan prepararnos a lo que viene en sustitución de lo caduco. Como estos cambios son acelerados y radicales, ganar este tiempo de preparación, adaptación y conocimiento es clave para competir en el futuro.
P: En su libro identifican ustedes diferentes áreas de cambio, desde las relaciones personales, a los modelos de negocio o la participación política; todo ello estrechamente relacionado con la transformación tecnológica ¿dónde queda la gente sin acceso a la tecnología?
R: La tecnología será cada vez más amable, intuitiva y cómoda. Omnipresente en nuestras vidas. El derecho al acceso universal a Internet será una exigencia democrática y política reforzada por los mercados y los ciudadanos. La Internet de las cosas, en el futuro, va a convertir nuestros entornos en terminales nodales activos y con capacidad de contener información inteligente y relacionada. En España, por ejemplo, hay ya casi 60 millones de teléfonos móviles, y una parte muy importante ya son dispositivos móviles multimedia con gran capacidad de comunicación, conexión y transmisión. La tecnología se adapta con gran facilidad a nuestra vida cotidiana y cada vez elimina más barreras en su usabilidad. La brecha digital desparecerá y aparecerán otras brechas no estrictamente tecnológicas.
P: Hablan ustedes de «revolución de los datos personales» ¿cree usted que el ciudadano común es consciente de la importancia que para las organizaciones empresariales tiene esa información personal?
R:No. La identidad personal del futuro será la identidad digital. Olvídense del curriculum vitae y preparémonos para el digital vitae. El DNI, como paradigma de la identidad, ya no sirve en la sociedad-red, por reduccionista. Es una foto fija insuficiente en la sociedad de la información y comunicación. Somos y seremos nuestros rastros, reputaciones y contenidos digitales. Encontraremos, mantendremos o mejoraremos nuestro trabajo gracias a nuestra presencia en la red. Nuestra ciudadanía digital será más relevante que nuestra ciudadanía política o cívica.
P: ¿Qué será de las formaciones políticas, las empresas o los profesionales que ignoren estos procesos de transformación?
R: Sufrirán e incluso algunas desparecerán. Por eso es tan importante analizar las tendencias de estos cambios, porque suponen grandes capacidades de transformación personal y organizativa y son muy exigentes con las transformaciones interiores. Ganar tiempo para prepararse, adaptarse y aprender lo nuevo que sustituirá lo obsoleto es estratégico para el futuro, ya que estos cambios llegan en forma de tsunamis digitales: muchos ven la ola pero no comprenden ni su velocidad y ni su tamaño gigantesco y devastador. Comprender la naturaleza radical y transformadora de lo nuevo es estratégico. Dice Nikesh Arora que «un pequeño rápido puede ganar a un grande lento». Sí, el nuevo poder se aleja de la fuerza, la propiedad o la dimensión y ofrece posibilidades de éxito a la creatividad, la inteligencia y la red: profundos cambios en la asignación de valor al concepto de poder.
P: En cuanto al periodismo, ustedes afirman que las noticias cada vez duran menos ¿dónde duran menos, en la mente del espectador/lector?
R: El privilegio de intermediación de los medios y los periodistas se acaba, aunque su función social sigue intacta. En la sociedad-red cada ciudadano es un periodista en potencia. La capacidad de imagen de nuestros dispositivos móviles, la estructuración personal y relacional en redes sociales y la creatividad de las personas ofrecen un potencial extraordinario. Los privilegios serán sustituidos por la reputación digital, la meritocracia social y la creatividad. El filósofo Heráclito decía que nunca te bañas en la misma agua del río. Es una buena metáfora. La información, su consumo y su uso es un río de aguas bravas, donde todo fluye. Comprender la dinámica móvil y constante de los flujos es clave para quien tiene una industria que todavía piensa en horarios de boletines, ediciones diarias o periodicidades varias. La gente no espera.
P: ¿Y qué ocurre con las noticias complejas o especialmente delicadas, que requieren unos tiempos de elaboración, un trato paciente con varias fuentes y una capacidad de análisis y conocimientos por parte del periodista que cuestan dinero y que sólo los grandes medios pueden ofrecer? Es decir, ¿qué ocurre con el llamado periodismo de calidad?
R: Perder el privilegio de la exclusividad y trabajar en un entorno saturado de flujos informativos no impide, como decía en la respuesta anterior, desarrollar la función social y la responsabilidad social que medios y periodistas deben ejercer para fortalecer una sociedad más libre, transparente y democrática. Pero obliga a hacerlo con nuevos medios, nuevas actitudes y un enfoque de cooperación y colaboración permanente con los lectores y usuarios.
Los usuarios de la información en la sociedad red ya no son sólo lectores, oyentes, o espectadores. Escriben, hablan y emiten. Hay nuevos equilibrios y nuevas demandas mucho más exigentes que hay que atender. Comprender mejor los intereses de los usuarios y adaptarse a sus opciones de lectura o recepción, enriquece la profesión y pone en tensión a los medios. Por paradójico que parezca, la multiplicación de fuentes y la pluralidad de enfoques, así como la concurrencia de muchos emisores no estrictamente periodísticos, obligan a desarrollar un periodismo de mayor calidad.
P: Vivimos en un momento de elevado desempleo. Muchas personas buscan trabajo y quizá no son conscientes de que nuestras sociedades están en pleno cambio ¿qué aconsejarían a los que buscan un empleo?
R: No decir nunca jamás. Los nativos digitales deberán reinventarse constantemente. Y los emigrantes digitales aprender de nuevo, cada día, esforzarse en comprender lo emergente. La sociedad-red exige más actitudes que aptitudes (que hay que aprender, pero que cambian constantemente). Lo importante es construir un perfil profesional capaz de cambiar a la misma velocidad que el cambio social. Se acabó el confort y la posición. Lo nuevo tiene que ver con la adaptación y la presencia. Mantener una posición profesional sin presencia pública en la red y en la sociedad no va a ser posible.
La sociedad-red es muy dinámica, hay posibilidades para los nuevos liderazgos aunque no siempre se convertirán en posiciones en el organigrama. Es mejor tener una amplia frontera relacional y ser valorado y respetado que ser obedecido. Será decisiva la capacidad de añadir valor en cada gesto, en cada sms, en cada mail, en cada acción. No será una sociedad para obedientes, ni para autoritarios. Sino para el talento y la iniciativa.
P: Cualquier persona puede descargar gratis su libro de Internet [en PDF] . Apuntan a ustedes a un «cambio de paradigma» en la propiedad intelectual ¿es sostenible la creación científica y literaria sin patentes ni derechos de autor?
R: En la sociedad-red, hay que repensar los modelos de negocio, y los de protección de la creación. En la sociedad de la abundancia, lo importante es la atención. Los retornos económicos legítimos para los creadores se van a diversificar. A veces es mejor la reputación que un margen comercial. Conseguir la atención de un lector, un consumidor o un prescriptor es clave para mantener las opciones de intercambio comercial de bienes y servicios. Sin atención no hay consumo.