El viaje hacia el corazón de las tinieblas continúa. Los datos publicados de la Encuesta de Población Activa para el último trimestre de 2012 son infames. Hay en España 5.965.400 personas desempleadas con una tasa de paro del 26,02%. En Andalucía la tasa de paro llega hasta el 35,86%, ¡1.442.600 parados y paradas!
Son cifras que ni los economistas gubernamentales al uso preveían que se dieran tan pronto. En el año de gobierno del PP el paro ha aumentado en España en 691.700 personas (un incremento del 13,12%) y en Andalucía en 194.100 personas (un 15,54% más).
Ya no podemos decir que avanzamos hacia la catástrofe social, estamos en mitad del naufragio con cientos de miles de familias que no tienen bote salvavidas al que subir. Las políticas de recortes y la fiscalidad para ricos han fracasado a ojos vista. El número de hogares en España que tienen a todos sus miembros en paro ha crecido en 95.800 y se sitúa en 1.833.700.
En Andalucía la situación es de estallido social. Según el propio gobierno andaluz los efectos de la crisis sobre los desahucios se dispararán este año. Los comedores escolares se están convirtiendo en comedores sociales porque son los únicos lugar donde muchas familias sin ingresos pueden dar de comer a sus hijos e hijas. Los recortes afectan a familias con personas dependientes a su cargo. El acceso a estudios universitarios se limita por la disminución de las becas y sus cuantías. La juventud no encuentra trabajo y quien no se va, porque no quiere o porque no puede, cae en la rabia o el desconsuelo. Los amortiguadores familiares e institucionales están al límite de su resistencia.
El desempleo para las personas paradas de larga duración mayores de 45 años parece irreversible. Agotadas las prestaciones por desempleo, y aplicadas las nuevas bases de cotización que han añadido nuevos requisitos para la obtención de una pensión de jubilación, las condenas además a no tener derecho a pensión.
Cuando la pobreza cabalga a sus anchas, cuando todo se derrumba, la rebelión puede estar a la vuelta de la esquina. La combinación de recortes sociales, pérdida de derechos, pobreza endémica, con un Gobierno de España, ninguneado en Europa, y sumido en la corrupción generalizada es letal.
Queremos un gobierno andaluz que responda ante la gravedad de la situación. Es inadmisible que Griñán se dedique a dar coartadas de pactos a la derecha y no actúe de forma beligerante contra las políticas del gobierno central. Izquierda Unida, socia en el gobierno, tiene que empujar ya hacia una rebelión institucional andaluza contra las políticas de derechas que están generalizando el paro y la corrupción.
Andalucía tiene que plantarse y luchar por una financiación justa. El gobierno tiene que poner en pié un nuevo modelo fiscal andaluz, social y ecológico. Andalucía necesita porcentajes de transferencias justas de fondos estatales en función de sus indicadores de desempleo y de desigualdad. Transferencias que deben ser de libre disponibilidad, no dirigidas desde el centralismo madrileño.
Y de forma prioritaria, el gobierno andaluz tiene la obligación de desarrollar el artículo 23 del Estatuto de Autonomía para dotar a las y los andaluces de una Renta Social Básica antes de que finalice 2013. O eso o, como en la novela de Conrad, acabaremos en el horror, el horror comandado por el gobierno caníbal del Partido Popular.
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