No comparto la opinión de los que ven como un fracaso absoluto la repetición de elecciones generales del próximo día 26 de Junio. Y la principal razón que podríamos aportar, hay muchas más por supuesto, es que no estábamos preparados para un escenario a cuatro bandas y tan repartido en el Congreso. Es algo que ha sido inédito para la política española.
No tenemos cultura de pactos y se apostaba siempre por castigo a una mayoría u otra, apoyada por nacionalismos periféricos tipo demócratas cristianos, y esto que ha ocurrido ha sido un estallido, tanto en lo social, mediático y político, de tal magnitud que necesitábamos una buena digestión para asumirlo.
Frente a esta “italianización” sin italianos de la política española se nos sitúa ahora un nuevo escenario muy esperanzador que consiste en que ésa “cultura de pactos” se haga desde la única opción posible, desde el ciudadano hacia arriba y girando por la izquierda.
Ésa izquierda española, tan cainita siempre hasta llegar al hueso, tiene ante sí una oportunidad única en lo que llevamos de “democracia” para hacer que ésta sea real y para la gente común, no para ése frente continuista que desarrolló una transición tan peculiar y que forzó el mantenimiento de su poder basándose en el control parlamentario bipartidista tradicional.
Los distintos movimientos sociales que han impulsado Las Mareas, el éxito de Podemos, el de Compromís, Ahora en Común y En Comú Podem, han forzado que el partido “tradicional” de la izquierda, que era Izquierda Unida, reflexione, por un motivo u otro, realmente no me importa, y que por fin, se ponga a trabajar para dar voz a ése millón de votos que por ley han sido siempre silenciados.
Es hora de crear un cinturón de emergencia ciudadana frente a la crisis sistémica en la que nos están metiendo, tanto política como económicamente, y poner freno a los continuos ataques que desde el sector oligárquico/financiero nos están dirigiendo unas élites corruptas, con el beneplácito de una supuesta “estructura democrática” que ya no es representativa.
Es necesaria una unidad de acción política y electoral porque son poderosos, es necesaria una unidad social porque son muchos y es necesario un reforzamiento de la cultura democrática para que “sus” decisiones sean negociadas de igual a igual con el resto de nosotros.
VAM