La expulsión de los judíos o de los moriscos no son error. El genocidio de los indígenas americanos no es un error. La “solución final” no es un error. El genocidio israelí sobre la población palestina no es un error. Hay error cuando existe una desviación no intencional entre el objetivo de una acción y sus resultados u. Pero en todos estos casos no hay error sino éxito. El objetivo de la monarquía hispánica la aniquilación de la diferencia y la pluralidad ( reductio ab unum) y lo consiguieron. Cuando lo erróneo es la intención o el objetivo mismo entonces no hay error sino maldad, que es otra cosa muy distinta. No es que España haya cometido errores es que España, como Alemania o Israel, son un error en si mismo. Decía Ortega que el problema no eran los problemas de España sino España como problema , pues bien, aquí podríamos decir que la cuestión no es los errores de España sino España como error.
España s un concepto político operativo cargado de xenofobia, militarismo, la autocracia centralista y la teocracia ( clericracia). Y aún hoy así sigue funcionando así en el imaginario colectivo Por eso no puede pedir perdón ni reconocer los errores. De hacerlo sería como un suicidio político , negando sus esencia histórica..El “proyecto España” es y ha sido una pesadilla apara millones de individuos. Reconocer errores o pedir perdón son cosas que hacen aquellos que cometen errores no aquellos que son un error en si mismo. Francia O Estados Unidos han cometidos muchos errores pero no son un error en si mismo. Por eso cada vez que queremos denunciar esos errores tiramos de los textos de los padres fundadores americanos o de los revolucionarios franceses. ¿Pero de que textos echaremos mano en el caso español? ¿Quiénes son esos padres fundadores de España que sirven para denunciar sus culpas.
¿Que es posible reinventar la idea de España eliminando el terrible lastre del pasado? Ojala, ojala… pero hasta el momento eso ha sido imposible y mucho me temo que sea mucho mas fácil y menos doloroso olvidarnos de España que emprender el enésimo proyecto de reinvención. Por estono suscita entusiasmo político sino en aquellos en que suscita entusiasmo la xenofobia, el autoritarismo, la teocracia. El entusiasmo político que Kant definió como “ la participación afectiva en el bien” y que sólo suscitaban aquellos fenómenos que eran potencialmente universales como la revolución francesa. De España sólo se nos pueden pedir que aceptemos es la solución fría ( federalismo) pues en todo lo demás solo nos cabe decir como escribió ese poeta forense que es Leopoldo María Panero : “este lugar parecido al Infierno que llaman Espàña”