Raúl Solís.
Fue en los años 50, en pleno proceso de la industrialización franquista, cuando España diseñó un triángulo rico, frente a un sur desindustrializado que sería la mano de obra barata del desarrollo de Cataluña, País Vasco y Madrid.
Este modelo de Estado asimétrico y desigual es el que ha llegado a nuestros días, el causante de que Andalucía sufra la tasa de paro más alta de Europa, y en el que se ha basado la Comisión Europea (CE) para cortar el Corredor Ferroviario Mediterráneo, que unirá a España con el norte de Europa, en Cartagena, eliminando el Mediterráneo andaluz de los mapas de Europa.
La inversión europea discrimina a los puertos de Almería, Motril, Málaga y Algeciras en favor de los puertos de Barcelona, Valencia, Baleares y Cartagena, negándole a Andalucía una infraestructura sostenible ecológica y económicamente y vital para el desarrollo y la competitividad económica de una Comunidad Autónoma muy lejos de la convergencia con los pueblos de Europa, con el doble de tasa de paro que Cataluña o el triple que Alemania.
A la CE, que justifica su elección por “eficiencia económica”, no le parece importante y eficiente que el Puerto de la Bahía de Algeciras sea el de más tráfico de España y el que más crecimiento ha experimentado de todos los puertos españoles, con un incremento del 33 por ciento en el total de los puertos estatales.
Para Artur Mas, la decisión de Bruselas es de “sentido común”, en línea con el sentido común del nacionalismo burgués catalán, que traducido al catalán significa “nada de café para todos, uno solo y bien cargado”. Por su parte, Ramón Tremosa, eurodiputado de CIU, afirma que “no se pueden hacer infraestructuras que no sirven para nada y donde no hay nadie”, haciendo gala del concepto de solidaridad de la derecha catalana.
El lobby de CIU, con representación en el Parlamento Europeo, ha tenido beneficios jugosos para Cataluña, en detrimento de la “subsidiada, vaga, inculta, folclorista, aprovechada y mal hablada” Andalucía. Cataluña recibirá 32.000 millones de euros, que servirán para que su tasa de paro -18,6 por ciento frente al 29,71 por ciento de Andalucía- se reduzca en un 3,7 por ciento y su PIB se incremente en un 1,94 por ciento.
El millón de parados andaluces son “nadie” para el nacionalismo insolidario de CIU y para los eurodiputados andaluces de PP y PSOE, que aún no han elevado sus quejas contra una medida alejada de los principios solidarios y de la convergencia, espíritu de la construcción europea, y que perpetua la debilidad de Andalucía.
Mientras Andalucía se queda fuera del Corredor Ferroviario Europeo, aislada de Europa y condenada a otros 50 años de retraso económico, Canal Sur está emitiendo una programación especial para festejar la boda de una señora que ha hecho de Andalucía su cortijo y extiende por el mundo la imagen de circo, pandereta y folclore del pueblo andaluz.