Rafa Rodríguez

8.   Las claves del centralismo en la Constitución: la provincia como cuña antifederal

En un estado federal hay dos niveles de estado: los estados y la federación y una articulación entre ambos a través de la participación de los estados en el senado federal, que a su vez es la cámara que conecta a los estados federales con la UE. Este es el modelo Alemán que es un modelo federal completo y coherente con los principios de federalismo y que nuestra Constitución ha tomado en parte como referente.

Pero en España se introduce otro nivel que es la provincia y que juega un papel estratégico en la determinación del sistema electoral y por lo tanto en la formación de las mayorías políticas y como consecuencia de ello, en la estructura de poder.

La provincia, que la Constitución define como una entidad local (aº141), es sobre todo el contrapoder de las CCAA, hasta el punto que se función como entidad local parece solo una justificación de su función de cuña para la desarticulación federal.

En primer lugar es la circunscripción para las elecciones al Congreso (aº 68.2). Su escaso ámbito en la mayoría de las provincias convierte de facto al sistema proporcional en un sistema mayoritario otorgándole un sesgo bipartidista a la estructura de poder del Estado central, lo que no ocurriría si la circunscripción electoral fuese la Comunidad Autónoma.

Pero lo más escandaloso es que la provincia es también la circunscripción electoral para el Senado (aº 69.2). El Senado, que en un estado federal es el mecanismo institucional más trascendente para la articulación de los dos planos estatales, organiza su representación territorial sobre la circunscripción electoral provincial. Es decir, destruye la conexión entre las CCAA y el Estado central. Por eso:

1. El Senado está vacío de competencias y se ha convertido en una cámara aparentemente inútil,
2. Se utiliza para reforzar el sesgo político bipartidista del Estado central al reducir el número de escaños a elegir por provincia,
3. Para acentuar el control del Estado central sobre los órganos constitucionales, tanto por la potestad de nombrar cuatro magistrados del Tribunal Constitucional como del nombramiento de seis vocales en el Consejo General del Poder Judicial,
4. Así como la potestad de autorizar al gobierno a intervenir en las comunidades autónomas mediante el estado de excepción autonómico que regula el artículo 155 CE.

9.   Por qué ya no es posible soportar este fallo de sistema

 

1. Porque se ha reducido la base del consenso de las élites políticas que defienden el statu quo. Ahora sólo está sustentado en la derecha centralista, que además se ha dividido entre PP y Ciudadanos, porque la izquierda ha experimentado una gran transformación tanto por la irrupción de Podemos como por la victoria dentro del partido socialista de Pedro Sánchez frente al sector socialiberal.
2. La polarización entre centralismo e independentismo que está poniendo en grave riesgo la cohesión política, con un conflicto tan grave como el de Cataluña.
3. El aumento de la desigualdad territorial que provoca grandes tensiones sociales e impide llegar a acuerdos en temas tan importantes para el funcionamiento del sistema como es el de la financiación autonómica. A mayor divergencia territorial, mayor tensión interterritorial.

10.   El riesgo en la financiación autonómica para el estado del bienestar

Las competencias y el gasto de las CCAA se basa especialmente en los servicios públicos fundamentales: salud, educación y dependencia que suponen más del 60% de sus presupuestos. Es un gasto rígido del que depende en gran medida el conjunto del estado del bienestar junto con el que representa la seguridad social de competencia estatal. Además es un gasto anticíclico que crece más en períodos de crisis cuando bajan los ingresos fiscales.

Por el contrario las CCAA no pueden tener en este contexto de seudofederalismo y desigualdad territorial autonomía fiscal. La cesión de rendimiento de impuestos como el IVA se hace en base a indicadores estadísticos y el sistema necesita crear mecanismos redistributivos entre las CCAA (nivelación horizontal) para hacer viable la prestación de servicios. El resultado es por una parte que lo que aparece como cesión de tributos se convierte en la práctica en una forma peculiar de transferencias desde el Estado central a las CCAA y por otra que se visualiza el aporte (ficticio) de las comunidades con mayor capacidad fiscal a las que tienen menos.

Este aspecto ha sido reiteradamente argumentado desde Cataluña a través de las llamadas balanzas fiscales que solo permiten visualizar (además con grandes problemas metodológicos) la punta del iceberg y no la situación de desigualdad que provoca esa diferencia de capacidad fiscal.

El resultado es:

1. no es posible aplicar modelos de federalismo fiscal en un contexto político que no es federal.
2. las Comunidades tienen gastos “cautivos” pero no pueden defenderlos porque carecen de capacidad fiscal real.
3. si el conflicto de Cataluña deriva en concesiones a una financiación privilegiada como en el País Vasco y Navarra, el conjunto del sistema de servicios públicos que prestan las Comunidades se verá en gran riesgo, poniendo en crisis el conjunto del estado del bienestar.

11.   Es necesario alcanzar sin dilaciones un consenso de reforma constitucional federal y plurinacional

La crisis de la globalización es una crisis estructural que tiene como factor X la crisis ambiental. La intervención de los Bancos Centrales multiplicando la base monetaria e inyectando liquidez a los mercados ha paliado los aspectos económicos de la crisis pero esta coyuntura está muy condicionada por la evolución de los precios del petróleo, los tipos de interés del dinero y la capacidad de acometer reformas estructurales sobre todo en la UE y en la zona euro aunque el contexto internacional es muy peligroso sobre todo por la presidencia de Trump y el ascenso de la ultraderecha. Por ejemplo la sustitución de Janet Jellen por Jerome Powel al frente de la FED puede iniciar un nuevo ciclo de inestabilidad monetaria.

Con una deuda pública superior al 100% del PIB, el actual sistema en el que como hemos visto se imbrica de forma injusta e ineficiente la estructura de poder con la estructura territorial y el estado del bienestar, no podría soportar una nueva recesión.

Los distintos actores con capacidad de decisión sobre la reforma constitucional deben comprender que todos van a ganar más si ceden en privilegios para dotarnos de una estructura federal coherente, como la de la República Federal Alemana, y así evitar costes mayores

12.   Un proyecto de cambio estructural para que lo lidera la izquierda desde el gobierno

La reforma constitucional federal y plurinacional tiene que ser liderada desde el gobierno del Estado central por la izquierda y consensuado con la derecha. Y para que ello sea posible es necesario un entendimiento entre el PSOE y Podemos, lo que su vez necesita que en sus direcciones triunfen las ideas que defienden una izquierda a la ofensiva, identificada plenamente con la democracia, como fin y como medio, y con un proyecto de cambio elaborado en comunicación con la opinión pública (coproducción política).

La reforma constitucional federal plurinacional significará la plena separación de las élites políticas y las élites económicas y por lo tanto la posibilidad de acometer reformas estructurales sin los actuales lastres en temas tan importantes como la reforma fiscal, la lucha contra el cambio climático, políticas laborales o inversiones distribuidas territorialmente para un nuevo modelo productivo.

 

13.   Hacia un nuevo andalucismo

Andalucía es la clave para el cambio y el andalucismo la expresión de la capacidad política de Andalucía. El proyecto de nuevo andalucismo para el siglo XXI, se basa en tener un proyecto de:

1. fortalecimiento de las estructuras estatales frente a los poderes económicos no democráticos, a través del federalismo para la cohesión territorial.
2. cambio para Andalucía por un nuevo modelo productivo.
3. reconocimiento como nación solidaria por nuestro patrimonio constitucional, en una España plurinacional.
4. Contribución a la unidad y renovación de la izquierda.

 

(*) La imagen es “Contrasts” de Ekrem Yalcindag