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¿Finalizará algún día la construcción de una Cataluña independiente?

Mario Ortega | Es sabido que la Sagrada Familia de Barcelona, un templo en construcción desde 1882, es uno de los monumentos más visitados de España (por comparar). Suele ser el segundo año tras año después, a distancia, de la Alhambra (que está acabaica). Siempre me sorprendió esa habilidad para vender entradas de algo inconcluso, ahí siguen los turistas paseándose entre las obras con Gaudí ya muerto hace decenios. Bien es verdad que Gaudí es mucho Gaudí, pero allí lo que se ve es que de las obras de «finalización» se ha hecho un gran negocio.

Con la construcción de la independencia de Cataluña pasa lo mismo. Ahí va construyéndose desde hace yo qué se y en los entre tantos sacar tajada; no digo tajada para el pueblo catalán, que eso es evidente que no, digo tajada para las elites catalanas, que eso es evidente que sí.

Estoy a favor de que en Cataluña se vote si quieren pertenecer a un Estado llamado España o no. Vale. No solo por que el asunto se resuelva democráticamente, que sí, también porque ya estamos cansaillos del asunto, más que de aquello del plan Ibarretxe.

El debate electoral del 27S en Cataluña produce vergüenza ajena, lo de las banderas en el balcón del ayuntamiento de Barcelona habrá dejado boquiabierta a media Europa. Esa ciudad que basa su atractivo universal en su cosmopolitismo salió mal parada del trance entre la estelada y la rojigualda, medio mundo se quedaría boquiabierto.

Festes Merce.   Foto. Danny Caminal
Festes Merce. Foto. Danny Caminal

Visto el debate electoral en Cataluña sobre su independencia, como no soy uno de los principales periodistas u opinadores de los principales medios españoles, ni un personaje «de la cultura», me puedo permitir el lujo de decir que es absolutamente IRRISORIO. El debate electoral «en» Cataluña sobre su independencia me produce VERGÜENZA AJENA por su falta de seriedad y por la engañifa que reparte. Si el debate dura un día más los jubilados catalanes sabrán que con una Cataluña independiente sus pensiones serán, quién sabe, el doble o el triple, si no gana el independentismo lo mismo ni cobran un duro.

Me temo, nos tememos la mayoría, que esto se intentará resolver mediante una ecuación clásica, se querrá otorgar privilegios económicos y fiscales, al estilo del concierto vasco, y se promoverá el cierre constitucional de un modelo competencial asimétrico y apestillado. He ahí la verdadera utilidad de la identidad catalanista alimentada por su derecha y amplificada por cierto etnicismo de ERC. ¿No? Ya veremos pues.

No me parece que estas elecciones «plesbicitarias» sean precisamente la aplicación del derecho a decidir como pretende la candidatura que une el TRES PER CENT, los recortes sociales y las hostias, patadas y pelotas de goma que reparten sus mozos de escuadra, sumada al independentismo con toques falsarios y etinicistas de Esquerra.

Substancialmente es imposible una independencia catalana sin un pacto previo del proceso con lo que hay y quedase de España y con la Unión Europea. Eso lo saben Mas y todas las elites económicas y políticas catalanas (las españolistas y las catalanistas). Los debates de esta campaña electoral han entrado en el absurdo esencial de las esencias y los sentimientos mezclado con una violencia verbal hacia dentro y hacia afuera de Cataluña.

Si hay culpables de este enfrentamiento, son los reaccionarios nacional católicos del PP y sus aliados neoliberales de los catalanistas interesados en la pela de Convergencia. En el clamor de la crisis social y económica los primeros utilizan la españolidad para salvar su previsible debacle electoral en el resto de España, y los segundos para esconder todo lo que han robado en recortes, derechos, euros y pesetas.

La primera víctima de este conflicto es la verdad y con ella la justicia.

@marioortega

Un comentario

  1. Una visión bastante simplista de lo que ocurre. En el fondo un territorio pequeño esta poniendo en jaque y haciendo temblar los cimientos del estado español. Ya quisiera el nacionalismo anadaluz estar en el punto donde estamos nosotros

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