Alexis Txipras tenía que elegir ente la pena de muerte que proponía el gobierno alemán (CDU y SPD) y la cadena perpetua que admitía el gobierno francés (PSF).
Ante esta coyuntura, y a sabiendas de que el OXI griego no era un mandato para sacar a Grecia del euro, ni de Europa, Txipras eligió la cadena perpetua con la esperanza de que un futuro cambio de hegemonía política europea la convierta en cadena perpetua anulable.
En esta tesitura debemos recordar parafraseando a Lenin que «el izquierdismo es la enfermedad infantil del rupturismo». Optar por la muerte era abrir el camino en Grecia a Aurora Dorada, y en el resto de Europa a partidos eurófobos, xenófobos y fascistas.
En esta situación las primeras elecciones relevantes que se producirán en Europa serán en otra pequeña nación, Cataluña. Ahí se sigue jugando el futuro de Europa. Por eso debemos de mandar un mensaje de aliento a “Catalunya, sí que es pot”. Si ganan frente al independentismo radical, ganará el «derecho a decidir sobre todo». Ganará la democracia. Tendríamos un primer gobierno aliado de Grecia.
Hoy, las encuestas en Grecia dan un apoyo a Syriza como nunca lo ha tenido. Si se celebraran elecciones ganaría con 20 puntos de diferencia sobre la derecha pro Troika de Nueva Democracia, obteniendo la mayoría absoluta. El pueblo griego, que votó masivamente No, ha comprendido el dilema al que se enfrentó su primer ministro y ha decidido cerrar filas con él.
@mairioortega