Podemos es un error histórico de IU, las lentes aumentadas que permiten ver el nivel de ceguera y lejanía que habitaba dentro de la federación de izquierdas hasta la noche en la que se supo que Podemos, con apenas cuatro meses de vida y muchas televisiones –todo sea dicho-, irrumpió en el escenario político con nada más y nada menos que cinco eurodiputados. En las elecciones europeas, IU cometió errores gravísimos de los que no tendrá tiempo suficiente para arrepentirse. A la oferta del equipo promotor de Podemos, de celebrar primarias abiertas para elegir candidato con IU, el equipo de Cayo Lara negó la mayor y pensó lo que ha pensado siempre el PCE: “Es imposible que triunfe nada a la izquierda del PSOE sin el PCE”.
Siguieron los errores, en lugar de poner de candidato a una persona joven, no de edad sino acorde a la nueva generación política, prefirió apostar nuevamente por el tres veces candidato Willy Meyer. Y a continuación, después de negarse a las primarias y a la renovación generacional, la dirección de IU se cargó también la pluralidad interna dentro de la coalición.
Aunque el argumentario oficial decía que Javier Couso y Paloma López eran miembros de la sociedad civil organizada, la verdad es que eran miembros de IU, concretamente de la federación madrileña de IU y militares de las diversas trincheras que habitan en la guerra civil de IU Comunidad de Madrid y que tienen ejércitos aliados en la dirección federal de la coalición. Otro error fue abortar SUMA, con Enrique Santiago a la cabeza, el ahora líder invisible de la corriente aglutinada en torno a Alberto Garzón, Tania Sánchez, Javier Couso y demás ‘niños del PCE’, como son conocidos en el argot periodístico.
Todos los sectores que fueron en las listas de las europeas, que se negaron a las primarias (votando NO en el Consejo Político Federal), a la convergencia con Podemos (votando NO en el Consejo Político Federal) y que se cargaron la pluralidad interna de IU (con un 23% de apoyos, a Izquierda Abierta le correspondía el puesto cuarto de la lista y fue enviada al puesto octavo), son ahora los autoproclamados de la confluencia, las primarias y la renovación.
A Alberto Garzón le falta pedir la confluencia con su suegra y, entre bambalinas, se oye la idea de diluir IU para poder confluir con Ganemos o Podemos, según sea el caso. No son pocos los destacados militantes de IU que no esconden sus simpatías hacia Podemos y su deseo de concurrir en una única lista electoral, a pesar de que los líderes de Podemos dicen, una y otra vez, que no quieren una “sopa de letras” y que “nosotros hemos convergido ya con el pueblo”, en un claro regate para despejar cualquier acercamiento entre IU y la formación de Pablo Iglesias.
Las mismas personas que abortaron el proceso de convergencia SUMA, las primarias como paso previo para converger con el equipo promotor de Podemos y que apostaron por Willy Meyer como cabeza de lista, son, además de los que se cargaron a Willy Meyer a los dos meses de salir elegido eurodiputado, quienes defienden ahora las primarias y la convergencia con más ahínco que nadie.
Rectificar en política y en la vida es siempre plausible, pero llevar a una organización política como pollo sin cabeza, con un único destino y sin tejer discurso alternativo en caso de no llegar al destino de la convergencia, es una locura que este país no se puede permitir. Y eso es lo que está ocurriendo en el seno de IU. Podemos ocupará un espacio muy necesario, imprescindible, pero renunciará a los temas con poco glamour que no dan votos y que, desde la izquierda y la ética, habrá que seguir defendiendo por justicia y compromiso con la memoria y la justicia.
Existe una izquierda que huye del ni soy de izquierdas ni de derechas y que quiere seguir siendo de izquierdas, harta de la (ex) socialdemocracia del PSOE, que necesita solvencia ideológica y discursiva que no cabe en un tweet de Podemos y que quiere seguir votando mirando al futuro sin renunciar a la memoria. Este es el espacio en el que debería centrarse IU y dejar de mendigar una convergencia con Podemos que no se va a dar. Básicamente, porque Podemos ahora juega con la soberbia con la que el PCE trató al equipo promotor de la formación de Pablo Iglesias cuando éste le ofertó una convergencia con primarias incluidas y en el PCE pensaron lo que llevaban pensando 30 años: “Es imposible que triunfe nada a la izquierda del PSOE sin el PCE”.